Maria Belen Del Rio Sanchez

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DOCENTE DE LA FACULTAD DE MEDICINA


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Como médico dedicado a la docencia, mi pasión por la ciencia y la medicina se refleja en cada aspecto de mi vida. Estoy aquí para compartir contigo mi conocimiento y explorar juntos el fascinante mundo de la salud. ¡Acompáñame en este viaje de descubrimiento y aprendizaje! 


La posibilidad de inspirar a futuros profesionales de la salud, de contribuir al crecimiento académico y personal de mis alumnos, es mi motor diario. La medicina, con su constante evolución, me impulsa a seguir aprendiendo y transmitiendo ese conocimiento a las mentes jóvenes que están dando sus primeros pasos en este fascinante campo. 

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  • Licenciada en Medicina y Cirugía 
  • Licenciada en Biología 

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  • Profesora CFGS y CFGM (Laboratorio clínico, Anatomía patológica, Auxiliar de Enfermería, Diagnóstico por Imagen y Radioterapia). Varias entidades 
  • Docente curso y formaciones bonificadas y subvencionadas por el Servicio Estatal de Empleo Público. Varias entidades
  • Profesora de las asignaturas Biología, Química y Matemática para la preparación de la EVAU internacional. Universidad Nacional a Distancia (UNED) 
  • Redactora de contenidos. Varias entidades 
  • Redactora SEO para diferentes blogs y páginas web

