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La dirección de una empresa o la gestión de equipos de trabajo no es una labor sencilla y requiere de quienes asumen esta responsabilidad unas habilidades de liderazgo flexibles a cada organización y circunstancias que la rodean. Uno de los diferentes tipos de liderazgo que puede ejercerse es el liderazgo transaccional que puede ser muy beneficioso en cuanto a mejorar la productividad.
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A la hora de convertirse en un guía que lidere el destino de una compañía hay que tener en cuenta dos aspectos. Por un lado, el tipo de personalidad de cada líder y; en segundo lugar, su formación. En ambos casos, deberá de adaptarse a la idiosincrasia de la compañía y, también, a los diferentes roles dentro de los equipos de trabajo. Para ello, se requiere de especializarse con una formación como el curso de coaching de Euroinnova International Online Education con el que adquirir las competencias necesarias para lograr un liderazgo efectivo.
El incentivo es el concepto clave del liderazgo transaccional. Por medio de esta motivación se trata de penalizar o premiar los resultados de los trabajadores mediante objetivos preestablecidos. En otras palabras, la finalidad es el premio o el castigo en función de si se cumplen o no los objetivos.
Los premios a recibir pueden ser horas libres, bonos, promociones u otros y el castigo puede suponer un descuento o la suspensión.
Habitualmente este tipo de liderazgo es el que se ejerce en organizaciones con una estructura muy definida donde los procesos se llevan a cabo de forma rutinaria. Se consigue así evitar el conformismo y, de forma paralela, la autosuperación de los trabajadores.
Los directivos que ejercen el liderazgo transaccional adquieren una postura menos activa que en el liderazgo autocrático. Al respecto, los equipos deben de ser lo más autónomos posibles, puesto que, al finalizar sus tareas deberán realizar la correspondiente rendición de cuentas.
El liderazgo transaccional ayuda a aumentar la motivación de los equipos, ya que, la posibilidad de conseguir una recompensa en el corto plazo puede resultarle muy tentador. Por este motivo, es más que habitual ejercer este liderazgo transaccional en equipos de ventas donde las comisiones suelen estar más arraigadas.
A modo de ejemplo, una tónica habitual de los equipos de ventas suele ser la obtención de una gratificación inmediata por realizar el mayor número de llamadas al final del ciclo de venta como reconocimiento a su desempeño.
Los equipos se centran específicamente en los objetivos.
Puede aumentar la motivación y la productividad.
El éxito se mide fácilmente.
Los objetivos suelen ser a corto plazo.
No todos se motivan de este modo.
No promueve la creatividad ni la innovación.
El mundo del deporte o el de la empresa son algunos de los contextos en los que se puede ejercer el liderazgo transaccional. Algunos de los ejemplos de líderes transaccionales son los equipos de futbol y Jeff Bezos.
El caso de Jeff Bezos es conocido por su enfoque de liderazgo transaccional en Amazon. Bajo su liderazgo, Amazon ha establecido metas y objetivos claros a corto plazo, centrándose en la eficiencia y la entrega rápida de productos. Bezos ha implementado un sistema de recompensas basado en el rendimiento, donde se reconocen y premian los logros individuales y de equipo. Esta estructura transaccional ha contribuido al éxito y al crecimiento rápido de Amazon.
Otro ejemplo de liderazgo transaccional se encuentra en los clubes de fútbol. Los líderes transaccionales en el ámbito futbolístico suelen establecer objetivos claros para los jugadores y recompensar el cumplimiento de esos objetivos. Por ejemplo, un entrenador puede establecer metas específicas de goles o asistencias para un jugador y ofrecer bonificaciones económicas o incentivos adicionales por su logro. Este enfoque transaccional puede ayudar a motivar a los jugadores y a maximizar su rendimiento en el campo.
Ahora bien, estos no son los únicos casos de liderazgo transaccional. A nivel político, por ejemplo, Winston Churchill supone otro caso de éxito, ya que, ofreció recompensas y aplicó castigos en función a la lucha contra el régimen nazi. Queda así, en evidencia, que el liderazgo transaccional no se limita tan solo al ámbito empresarial.
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