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México se distingue por su rica y variada gastronomía. Esta herencia culinaria, producto de la convivencia de tradiciones indígenas y españolas, es reconocida en todo el mundo no solo por sus sabores inconfundibles, sino también por sus inmensas posibilidades. Un claro ejemplo de esto es el sinfín de variedades de tacos dentro y fuera del país.
Pero dentro de esta gran diversidad, que abarcan elaboraciones propias del norte, centro y sur, se encuentra una lista de platillos típicos de México que todos deberían probar al menos una vez en la vida. Si ya disfrutaste de los tacos, las enchiladas y los tamales, no dejes pasar la oportunidad de disfrutar del mole o el pozole. ¿Quieres saber más? ¡Sigue leyendo!
Si la apariencia de la tlayuda es inconfundible, lo es más aún sus sabores. Considera como uno de los platillos más importantes de México, utiliza como base a la tortilla de maíz. Esta se tuesta en un comal, donde se vuelve crujiente y adquiere, al mismo tiempo, la textura correosa que la caracteriza.
Aunque los rellenos dependen del gusto de quien las prepara, se establecen algunos elementos básicos como los frijoles molidos, el queso estilo Oaxaca, aguacate y chile. En 2020, en el marco de la serie Street Food de Netflix, la tlayuda se impuso sobre el ceviche peruano y el choripán argentino como el mejor platillo latinoamericano tras una votación reñida en Twitter, hoy X.
Los tacos –tan populares en el mundo como la pizza– son el principal emblema de la gastronomía mexicana. Como la tlayuda, utiliza tortillas, aunque mucho más pequeñas. Sean de harina de trigo o maíz, estas se rellanan con un sinfín de preparaciones. ¿Cuáles? Se conocen los tacos de carnitas, chorizo, carne asada, cochinita pibil, pescado, lengua de res, tinga de pollo, tripa, suadero, entre otros. Quizá de entre estos el más famoso y deseado sea el taco al pastor.
Pero ¿cuál es el secreto de su fama? La respuesta es sencilla: su preparación admite la creatividad del cocinero, la disponibilidad de ingredientes y, sobre todo, lo sabroso de sus combinaciones. ¿Aguate, limón y cilantro como acompañamientos? ¿Qué hay de los tacos de birria? Sí, lo sabores son incontrastables, de ahí la identidad inconfundible de uno de los platillos típicos de México.
Aunque consumidos en toda Latinoamérica, los tamales son representativos de la tierra de los charros y cuentan con una diversidad regional sorprendente. Su forma tradicional es alargada debido a su empaque en hojas de maíz; sin embargo, hay otras presentaciones, incluso, esféricas. De todos modos, sea cual fuera el tipo, se usa una masa de maíz con todo tipo de rellenos.
Encontramos, así, los tamales representativos del norte, entre ellos, el de Güemes, los mini tamales, el tamal rojo norteño, los nacatamales, los tamales con nejos y los barbones de camarón; por su parte, los tamales del sur incluyen a las corundas, el zacahuil, la bola, el chipilín, los tamales oaxaqueños, los uchepos y la torta de tamal. ¿Quieres probar uno de estos? Intenta prepararlos en casa, que seguro te salen muy bien.
¿Sabías que en México se preparan platillos típicos con chocolate? Estás frente a uno de ellos: el mole. Sí, ya hemos mencionado que los tamales, los tacos y las tlayudas con emblemas de México, pero el mole ocupa un lugar especial en esta lista debido a su curiosa composición.
Se trata de un crisol de ingredientes en el que las especias, el chocolate y los chiles son los protagonistas. Tiene diferentes variedades regionales, pero el mole poblano es el más preparado y apreciado dentro y fuera del país.
Los restaurantes especializados en comida mexicana –sobre todo en el extranjero– tienen en sus cartas platillos de indudable prestigio como los tacos. Pero también incluyen otras preparaciones igual de deliciosas como las enchiladas, otra opción imprescindible. ¿Qué le hace diferente de otras comidas que utilizan tortillas? La salsa.
Sí, hay de diversos colores en función de los ingredientes, como los jitomates, los chiles, el tomate y el cilantro, que les dan la apariencia roja y verde que las caracteriza. Puede picar o no, pueden freírse o no (véase el caso de las enchiladas mineras), pero queda claro que el resultado final, con queso incluso, cautiva tanto que les hace competencia a los tacos como los más preferidos.
La historia del pozole se remonta a tiempos prehispánicos. Aunque algunos de sus ingredientes históricos sean difíciles de definir, la base de la preparación se ha mantenido a lo largo de los siglos hasta llegar al presente, en el que ha sido objeto de estilos regionales. Se le considera, por lo mismo, típico de México y platillo favorito de la época en la que se celebran fiestas patrias.
Entre los principales tipos, se encuentra el pozole blanco, rojo, verde, de mariscos, vegetariano. En cualquier caso, se utilizan chiles secos, dientes de ajo, sal maíz pozolero y la carne según el gusto, ya sea de cerdo u otra. Cuando se hace un pozole verde, se agrega cilantro, tomatillo y chiles poblanos frescos, lo que le da ese color tan característico. Se sirve con guarniciones que varían según el gusto, desde los rábanos hasta la cebolla.
Este es otro platillo típico de México que no puede dejar de mencionarse. Preparado antiguamente con carne de venado, faisán o pavo, hoy se utiliza preferentemente la carne de cerdo para su elaboración. Debido al estilo de cocción, el resultado es reconocible rápidamente: carne suave, tierna, desmechada y de color rojizo.
¿Qué se utiliza? La base es el achiote con el que se deja marinar la carne durante muchas horas (preferiblemente). En una charola, se envuelve la carne con hojas de plátano y se coloca en el horno hasta lograr la cocción deseada. Con esto hecho, se incluyen otros ingredientes y preparaciones que le dan su sabor característico. Se come casi siempre en tacos.
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