Artículos publicados

Anemia hipocrómica: qué es, causas y su relación con el cáncer

Anemia hipocrómica: qué es, causas y su relación con el cáncer

La anemia microcítica es una condición caracterizada por la presencia de glóbulos rojos más pequeños de lo normal. Este fenómeno se asocia, comúnmente, con una disminución de la cantidad de hemoglobina en los glóbulos rojos, lo que resulta en una capacidad reducida para transportar oxígeno a los tejidos y órganos del cuerpo. ¿Qué es la anemia hipocrómica? La anemia por deficiencia de hierro, conocida por sus siglas en inglés como IRIDA (iron deficiency anemia), es una entidad clínica descrita inicialmente en 1981. Su origen se atribuye a una sobreexpresión de hepcidina, un péptido regulador del transporte de hierro. La ferroportina, responsable en el enterocito del transporte intracelular del hierro desde la luz intestinal a la circulación y viceversa en los macrófagos, desempeña un papel central en este proceso. La hepcidina, al actuar sobre la ferroportina, regula tanto la absorción de hierro desde la mucosa intestinal como su liberación desde los depósitos a la médula ósea para la eritropoyesis. La sobreexpresión de hepcidina lleva a la retención de ferroportina dentro de la célula, dificultando el paso del hierro a la circulación. Causas de la anemia hipocrómica Entre las causas predominantes de anemia microcítica, los trastornos asociados al hierro, especialmente la deficiencia de hierro, ocupan un lugar destacado. La deficiencia de hierro se erige como el principal factor subyacente en numerosos casos de anemia microcítica. Este trastorno puede manifestarse debido a diversas circunstancias, como una ingesta dietética insuficiente de hierro, pérdida crónica de sangre (como la que acontece en situaciones de sangrado gastrointestinal), o una absorción inadecuada de hierro por parte del organismo. La deficiencia de hierro, en su esencia, se vincula estrechamente a factores dietéticos, ya que una alimentación carente de fuentes adecuadas de hierro puede conducir a una disminución progresiva de los niveles de este mineral esencial para la formación de hemoglobina. Asimismo, situaciones de pérdida de sangre prolongada, como aquellas asociadas a problemas gastrointestinales, contribuyen significativamente al agotamiento de las reservas de hierro en el organismo, precipitando así el desarrollo de anemia microcítica. Además de la deficiencia de hierro, existen otras causas relevantes de anemia microcítica que merecen atención. Los trastornos genéticos, como las talasemias, caracterizadas por una producción anormal de hemoglobina, representan una categoría significativa. En estas condiciones, la alteración genética afecta la síntesis de la hemoglobina, comprometiendo la capacidad de los glóbulos rojos para transportar oxígeno de manera eficaz. Las anemias sideroblásticas, por otro lado, destacan por presentar una alteración en la síntesis del grupo hemo, un componente esencial de la hemoglobina. Estas condiciones, aunque menos comunes, contribuyen a la pool de causas de anemia microcítica. Adicionalmente, enfermedades crónicas, infecciones persistentes o inflamaciones prolongadas pueden desencadenar o agravar la anemia microcítica. Los mecanismos asociados a estas situaciones incluyen la liberación inapropiada de citocinas inflamatorias que afectan negativamente la disponibilidad y utilización del hierro en el organismo. Tratamiento de la anemia hipocrómica En el caso de anemias hipocrómicas asociadas a la deficiencia de hierro, el tratamiento principal implica la administración de suplementos de hierro. Estos pueden ser formulados de manera oral o, en casos más severos o de mala absorción, mediante infusiones intravenosas. Además de los suplementos, se puede recomendar una dieta que sea rica en alimentos con alto contenido de hierro, como carnes magras, legumbres, espinacas y cereales fortificados. Si la anemia