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Los valores nutricionales, también conocidos como información nutricional o etiqueta nutricional, son datos que se proporcionan en el etiquetado de los alimentos para informar a los consumidores sobre la composición nutricional de un producto en particular. Estos valores incluyen información sobre los nutrientes y las calorías que contiene el alimento, y son importantes para ayudar a las personas a tomar decisiones sobre su dieta y su salud.
Los valores nutricionales son útiles para que las personas puedan elegir alimentos que se ajusten a sus objetivos dietéticos y necesidades de salud. Al comparar los valores nutricionales de diferentes productos, los consumidores mantienen una dieta equilibrada y saludable al escoger los productos que más les convengan desde un punto de vista nutricional.
Los valores nutricionales típicamente incluyen información sobre:
Las calorías representan la cantidad de energía que un alimento proporciona cuando se consume. Se expresan en kilocalorías (kcal) o simplemente calorías. Saber cuántas calorías contiene un alimento es indispensable para controlar la ingesta de energía y mantener un equilibrio entre las calorías consumidas y las quemadas a través de la actividad física.
Las grasas se desglosan en tres categorías en la etiqueta nutricional:
Los carbohidratos son una fuente importante de energía para el cuerpo. En la etiqueta nutricional, se desglosan en:
Las proteínas son esenciales para el crecimiento, la reparación y el funcionamiento adecuado del cuerpo. Es especialmente relevante medir la cantidad de proteínas que se ingiere para las personas que buscan mantener o aumentar su masa muscular.
La fibra es un tipo de carbohidrato que no se digiere completamente en el intestino delgado y que tiene varios beneficios para la salud. Una dieta rica en fibra puede ayudar en la digestión y prevenir problemas como el estreñimiento.
En la etiqueta nutricional, se proporciona información sobre las vitaminas y minerales presentes en el alimento, así como su porcentaje en función de la ingesta diaria recomendada. Estos nutrientes son esenciales para numerosas funciones corporales y mantener una dieta equilibrada es importante para garantizar que se satisfagan las necesidades diarias de vitaminas y minerales.
Esta cifra representa cuánto contribuye una porción del alimento a cubrir las necesidades diarias de nutrientes basadas en una dieta de referencia de 2,000 calorías. Nos da una idea rápida de la calidad nutricional de un alimento en relación con nuestras necesidades nutricionales diarias. Por ejemplo, si el %VD de calcio es del 10% en un producto, significa que una porción de ese alimento contribuye con el 10% de la cantidad diaria recomendada de calcio en una dieta de 2,000 calorías.
Solo de entrada, ya vemos que este producto es alto en grasa (más de un 7%), pero también alto en proteína, un macro muy interesante. Los azúcares son prácticamente inexistentes y, aunque no pone los hidratos, al ser tratarse de mayonesa, no pueden ser excesivamente elevados. Lo más idóneo para consumir este producto, sería hacerlo con moderación o buscar otro sustituto que mantenga el porcentaje de proteína, pero reduzca considerablemente el de grasa.
A grandes rasgos, priorizar proteína frente a grasa e hidratos limpios sin azúcares añadidos sería lo más saludable. No obstante, si queremos afinar deberíamos fijarnos en el tipo de grasas: si son animales o vegetales, si son saturadas o insaturadas o transgénicas (las peores).
Definitivamente, la respuesta es no. Es cierto que, nutricionalmente hablando, hay alimentos más interesantes que otros, sobre todo si nos vamos a los extremos entre la gama de productos frescos de cercanía y los procesados, pero, aunque a los saludables, debamos darles prioridad y consumirlos varias veces en semana, no es tan saludable como pensamos quitarnos de un dulce de vez en cuando.
El motivo es que una pizza o una hamburguesa no hacen daño de forma esporádica, al contrario, hay estudios que revelan el beneficio de consumirla para impulsar los efectos de la dieta. Tanto a nivel físico como psicológico puede ser recomendable romper la rutina, sobre todo si es demasiado estricta.
Una reducción drástica y repentina de los carbohidratos puede provocar efectos secundarios como estreñimiento, dolores de cabeza, calambres musculares y debilidad.
Además, seguro que has oído hablar de la cetosis, un proceso provocado por el propio organismo que, al no encontrar hidratos de donde coger la energía, hace que se descompongan las grasas en cetonas para obtenerla. La cetosis también puede causar efectos secundarios, como mal aliento, dolor de cabeza y extrema fatiga.
Aún no se han confirmado los posibles peligros para la salud que la cetosis puede generar a largo plazo, pero sí se han detectado en estos pacientes deficiencias de vitaminas o minerales y alteraciones gastrointestinales.
La mayoría de los expertos en nutrición y otras especialidades médicas, como la cardiología, confirman que, si se come una gran cantidad de grasa y proteínas de origen animal, aumentará el riesgo de enfermedad cardíaca o algunos tipos de cáncer.
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