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Las inversiones en inmuebles suelen ser opciones fiables, por lo que, son muchas las personas que detectan en esta opción una oportunidad de obtener beneficios. Ahora bien, para acertar se debe de calcular el porcentaje de ganancia que se prevé obtener con esta inversión o como es conocido en el ámbito inmobiliario como rentabilidad inmobiliaria. ¿Quieres aprender a calcular la rentabilidad inmobiliaria? En este post te vamos a dar las claves para que saques el mayor partido a tu inversión inmobiliaria.
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Antes de comenzar con el cálculo de la rentabilidad en las inversiones inmobiliarias es necesario tomar conciencia de que conseguir beneficios con una inversión inmobiliaria no es sencillo y mucho menos si no se cuenta con un conocimiento experto del sector. Son muchos los profesionales como el intermediario de crédito inmobiliario o el consultor inmobiliario que dominan todas las operaciones hipotecarias, la dinámica del sector, así como todos los aspectos legales que rodean a las inversiones inmobiliarias. Por ello, aquellas personas interesadas en convertirse en alguno de estos perfiles profesionales o tener un conocimiento experto que le guíe en sus inversiones inmobiliarias podrán conseguirlo mediante el curso de inversión inmobiliaria de Euroinnova.
A la hora de calcular la rentabilidad inmobiliaria se debe de tener en cuenta lo que se conoce como ROI o retorno de la inversión. El cálculo del ROI se basa en una fórmula básica y permite conocer los beneficios que se obtendrán en relación con la inversión realizada. En otras palabras, con el ROI se consigue extraer el porcentaje de beneficio previsto con una inversión en base a la apuesta inicial.
Para calcular el ROI se necesita de dos elementos. Por un lado, de los beneficios que se prevé obtener en un periodo de tiempo determinado y la cantidad inicial invertida.
Los resultado previstos deberán ajustarse lo máximo posible a la realidad, por lo que, no se debe de tomar en consideración un periodo corto pues las pérdidas pueden ser ficticias; y tampoco largo, puesto que el reporte de ganancias puede ser irrelevante. Los beneficios se obtendrán de restar a los ingresos la inversión realizada. Por ello, para una estimación más realista es vital que los gastos e ingresos sean completos y lo más reales posibles, ya que, de este aspecto dependerá la fiabilidad del ROI.
Deberán también tenerse en cuenta los impuestos que se derivan del periodo de inversión ya que, pueden suponer una alteración de los beneficios. Lo mismo sucede con los ingresos, que solo tendrán que tenerse en cuenta aquellos recibidos en el tiempo establecido.
La cifra resultante de calcular el ROI será la que determine la rentabilidad inmobiliaria. Ahora bien, este resultado debe ser correctamente interpretado, puesto que se trata de un indicador porcentual, y se deben de tomar en cuenta otros condicionantes como la duración de la operación o el riesgo.
No obstante, un ROI negativo, supone que la rentabilidad inmobiliaria es nula, ya que, arroja pérdidas; y si es positivo, la rentabilidad inmobiliaria genera ingresos. Es en este supuesto donde se deberá de tener en cuenta el porcentaje de ROI que se deriva, ya que, surgen diferentes escenarios.
Por encima del 100% de ROI positivo es indicativo de la rentabilidad de la inversión desde el primer año, y si se encuentra por debajo del 100% este porcentaje será el que marque el tiempo que se tardará en recuperar la inversión inicial. Así, por ejemplo, un ROI de 20% anual, supone que la ganancia con respecto a la inversión inicial es de un 20% de esa cantidad.
Además de para determinar la rentabilidad de la inversión inmobiliaria, los gastos sirven para tomar conciencia de qué cantidad se debe abonar inicialmente para sufragar esos gastos y comenzar a sacar un beneficio de esta inversión. Ahora bien, se deben de determinar cuáles son los gastos, diferenciándolos en gastos iniciales y gastos fijos.
Finalizado este post, es más que evidente que a la hora de calcular la rentabilidad inmobiliaria son muchos los factores que se deben de tener en cuenta y que pueden hacer que la inversión genere ingresos o todo lo contrario. Por ello, la formación es una potente herramienta a la hora de introducirse en este mercado y se cuente con las armas necesarias para hacerlo con conciencia y desde un enfoque experto. Por ello, matricularse en algún curso de estrategias en el sector inmobiliario es una opción más que interesante y una inversión además en un futuro profesional donde las oportunidades son abundantes.
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