hipocrómica es secundaria a una enfermedad subyacente, como trastornos inflamatorios crónicos o enfermedades crónicas del riñón, el tratamiento debería dirigirse hacia la gestión de esa condición específica. En situaciones de anemia severa o en casos de urgencia, como en sangrados agudos o cirugías, se pueden realizar transfusiones de sangre para elevar rápidamente los niveles de hemoglobina y mejorar los síntomas. En el caso de anemias hipocrómicas hereditarias, como las talasemias, se pueden requerir enfoques específicos según la gravedad y presentación clínica. Esto podría incluir transfusiones regulares, terapias quelantes de hierro y, en algunos casos, trasplantes de médula ósea. Anemia microcítica en diferentes etapas de la vida En niños, y según la Sociedad Española de Pediatría, una causa común de anemia microcítica es la deficiencia de hierro, especialmente durante la lactancia y el inicio de la alimentación complementaria. La transición a una dieta sólida puede influir en la ingesta de hierro, y la falta de este mineral esencial puede llevar al desarrollo de anemia microcítica. Otras causas potenciales en la infancia incluyen trastornos genéticos como las talasemias, que pueden presentarse en algunas poblaciones específicas. Durante la adolescencia, el rápido crecimiento y desarrollo pueden aumentar las demandas de hierro, especialmente en las adolescentes debido a la menstruación. En adultos, la anemia microcítica sigue siendo frecuentemente causada por la deficiencia de hierro. Las causas pueden variar, desde una dieta pobre en hierro hasta pérdida crónica de sangre debido a condiciones como úlceras gastrointestinales, pólipos intestinales o trastornos menstruales en mujeres. También pueden ser relevantes en esta etapa trastornos genéticos como las talasemias y las anemias sideroblásticas, En personas mayores, la anemia microcítica puede ser el resultado de múltiples factores, incluyendo una dieta deficiente, pérdida de sangre gastrointestinal por problemas como úlceras o pólipos, o enfermedades crónicas. La disminución en la capacidad del organismo para absorber y utilizar el hierro puede contribuir al desarrollo de anemia microcítica en la población anciana. Anemia microcítica y cáncer: ¿están relacionados? Algunos tipos de cáncer, especialmente aquellos ubicados en el tracto gastrointestinal, pueden causar pérdida crónica de sangre debido a ulceraciones, tumores o sangrado interno. Esta pérdida de sangre constante puede llevar a la deficiencia de hierro y, como consecuencia, a la anemia microcítica. Los tratamientos para el cáncer, como la quimioterapia y la radioterapia, pueden afectar la médula ósea, donde se producen los glóbulos rojos. Esto puede resultar en una disminución de la producción de glóbulos rojos, incluyendo aquellos con tamaño reducido, dando lugar a una anemia microcítica. Tal y como aclara la Sociedad Española de Oncología, algunos tipos de cáncer pueden desencadenar respuestas inflamatorias crónicas en el cuerpo. La inflamación persistente puede afectar la disponibilidad y la utilización del hierro, contribuyendo a la anemia de enfermedades crónicas, que a menudo se manifiesta como anemia microcítica. En casos avanzados de cáncer, la enfermedad puede propagarse a la médula ósea, interfiriendo directamente con la producción normal de células sanguíneas, incluyendo los glóbulos rojos. Esto puede dar lugar a una anemia, posiblemente de tipo microcítica. Titulaciones que te pueden interesar ¿Quieres formarte en Medicina con Euroinnova? ¡Aquí te dejamos algunos títulos que te pueden interesar! CURSO DE ANEMIA: Oncología: Anemia y Cáncer (Titulación Universitaria + 8 Créditos ECTS) Curso de Técnicas de Imagen para el Diagnóstico y Medicina Nuclear También te puede interesar leer sobre ¿Qué es la neoplasia? Tipos, tratamientos y cifras en el mundo ¿Qué es la talasemia de la sangre? Estos son los principales síntomas de la anemia ...

