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Anteriormente, pocos sabían sobre la importancia de la educación nutricional para una vida saludable. Ahora, ya somos conscientes de la gran importancia que tiene llevar una correcta alimentación, ya que, en muchos sentidos, esta es la clave para estar sanos y sentirnos bien. La frase de “somos el reflejo de lo que comemos”, es una realidad, porque las decisiones que se toman en cuanto al consumo de ciertas comidas, determinará nuestro estado de salud en los próximos años.
Para formar una sociedad más sana, es importante que se imparta educación nutricional orientada a los más pequeños. Son ya muchos los centros educativos que están atendiendo a esta faceta y que ya contratan a profesionales de la nutrición para elaborar menús más equilibrados, al mismo tiempo que forman en alimentación saludable a los más pequeños.
Pero no solo es importante formar a los niños en buenos hábitos alimentarios. Actualmente, ya sabemos que la comida afecta directamente a nuestra salud e incluso a la psicología humana, por lo que, realizar talleres para adultos y mayores sobre nutrición es otra necesidad que los nutricionistas deben abordar para garantizar una vejez mejor.
La educación alimentaria es el cúmulo de estrategias que se diseñan para adoptar, de forma voluntaria, unos hábitos de alimentación saludables y sostenibles en el tiempo, asentando las bases de la salud y bienestar para el futuro. Cuando se tienen buenos hábitos alimenticios, la vida de una persona es totalmente diferente, ya que, no solo afectará a su salud, sino también a su vitalidad y estado de ánimo. Ser consciente del consumo de ciertos macronutrientes y vitaminas es la clave para sentirnos bien.
La importancia de la educación nutricional, radica en que esta favorece un equilibrio mental y físico que, sin duda, supone todo un reto tanto para los profesionales como para los pacientes. Tener una nutrición adecuada implica mucha disciplina, fuerza de voluntad y automotivación.
Quienes conocen la importancia de la educación nutricional, difícilmente llegan a contraer enfermedades graves, porque mantienen en equilibrio la ingesta correcta de alimentos, realizando el consumo de los tres macronutrientes: proteínas, grasas y carbohidratos complejos y no refinados.
Los expertos y la experiencia, confirman que incentivar hábitos alimentarios saludables desde pequeños, ayuda a crear patrones sostenibles de nutrición. En este sentido, se sugiere enseñar a los niños a comer de forma saludable, para evitar la ocurrencia de malos hábitos alimenticios, durante la adolescencia y la madurez.
La tarea de enseñar hábitos de alimentación no es sencilla, esta requiere de la participación activa de todo el entorno familiar, para que el niño se sienta motivado. Hay que educar sobre la elección de los mejores alimentos y disfrutar la ingesta de estos, para que el pequeño sienta empatía por la sana nutrición.
Los docentes en los colegios, también deben crear el espacio adecuado para el aprendizaje sobre una buena alimentación. No se trata solo de hablar sobre la seguridad alimentaria, deben realizar actividades en el aula que promuevan buenos hábitos nutricionales. Asimismo, ejecutar tareas, como la siembra de un huerto escolar o la preparación de recetas saludables en clases, las cuales son estrategias eficientes para promover una buena nutrición.
Cuando no se enseña a comer de forma saludable durante la niñez, resulta aún más difícil entender la importancia de la educación nutricional en la adolescencia y en la adultez. Los adolescentes, por motivos hormonales, se inclinan por alimentos con un valor nutricional alto en azúcares y harinas refinadas, con lo cual dañan su salud, a veces, de forma irreversible.
Algunos estudios señalan que los niveles de ansiedad se disparan durante la adolescencia, y, por lo general, los jóvenes drenan su angustia comiendo azúcares refinadas y grasas saturadas, lo cual genera un círculo vicioso, debido a que, el consumo de comida chatarra o alimentos altamente procesados incrementa los índices de depresión.
En los últimos años, el concepto de comida emocional ha cobrado mucha importancia. Cada vez más, se evidencia el escenario de comer por aburrimiento, o de acuerdo con el estado de ánimo que se tenga. Por lo general, si una persona está triste, se siente solo o molesto, intenta mejorar su estado de ánimo comiendo de forma descontrolada y esto se refleja en un aumento considerable de peso que lleva a aumentar la depresión o ansiedad.
En la prevención de enfermedades, es cuando notamos aún más la importancia de la educación nutricional, ya hemos mencionado su incidencia en la salud del ser humano, una buena alimentación.
A continuación, abordaremos los trastornos alimenticios y enfermedades que tienen que ver con la alimentación, tales como: obesidad, diabetes, anorexia, bulimia, aterosclerosis, hipertensión, celiaquía, entre otros.
Paradójicamente, a pesar de que en esta era donde la información es más accesible sobre alimentación y vida saludable, son más los casos de enfermedades alimentarias. Detallemos cada una de estas enfermedades y trastornos, con el objeto de crear conciencia sobre la importancia de la educación nutricional y aplicar lo aprendido a nuestra cotidianidad.
Este trastorno alimenticio consiste en tener un alto exceso de grasa corporal y peso, impidiendo que el organismo funcione óptimamente. Esta enfermedad reduce notoriamente nuestra calidad de vida y aumenta las posibilidades de contraer otras enfermedades.
Muchas son las causas que originan este trastorno, en primer lugar el consumo excesivo de alimentos ricos en grasas saturadas y azúcar. Seguido por la poca actividad física o vida sedentaria, en algunos casos también influye la genética, factores hormonales o mentales.
Muy común actualmente, esta enfermedad eleva los niveles de azúcar en la sangre, esto ocurre cuando el organismo no segrega insulina suficiente. Ahora bien, esta enfermedad precisa ser controlada más no desaparece, se recomienda buscar el equilibrio en los niveles de glucosa para evitar que, con el paso del tiempo, otros órganos se vean comprometidos y se produzcan lesiones en ojos, nervios, riñones, así como enfermedades cardiovasculares.
Esta enfermedad se refiere al engrosamiento de las paredes de las arterias, producido por la acumulación descontrolada de placas compuestas por colesterol principalmente, llamadas ateromas. Las arterias se reducen entorpeciendo la circulación de la sangre.
Las personas que sufren una inflamación fuerte del intestino delgado producida por la ingesta de gluten, se conocen como celíacas, cuyo número se ha incrementado notoriamente en los últimos años, a causa de la mala alimentación y ritmos de vida acelerados y desordenados.
Ambas son trastornos alimenticios, más que una enfermedad. Cuando hablamos de anorexia, se hace referencia a la persona que se obsesiona con el miedo a ganar peso, por lo que evita comer a toda costa. Mientras que la Bulimia, también es una obsesión por el peso y el aspecto o figura, con la diferencia de que la persona bulímica sí consume alimentos, pero se provoca vómitos para eliminar de su cuerpo lo que consumió.
La importancia de la educación nutricional, contempla conocer estas enfermedades o trastornos, para tomar las medidas preventivas, tales como: ejercicio físico, alimentación saludable, crear un plan de salud fundamentado en una dieta balanceada, ingerir productos bajos en calorías si llevamos una vida sedentaria.
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