Curso de Análisis y Gestión de Conflictos en la Empresa (Titulación Universitaria con 5 Créditos ECTS)
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La vida laboral puede impactar en las personas de forma positiva pero también negativa, pese a que cada ser humano piensa de forma distinta y los temperamentos son diferentes. De esta manera, es importante saber qué es manejo de conflictos laborales debido a los efectos nocivos que estos puedan tener en lo emocional, generando estrés en el ambiente laboral y creando diversas situaciones desfavorables dentro de una empresa.
Por estos motivos, los líderes y encargados eficaces, son capacitados para hacer frentes problemas a fin de transformarlos en oportunidades para el crecimiento colectivo empresarial. Para que tengas un mejor acercamiento a este tema te invito a continuar leyendo este artículo, aquí conocerás qué es manejo de conflictos laborales y cómo aplicarlos.
Muchos estudios muestran que la mayoría de los empleados que renuncian a su trabajo se debe a los conflictos interpersonales que ocurren entre ellos y sus líderes o con sus compañeros de trabajo.
Para entender lo que es manejo de conflictos laborales se argumenta que este se basa en ciertas estrategias para conservar un clima laboral favorable y solucionar conflictos con eficiencia para tener mejores relaciones laborales.
Tener las técnicas o métodos indicados para resolver problemas, sin importar la situación que esté ocurriendo, será efectivo para:
Para comprender lo que es manejo de conflictos laborales podemos decir que este parte de la identificación del motivo que lo genera. Generalmente, las contrariedades o malentendidos en el ambiente de trabajo ocurren en su mayoría por:
En ese sentido, es necesaria la formulación de estrategias de manejos de conflictos laborales, que eviten rotaciones sin necesidad y mejoren la productividad de la empresa.
A continuación, mencionamos algunas estrategias para dar solución y resolver conflictos en el espacio de trabajo:
Hablando se entiende la gente. Si eres una persona ajena al conflicto en cuestión, conversar con los participantes implicados de forma individual te puede ayudar a conocer el origen del problema y a encontrar una solución que satisfaga a todas la partes. Además, el simple hecho de que la otra persona se sienta escuchada y desahogada le generará una sensación de alivio automática que llevará a relajar la tensión del ambiente.
Si sabemos o sospechamos que en el conflicto podemos estar involucrados nosotros mismos, es mejor mantener una conversación bienintencionada y prudente. Si nos acercamos demasiado a una persona con la que hemos tenido un conflicto reciente, esta puede desconfiar de nosotros o percibir erróneamente una conducta un tanto agresiva. Es por eso que, en estos casos, es mejor hablar con la persona de forma seria, comprensiva y diplomática.
Si el conflicto no va tanto contigo como con terceras personas, después de hablar con cada parte por separado es conveniente reunir al grupo para poder aclarar las causas de lo sucedido, reconocer culpas, identificar puntos de mejora y reconciliar a las partes discordantes. Aunque no siempre es posible llegar a un acuerdo lo suficientemente gratificante para ambas partes, es aconsejable al menos intentarlo. Cuando se intenta alcanzar una solución complicada todas las partes deben ceder un poco de su orgullo en aras del bienestar grupal.
Para ello, debe haber un árbitro, que lo encarnará normalmente el trabajador que ocupe un puesto superior en la jerarquía empresarial. Esta persona debe mantenerse neutral y garantizar una comunicación sosegada, respetuosa y productiva para que el conflicto llegue a su término sanando el ambiente laboral y, por ende, manteniendo un ritmo productivo óptimo.
Como hemos mencionado, la objetividad es un requisito indispensable para manejar un conflicto exitosamente. Aunque sea normal que nos decantemos más por una opinión u otra, no debemos hacer nuestro apoyo explícito (siquiera implícito), puesto que el resto de trabajadores se darán cuenta, lo que puede llevarles a desconfiar de ti, no tomarte en serio o a mentirte sutilmente.
Mantenerse objetivo es no dejar que las relaciones extralaborales o tu carácter influya a la hora de tratar un problema. Esto es, los trabajadores deben sentir y estar seguros de que los tratas por igual, que no existen favoritismos ni actos de fe ciega en tus decisiones profesionales.
Conectado con todo lo anterior, es esencial cuidar al máximo nuestra manera de comunicar. En primer lugar, hay que dejar que el interlocutor termine de hablar, sin adelantarnos a expresar conclusiones precipitadas ni a cortarle en seco. Puede que lo que estemos oyendo no nos convenza, pero no por eso deberíamos descartar directamente el punto de vista de un trabajador. En caso de que la conversación se esté yendo por las ramas, lo mejor es hacer una interrupción oportuna y cortés pidiendo volver al tema de conversación que se tenía originalmente entre manos.
Juicios y prejuicios tenemos todos, pero es importante no exteriorizar los primeros inmediatamente. Los juicios son conclusiones que nos vamos formando de forma fundamentada a través del razonamiento. Al final de todo conflicto hay que emitir un juicio, pero hay que procurar no asentarlo antes de tiempo, puesto que corremos el riesgo de equivocarnos o perder autoridad. En lo que concierne a los prejuicios, es mejor guardárnoslos para siempre, pues se trata de juicios infundados y meramente intuitivos que llevarán, sin duda, a conclusiones erróneas e irrelevantes.
“Porque sí, y punto” puede ser un argumento de peso para unos padres respecto a su hijo, pero nunca para un ambiente laboral. Para no perder autoridad o transmitir una imagen arbitraria de tu persona, es necesario razonar de forma lógica y evidenciada el porqué de una decisión. Así pues, si un conflicto laboral puede basarse en hechos y datos demostrables, mejor aprovecharlos para argumentar tu posición. Mientras más claros queden tus argumentos, más difíciles serán de rebatir y menos quejas podrá suscitar tu decisión.
Si bien el ambiente laboral no solo depende de la comunicación entre sus miembros y de la resolución de conflictos en el día a día, una faceta significativa para procurar el bienestar emocional de los trabajadores en el trabajo es el clima laboral. La comunicación asertiva es una herramienta muy potente para franquear barreras y derribar muros en el espacio de trabajo.
¿Pero qué es la comunicación asertiva? Es una de las estrategias de manejo de conflictos laborales más efectivas. Se basa en empatizar con el trabajador, pulir nuestro lenguaje y tener en cuenta su perspectiva, estemos de acuerdo con ella o no. Esto permite circunnavegar alrededor de potenciales conflictos y evitar “malas vibras” o resentimientos. También es una forma de comunicar lo fundamental de un asunto, huyendo de tergiversaciones, dobles sentidos y posibles malentendidos.
En gran medida, lo que es manejo de conflictos laborales favorece a la buna salud emocional de los miembros de una empresa, ayuda a mantener un rendimiento de calidad y crear armonía en el equipo de trabajo.
Es importante tener en cuenta que se debe promover el ser mejores profesionales y trabajadores cada día, contagiarse de las acciones positivas de los colaboradores, darles participación al personal de trabajo, edificarlos y formarlos, guiarlos a tener sentido de pertenencia con la empresa y que tengan interés de cumplir objetivos comunes en la organización.
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