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La hiperplasia es una condición que implica la producción excesiva de células en tejidos y órganos. Tiene diversos orígenes y puede ser benigna o maligna, por lo que requiere un pronto diagnóstico y tratamientos adecuados. En este texto, te contamos qué es la hiperplasia, sus tipos más comunes y cómo su diagnóstico y tratamiento ayudan a la mejoría del paciente.
La hiperplasia o hipergénesis consiste en el crecimiento de un órgano o tejido debido a un excesivo aumento en el número de células que lo componen. Las causas pueden ser o bien fisiológicas, donde hay multiplicación de células sanas, o bien patológicas, cuya aparición puede ser indicador de estadios previos al cáncer u otros cambios anormales. No obstante, vistas en el microscopio, estas células tienen una apariencia normal.
Ahora bien, es importante mencionar que la hiperplasia fisiológica puede ocurrir como una respuesta del cuerpo a cambios hormonales, como es el caso del embarazo, u otras condiciones de adaptación. De hecho, los ejemplos más claros de esto es el incremento de células en las glándulas mamarias durante la lactancia o la hiperplasia prostática benigna (HBP). En otros casos, los tratamientos hormonales y las infecciones virales también aparecen como la causa principal de la hiperplasia.
La hiperplasia, por su parte, se diferencia de la displasia en que, en esta última, las células poseen una apariencia anormal, aunque no sean cancerosas. En cualquier caso, ambas condiciones pueden o no derivar en cáncer.
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Estos son los tipos de hiperplasia más comunes:
La hiperplasia prostática benigna (HPB) es el aumento de tamaño de la próstata. Como indica su nombre, consiste en un crecimiento no canceroso de la glándula prostática. Se observa, sobre todo, en varones mayores de 50 años y presenta sus primeros indicios en el flujo de orina, la retención urinaria y la incapacidad de vaciar por completo la vejiga. Al situarse justo debajo de la vejiga, la próstata agrandada ejerce presión sobre la uretra, lo que causa los problemas antedichos.
Esta hiperplasia consiste en la proliferación de células glandulares en la superficie del endometrio. Se trata de una respuesta a cambios hormonales relacionadas principalmente con los estrógenos y la progesterona, por lo que su tratamiento está centrado en la administración de terapia hormonal. Aunque puede ser asintomático, puede provocar en algunos casos hemorragia uterina disfuncional. Posee un pequeño riesgo de convertirse en una condición cancerosa.
Este tipo de hiperplasia surge debido a la afectación de un gen que condiciona el desarrollo normal de las glándulas suprarrenales. Esta condición afecta la producción de hormonas como el cortisol, la testosterona y la aldosterona. Como consecuencia, se altera el funcionamiento correcto del cuerpo, por lo que se requieren tratamientos específicos para garantizar una vida plena. Se detecta mediante el cribado neonatal, aunque también puede detectarse en los inicios de la adultez.
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La sintomatología depende del tipo de hiperplasia y del tejido/órgano afectado. De todos modos, suelen compartir los siguientes:
Hiperplasia en mujeres. La hiperplasia endometrial puede provocar menstruaciones irregulares, sangrados abundantes, coágulos de sangre, amenorrea, náuseas, vómitos, entre otros. A pesar de esta extensa lista, este tipo de hiperplasia llega a ser asintomática en un gran número de casos.
Hiperplasia en varones. Los síntomas incluyen dificultad para orinar, despertares nocturnos para miccionar, dolor, orina de color inusual, goteo después de orinar, entre otros. Se debe buscar ayuda en cuanto haya obstrucción total de la vía urinaria, fiebre o sangre en la orina.
Los métodos de diagnóstico de la hiperplasia pueden variar según el caso. Como se mencionó, la indagación microscópica se presenta como una vía de reconocimiento de proliferación de células en órganos y tejidos. Sin embargo, hay métodos complementarios que ayudan a detectar la hiperplasia en estadios tempranos. Entre ellos, se encuentran los siguientes:
Pruebas urológicas. En el caso de los varones, el urólogo se encarga de realizar exploraciones físicas (taco rectal) y analíticas de laboratorio (sangre, orina, biopsia). Este especialista también solicita pruebas de imagen como ultrasonido.
Pruebas ginecológicas. La ginecología cuenta con métodos de diagnóstico de hiperplasia endometrial que incluyen las analíticas antes mencionadas y el ultrasonido. Los resultados evalúan para decidir por el mejor tratamiento, el cual también se centra en la prevención del cáncer.
Como todas las enfermedades y condiciones médicas, se reconocen factores de riesgo que pueden predisponer al desarrollo de hiperplasia, más aún en varoes y mujeres adultos. Estos factores son los siguientes:
El factor más común es la edad, ya que, con el envejecimiento, los cambios físicos y hormonales son más frecuentes.
Los antecedentes familiares se presentan como base para el desarrollo de hiperplasia, que en ocasiones puede derivar en neoplasia malignas.
Las enfermedades metabólicas, como la diabetes, y los problemas cardiovasculares también predisponen a la hiperplasia, sobre todo, a causa de la descompensación hormonal y mineral (potasio, magnesio, entre otros).
El estilo de vida es determinan en la hiperplasia y otras condiciones. El sedentarismo, una dieta inadecuada, la obesidad, el consumo de tabaco, entre otros, pueden condicionar la producción normal de células y su reposición en el organismo (regeneración celular).
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