Índice
La traducción jurídica consiste en traducir documentos caracterizados por contener terminología jurídica y ambientarse en contextos jurídicos. Algunos de estos textos pueden ser alguna normativa, sentencias, escrituras notariales, visados, etc. En algunos casos, estos documentos también pueden mezclarse con el ámbito económico, como son los informes de cuentas anuales, estudios macroeconómicos o auditorías jurídicas, entre otros.
Aunque así suela ser el caso, la traducción jurídica no necesariamente ha de tratar documentos oficiales, como los relativos a un juicio. Para ello es necesario obtener la condición de traductor jurado. A la traducción jurídica también se la puede denominar como traducción legal.
En primer lugar, empezaremos por mencionar su complejidad. La traducción jurada intenta buscar equivalencias entre sistemas legales que pueden ser totalmente diferentes. En muchos casos, el término equivalente o no estará disponible o el traductor jurídico deberá ahondar en los entresijos de ambos sistemas legales para encontrar una figura legal equiparable.
En segundo lugar, la traducción jurídica trabaja con un lenguaje altamente técnico e inusitadamente formal. No es raro encontrar arcaísmos en textos jurídicos o formas verbales en desuso como es el caso del futuro de subjuntivo, así como estructuras un tanto enrevesadas y expresiones en latín (latinismos) en el caso de los sistemas legales heredados del derecho romano.
Así pues, el lenguaje que albergan los documentos sujetos a la traducción jurídica dista mucho de otros tipos de traducción donde el lenguaje, aunque técnico, resulta más natural y fluido. Aunque se ha intentado simplificar el lenguaje jurídico en algunos países, sigue resultando farragoso de leer y utilizar. Por no hablar de la traducción jurídica de documentos que datan del siglo pasado, cuya dificultad aumenta considerablemente.
En el mundo de la traducción hay un debate abierto sobre qué profesional es más idóneo para realizar traducciones especializadas. Sobre esta cuestión pueden adoptarse dos posturas:
Entonces, ¿cuál es nuestra opinión? Te podemos afirmar con rotundidad que cualquiera de ambos perfiles puede llegar a convertirse en un excelente traductor jurídico. No obstante, consideramos más arduo el camino de quien llega a la traducción jurídica a través de la traducción que por medio del derecho. Al fin y al cabo, el derecho es una materia de una densidad oceánica que requiere largo tiempo de estudio y memorización, mientras que la traducción se fundamenta más en la práctica y en cierto talento inherente a la persona.
Te ponemos un ejemplo simple, pero claro de la dificultad que puede implicar la traducción jurídica a la hora de buscar equivalentes entre sistemas jurídicos. Aun así, este ejemplo no es lo más complicado que podríamos encontrarnos.
En español tenemos tres palabras para denominar figuras jurídicas muy similares, pero decididamente diferentes dentro del marco jurídico:
No obstante, en el sistema jurídico norteamericano estas tres figuras escindidas en el sistema jurídico español se fusionan en una: el defendant. Es por ello que un traductor jurídico debe prestar mucha atención a las posibles traducciones para que no se pierdan detalles cruciales.
En el caso de una traducción español-inglés, habría que vigilar que algunos matices esenciales relativos al contexto (no es lo mismo hablar de alguien ya procesado que de un mero acusado) no se queden por el camino. En el caso de una traducción jurídica inglés-español, habría que diferenciar de qué clase de defendant estamos hablando en cada momento antes de empezar la traducción.
Si eres traductor y ves en la traducción jurídica una salida rentable y con perspectivas laborales halagüeñas, nos alegramos de decirte que vas por buen camino. Si, por el contrario, eres jurista y querrías desplazarte hacia el mundo traductoril, también podemos felicitarte por haber tomado una decisión razonable de cara al futuro.
No obstante, en ambos casos, es necesario ser disciplinado para adquirir los conocimientos y destrezas necesarios. Por eso, en Euroinnova ofrecemos cursos de traducción especializada, entre los que se halla la traducción jurídica.
Si además quieres certificarte como traductor jurídico jurado, deberás cumplir una serie de requisitos. El más importante e industrioso es superar un examen oficial expedido anualmente por el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte. Este examen es exhaustivo y harto complicado, por lo que los aspirantes han de prepararse a conciencia con el fin de superarlo.
Nuestra formación en traducción jurídica está impartida por un claustro docente compuesto de profesionales de la traducción jurídica, juristas y traductores de profesión, en activo. Por eso los contenidos que enseñan están totalmente actualizados y listos para aplicarse en el mundo laboral real de un traductor jurídico. ¿Lo mejor? Toda nuestra formación es 100% online, por lo que podrás estudiar traducción jurídica desde la comodidad de tu casa a un precio imbatible.
¡Especialízate en traducción jurídica con nosotros!
Puede que te interese leer sobre:
Nuestra Formación
Nuestro porfolio se compone de cursos online, cursos homologados, baremables en oposiciones y formación superior de posgrado y máster.
Ver oferta formativa¡Muchas gracias!
Hemos recibido correctamente tus datos. En breve nos pondremos en contacto contigo.