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Anemia ferropénica: qué es, causas y diagnóstico

Anemia ferropénica: qué es, causas y diagnóstico

¿Cuáles son las principales causas de la anemia ferropénica? La anemia representa un problema de salud global que suele ser subestimado e infradiagnosticado, a pesar de contar con tratamientos accesibles, especialmente en poblaciones de riesgo como mujeres, niños y pacientes ancianos. Esta condición se caracteriza por la disminución de hemoglobina en los glóbulos rojos o eritrocitos, encargados de transportar oxígeno desde los pulmones a los tejidos del organismo. Existen varios tipos de anemia, siendo la más prevalente a nivel mundial, la anemia por falta de hierro, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). En este artículo, te explicamos qué es la anemia ferropénica, sus principales causas y sus problemáticas. ¡Empezamos! Prevalencia de la anemia ferropénica La anemia ferropénica afecta a más de 200 millones de personas en todo el mundo, siendo más frecuente en el 40% de los niños, el 30% de las mujeres en edad fértil y el 41% de las mujeres embarazadas. Esta situación se debe, en gran medida, a la falta de un adecuado soporte dietético. En los países desarrollados, la anemia ferropénica se convierte en una pandemia común, sobre todo en mujeres y ancianos, debido a determinados hábitos alimenticios y a factores asociados, como la menstruación y algunas enfermedades. A nivel laboral, la anemia ferropénica se erige como la cuarta causa global de años vividos con discapacidad y la primera entre las mujeres, según el estudio Global Burden of Disease de 2016. En España, la Sociedad Española de Hematología y Hemoterapia (SEHH) señala que la prevalencia de la anemia ferropénica es significativamente mayor en mujeres, afectando al 20% de las féminas en edad fértil, al 40% de las gestantes y al 15% de las adolescentes. En el caso de las mujeres embarazadas, representa un riesgo tanto para la madre como para el feto. Síntomas de la anemia ferropénica Los síntomas de la anemia ferropénica pueden ser hematológicos, como la fatiga, debilidad y dificultad de concentración; o no hematológicos, manifestándose con piernas inquietas, prurito, caída del cabello, uñas frágiles, aftas en la boca y mayor susceptibilidad a infecciones. El diagnóstico se realiza considerando la morfología eritrocitaria, siendo la anemia ferropénica generalmente microcítica. Causas de la anemia ferropénica Las causas de la deficiencia de hierro son diversas, incluyendo aspectos fisiológicos como el crecimiento rápido en la infancia y adolescencia, pérdidas menstruales, embarazo y donación de sangre. También se pueden atribuir a factores ambientales como la ingesta insuficiente de hierro en la dieta, patologías que disminuyen la absorción como la celiaquía, y condiciones médicas que provocan pérdidas sanguíneas crónicas, entre otras. El diagnóstico de la anemia ferropénica implica un análisis exhaustivo de biomarcadores férricos y un cuidadoso diagnóstico diferencial. Es fundamental destacar la existencia de anemias macrocíticas o normocíticas que pueden incluir un componente de anemia ferropénica. En estos casos, es muy importante tener en cuenta que la anemia puede estar enmascarada por otras causas, como deficiencia de vitamina B12 o patologías inflamatorias. Diagnóstico de la anemia ferropénica El diagnóstico de la anemia ferropénica implica una evaluación completa del paciente. La anamnesis debe explorar síntomas como fatiga y palidez, mientras que el examen físico se centra en signos anémicos. Las pruebas de laboratorio, como el hemograma completo, la transferrina y los niveles de ferritina sérica, son fundamentales para confirmar la deficiencia de hierro. Complementariamente, se pueden realizar estudios endoscópicos o de imagen para identificar posibles fuentes de sangrado, como la prueba de sangre oculta en heces. Tratamiento de la anemia ferropénica En cuanto a los tratamientos convencionales, es primordial enfatizar una dieta rica en hierro y, en situaciones específicas, considerar la administración oral o endovenosa. La administración oral de hierro implica mecanismos de absorción complejos en el intestino, controlados por la hepcidina. La efectividad del tratamiento oral puede evaluarse midiendo los niveles de hepcidina, que indican una buena absorción y recuperación de los niveles de hemoglobina. Se recomienda mantener el tratamiento entre 3 y 6 meses para rellenar los depósitos de ferritina. Los avances en formulación farmacéutica han llevado al desarrollo de nuevas tecnologías, como la tecnología liposomal, que optimiza la absorción y mejora la tolerabilidad del tratamiento. El hierro liposomado, transportado en liposomas, ofrece una absorción mejorada y reduce el estrés oxidativo, disminuyendo así los efectos adversos. En situaciones particulares, como la anemia ferropénica refractaria o intolerante, el tratamiento con hierro liposomado se presenta como una opción viable, siendo empleado en más del 68% de los casos. Anemia ferropénica en situaciones especiales Durante el embarazo, el diagnóstico y tratamiento adecuados de la anemia son especialmente importantes, tanto para la madre como para el neonato. La Sociedad Española de Hematología y Hemoterapia (SEHH) ha recomendado el uso de hierro liposomado en esta población de riesgo, así como en mujeres en edad fértil con menstruaciones abundantes, debido a la baja tolerabilidad al sulfato ferroso. Además, se sugiere que este tratamiento incluya otros nutrientes esenciales, como la vitamina C. Es imperativo resaltar las consecuencias de la ferropenia en el desarrollo fetal y mental de los recién nacidos, subrayando la importancia de una adecuada absorción de hierro en estos grupos de riesgo. Durante el embarazo, no solo se requiere hierro para el tratamiento, sino que la efectividad se potencia al incorporar otras vitaminas y nutrientes en situaciones de déficit nutricional. En pacientes con cáncer, la anemia ferropénica a menudo se origina por sangrados crónicos, malabsorción de hierro debido a tratamientos como la quimioterapia, o por la inflamación crónica asociada al cáncer. Además, algunos tipos de cáncer, especialmente aquellos que afectan al tracto gastrointestinal, pueden causar pérdidas de sangre ocultas, contribuyendo a la deficiencia de hierro. Para poder ampliar tus conocimientos sobre la anemia en el sector oncológico, te recomendamos conocer nuestra formación online especializada en Medicina. ¡Vamos! 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¿Qué es una biopsia de próstata y cuándo se recomienda?

