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¿Eres de los que piensan que la edad solo es un número? ¡Nosotros también!
Ser eternamente joven es posible, porque no se trata de conservar la piel sin arrugas o el pelo sin canas, sino de mantener la vitalidad, tanto física como mental. El secreto para sentirnos bien, fuertes y saludables no es otro que llevar un envejecimiento activo y saludable, y lo mejor de todo, es que es mucho más fácil de lo que parece.
Tanto si trabajas con personas mayores, como si eres profesional de la salud o como si te interesa la actividad física, no dejes de leer este post, donde hablaremos sobre la importancia de la actividad física en edades avanzadas.
La actividad física es importante a todas las edades y, de hecho, se recomienda empezar a inculcar hábitos de vida saludable desde la infancia. Sin embargo, conforme pasan los años, realizar ejercicio se vuelve más complicado por diversos factores, muchos de los cuales, nada tienen que ver con la disminución de las capacidades físicas. En la vida adulta, los mayores inconvenientes para ser constante con una rutina de ejercicios son el trabajo, las obligaciones de todo tipo, las necesidades de la vida familiar y el estrés o la fatiga acumulada.
Para llevar un envejecimiento activo y saludable podemos centrarnos en tres pilares: la participación, la salud y la seguridad. Consiguiendo que los mayores se sientan parte útil de la sociedad, con un buen estado de salud y desde la seguridad que les brinda el apoyo de los profesionales, conseguiremos una sociedad más longeva, dinámica y feliz.
A veces, cuando las personas se hacen mayores, su entorno adopta una actitud sobreprotectora que no le beneficia, haciéndoles sentir más débiles e incapacitados de lo que en realidad son. Tanto médicos, como psicólogos y demás expertos especializados en proceso del envejecimiento, recomiendan motivar a los mayores a continuar con su vida normal (dentro de sus posibilidades) y a adoptar incluso un papel más activo.
Para conseguir una salud fuerte, tanto física como mental, es esencial que se promueva la actividad física entre los mayores, ya que, esto no solo mantendrás sus huesos y músculos fuertes, sino que les ayudará a socializar con otras personas y a retrasar el deterioro cognitivo. Además, muchos estudios han demostrado científicamente que realizar ejercicio físico de manera habitual, previene el Alzheimer y la demencia senil.
La sarcopenia es una afección que consiste en la pérdida de masa muscular y cuya principal causa es la edad. Comienza a aparecer a partir de los treinta años, y aunque es un proceso paulatino, cada década se pierde entre un 3 y un 8% de musculatura. Así, sus efectos se empiezan a notar a partir de los cincuenta, acelerándose en los sesenta.
Pero no todo es tan negativo, por suerte, realizando los ejercicios de fuerza correctos y asumiendo una dieta adecuada, se pueden retrasar los efectos de la sarcopenia. ¡Comienza con estos cuatro hábitos!
Realiza ejercicios de fuerza: entrenar fuerza con un peso controlado, que suponga un reto, pero sin causar lesiones, ayuda a estimular el crecimiento de los músculos. Incluye el levantamiento de pesas, ejercicios con bandas de resistencia o el uso de máquinas guiadas de gimnasio.
Alimentación adecuada: llevar una dieta equilibrada, rica en proteínas y baja en azúcares, es fundamental para mantener la masa muscular. Asegúrate de incluir fuentes de proteínas magras en cada comida, tanto animales como vegetales.
Suplementación: también se puede incluir algún tipo de suplementación nutricional como, por ejemplo, batidos de proteína de suero de leche, creatina o complejos vitamínicos.
Estilo de vida activo: mantener un estilo de vida activo y evitar el sedentarismo es esencial para retrasar la sarcopenia. Realiza actividades físicas regularmente, como caminar, nadar, bailar o practicar yoga, para promover el movimiento y fortalecer los músculos.
Andar largas distancias: la caminata es una forma excelente de realizar ejercicio cardiovascular para las personas mayores. Es aconsejable ir aumentando gradualmente la distancia y el ritmo. Caminar fortalece los músculos de las piernas y mejora la salud cardiovascular.
Ejercicios de equilibrio: las caídas son un factor de riesgo para los mayores que viven solos, por eso, trabajar el equilibrio es especialmente importantes para prevenirlas. Se pueden realizar ejercicios simples, como parar en un solo pie durante unos segundos, caminar en línea recta con los pies uno delante del otro o practicar yoga o tai chi, que incluyen movimientos que mejoran el equilibrio.
Levantamiento de pesas ligeras: tal y como hemos comentado anteriormente, el entrenamiento de fuerza con pesos moderados o bandas de resistencia es beneficioso para mantener y fortalecer los músculos.
Ejercicios de flexibilidad: mantener la flexibilidad es fundamental para la movilidad y el bienestar general. Los expertos recomiendan hacer ejercicios de estiramiento suaves para los diferentes grupos musculares, como los estiramientos de piernas, brazos, cuello y espalda. Recuerda hacerlos de forma suave y sin rebotes.
Ejercicios acuáticos: la natación y otros ejercicios acuáticos son ideales para personas mayores, ya que proporcionan resistencia y no tienen impacto en las articulaciones. Algunos muy divertidos y que también ayudan a socializar son el aquagym y el aquazumba.
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