Curso de Intolerancias y Alergias Alimentarias (Titulación Universitaria + 8 Créditos ECTS)
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Las alergias conforman un problema común en la actual sociedad. Llega el final del invierno y, de repente, los estornudos se convierten en protagonistas de colegios, oficinas y bares. “¡Ay, qué alergia tengo!”, y demás comentarios copan las conversaciones, pero, ahora bien, ¿sabes qué es una alergia?
En el siguiente post ahondaremos en los principales síntomas de la alergia, te contaremos las diferentes pruebas que existen para detectarla. Por último, hablaremos sobre el tratamiento y sobre si podemos hacer para prevenirla.
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Si lo resumimos en una frase, la alergia es una reacción desmesurada del cuerpo ante un peligro que no existe. Así es, nuestro sistema inmunitario interpreta que, por ejemplo, el polvo es una amenaza y activa una respuesta, lo que provoca los síntomas alérgicos.
Otros ejemplos de alérgenos son los frutos secos, las picaduras de insectos o el polen, pero existen muchos más.
¿Cómo se entiende este auge de las alergias? Antes también existían, ya que la alergia está relacionada con los antecedentes familiares. Así, si tú ahora mismo sufres algún tipo de alergia, es muy probable que tu hija o hijo también presenten síntomas.
Una reacción alérgica es un proceso complejo, por ello, depende del tipo de alérgeno, la reacción de tu sistema inmunitario puede ser leve o grave que te obligue a ir al hospital de manera inmediata.
Los síntomas de la alergia puede ser muy diferentes, dependiendo del tipo de alérgeno y de la persona afectada. Por este motivo, los síntomas pueden ser leves o graves.
En primer lugar, nos vamos a detener en los síntomas leves:
Por otro lado, tenemos que las alergias pueden provocar una reacción alérgica grave, también llamada anafilaxia. Como es normal, se requiere de atención médica inmediata. ¿Y cuáles son sus síntomas? Hinchazón de la garganta, dificultad para respirar, mareos o pérdida de la consciencia.
Por último, debes saber que los síntomas pueden no aparecer inmediatamente después de exponerte al alérgeno, sino que también pueden hacerlo unas horas más tarde. Eso se debe a que la velocidad de respuesta inmunitaria varía en función del tipo de alergia.
Existen diferentes pruebas para diagnosticar una alergia. Una de las más comunes es el test cutáneo o prick test, que consiste en inyectar pequeñas cantidades de alérgenos sobre la piel para comprobar si se produce algún tipo de reacción.
Otra de las pruebas es el simple y común análisis de sangre, con el que se puede medir los niveles de anticuerpos específicos asociados con las alergias. Esta prueba se reserva para los que no pueden someterse a exámenes cutáneos, como los que tienen condiciones de piel sensibles.
Por último, te queremos remitir a la página oficial de la Academia de Alergia, Asma e Inmunología, ya que ofrece muchísima información sobre las distintas técnicas que existen para detectar la alergia en un ser humano.
¿Qué tipo de medicamento te recetarán para aliviar los síntomas de tu alergia? Pues bien, la primera opción que van a barajar son los antihistamínicos, ya que su función es ayudar a bloquear la liberación de histamina. En otras palabras, ayudan a aliviar la rinitis alérgica.
Ahora bien, en los casos más graves, los médicos pueden llegar a recetar corticosteroides. Este mediamente reduce la inflamación y se utiliza, sobre todo, cuando los síntomas obstruyen las vías respiratorias y cuesta respirar.
Por otro lado, cuando hablamos del asma común de la alergia, también se pueden recetar inhaladores de broncodilatadores para facilitar la respiración. La inmunoterapia, también llamadas vacunas, es otra opción a largo plazo que funciona realmente con éxito, ya que se va exponiendo el sistema al alérgeno hasta que se convierte en un compañero habitual ante el que no reacciona.
Como es normal y lógico, una de las maneras más efectivas de prevenir la alergia es evitar la exposición al alérgeno. En otras palabras, si eres alérgico al polvo o sufres fiebre del heno, resulta recomendable mantener tu casa bien ventilada y libre de polvo.
También es un buen recurso utilizar fundas especiales para evitar el contacto con los ácaros de polvo. Existen incluso purificadores de aire que mantiene el ambiente sin esos alérgenos.
Otro caso distinto son las alergias alimentarias. Aquí, la prevención es clave para no sufrir algún contratiempo. Por ejemplo, lee cuidadosamente las etiquetas de los productos para evitar tomar accidentalmente el alimento que te provoque una reacción del sistema inmunitario.
Si vas a un restaurante o a la casa de algún amigo, infórmales de tu situación para que tomen las precauciones pertinentes y así disfrutes del tiempo con ellos.
Por último, lleva contigo una medicación que te permita salir de alguna crisis alérgica o para evitar que llegue a una situación más grave.
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