¿Qué es una biopsia de próstata y cuándo se recomienda?

¿Qué es una biopsia de próstata y cuándo se recomienda? La ecografía transrectal de la próstata (TRUS) ha adquirido un papel central en la práctica urológica, siendo esencial en diversas intervenciones relacionadas con el cáncer de próstata, como las biopsias iniciales y de seguimiento, la braquiterapia, la crioterapia y el ultrasonido focalizado de alta intensidad. La evolución de la ecografía transrectal de la próstata, desde su descripción inicial en 1968 hasta las actuales biopsias dirigidas por ultrasonido, ha transformado el diagnóstico del cáncer de próstata. La técnica estándar actual para la biopsia diagnóstica de próstata consiste en la toma de 12 muestras mediante TRUS. La implementación del protocolo de biopsia de seis muestras, posteriormente aumentado a 12, ha mejorado la detección temprana del cáncer de próstata, especialmente cuando se combina con el screening de PSA. Indicaciones de una biopsia de próstata En términos generales, la tasa de detección de cáncer de próstata mediante una biopsia inicial se estima en un 30%. Aunque los programas de cribado con antígeno específico de la próstata (PSA) han mejorado la detección temprana, también han resultado en el sobrediagnóstico y sobretratamiento de muchos casos clínicamente insignificantes. Históricamente, se recomendaba la biopsia cuando el nivel de PSA superaba los 4.0 ng/mL, pero estudios más recientes han demostrado que no existe un umbral seguro para descartar el cáncer de próstata. Considerando factores como la salud general, la edad del paciente, antecedentes familiares y opciones terapéuticas, se debe tener cuidado al recomendar la biopsia de próstata. Preocupaciones sobre la morbilidad y mortalidad asociadas con la biopsia también están en aumento. Organizaciones como la Asociación Americana de Urología sugieren una decisión compartida para hombres de 55 a 69 años, mientras que fuera de este rango, el cribado rutinario basado en PSA no se recomienda. Las estrategias de estratificación de riesgos basadas en el PSA, como la relación PSA libre/total, velocidad de PSA y densidad del PSA, se han propuesto para mejorar la detección, pero su confiabilidad no es uniforme. La National Comprehensive Cancer Network recomienda la biopsia en diversas situaciones, como un examen rectal patológico, PSA entre 4 y 10 ng/mL según riesgo/beneficio, PSA 2.5 ng/mL o menos con velocidad de PSA 0.35 ng/mL o mayor por año, y PSA 4.0 ng/mL o mayor, especialmente si la relación PSA libre/total es 10% o menos. Procedimiento de una biopsia Antes de realizar una biopsia de próstata Es esencial informar a los pacientes sobre los riesgos y beneficios del procedimiento y obtener su consentimiento informado. Además, se deben suspender los suplementos herbales. En cuanto a la medicación, las dosis bajas de aspirina no necesitan ser descontinuadas, pero la terapia anticoagulante, como warfarina y clopidogrel, debe omitirse de 7 a 10 días antes de la biopsia, mientras que los nuevos anticoagulantes orales, como apixabán, dabigatrán y rivaroxabán, deben suspenderse de 2 a 5 días antes. Para la comodidad del procedimiento, es útil que el paciente tenga una pequeña cantidad de orina en la vejiga antes de la biopsia, lo que facilita el examen al demostrar la unión prostática de la vejiga. La profilaxis antimicrobiana se ha vuelto muy importante para reducir las complicaciones infecciosas post-biopsia, y se recomienda para todos los pacientes, independientemente de los factores de riesgo. Diferentes antibióticos, incluyendo fluoroquinolonas, cefalosporinas de tercera generación y aminoglucósidos, se utilizan para la profilaxis. Antes de la biopsia, los pacientes suelen realizar un enema de limpieza en casa para reducir la cantidad de heces en el recto y mejorar la visualización de la próstata durante el procedimiento. En cuanto a la analgesia, la infiltración de anestesia guiada por ultrasonido transrectal cerca de los haces nerviosos puede proporcionar un excelente control del dolor. Técnicas de la biopsia de próstata En cuanto a las técnicas de biopsia, la biopsia sextante original ha sido mejorada incorporando muestras adicionales dirigidas lateralmente, y en la actualidad, se considera una biopsia sistemática extendida de 12 muestras para maximizar la detección del cáncer. En casos de biopsias repetidas, se debe prestar atención especial al ápice, que puede no estar adecuadamente muestreado, y el uso de nuevas tecnologías, como la resonancia magnética (RMN), se emplea para guiar las biopsias. Riesgos de una biopsia A pesar de considerarse generalmente segura, la biopsia de próstata puede estar asociada con complicaciones, aunque su incidencia es baja, menos del 1%. Las complicaciones comunes incluyen hematospermia, hematuria, sangrado rectal, prostatitis, fiebre, epididimitis, retención urinaria, y otras que requieren hospitalización. Grandes series de detección indican que la biopsia de próstata no se asocia con un exceso de mortalidad, y la tasa general de complicaciones infecciosas es inferior al 1%. En cuanto a las infecciones post-biopsia, estas suelen limitarse a infecciones urinarias sintomáticas y enfermedades febriles de bajo grado, aunque las hospitalizaciones varían entre el 0.6% y el 4.1%. Las hospitalizaciones por sepsis, aunque aumentan después de la biopsia de próstata, no resultan en una mortalidad excesiva comparada con otras infecciones sistémicas similares. El sangrado es la complicación más común, incluso con parámetros de coagulación normales. La hematuria, sangrado rectal y hematospermia son observados en un porcentaje significativo de pacientes. El sangrado rectal suele ser menor y controlable, pero puede requerir intervenciones más agresivas en casos de pérdida de sangre persistente. Otras complicaciones incluyen respuestas vasovagales, retención urinaria aguda, y un aumento transitorio en los síntomas del tracto urinario inferior. Los efectos de la biopsia de próstata en la disfunción eréctil son objeto de estudio, y la evidencia es conflictiva, con algunos estudios sugiriendo que la disfunción eréctil puede ser más pronunciada en hombres diagnosticados con cáncer de próstata. Si quieres conocer más sobre la aplicabilidad de las biopsias en la detección de cáncer de próstata, te recomiendo el siguiente curso: Curso de cáncer de próstata. 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