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El desarrollo integral de los niños necesita un conjunto de valores que les permitan actuar y enfrentar sus actividades cotidianas con éxito. Estos brindan sistemas de comprensión de la realidad, lo que significa que pueden empatizar, colaborar y trabajar por sus propios objetivos. Pero esto solo es posible si dichos valores confluyen con el valor de la fortaleza.
Este valor es tan importante en el desarrollo psicológico de los niños, puesto que les dota de herramientas para enfrentar diferentes situaciones en los que se requiere no solo perserverancia, sino también templanza. Aquí te presentamos algunas actividades para el valor de la fortaleza de los niños.
El valor de la fortaleza es una de las cualidades más importantes en el desarrollo humano. En este sentido, permite la superación de obstáculos, el afrontamiento de desafíos y la perseverancia para la consecución de objetivos en diferentes momentos de la vida.
Aunque suela asociarse a la fortaleza física, que es también importante, también refiere a la fuerza emocional y mental, las cuales se relacionan directamente con la resiliencia y la determinación del carácter. De ahí la importancia de fomentar este valor de la educación infantil.
De este modo, junto con la comprensión de las circunstancias y sus retos, el individuo que desarrolla desde pequeño el valor de la fortaleza no se amilana, de modo que, en vez de la pasividad, opta por convertir el contexto en un aliciente, así como las frustraciones en aprendizajes. Entonces, comprende que todo fracaso es una oportunidad de aprendizaje y mejora.
La música es una de las artes que más beneficios ofrece a los niños en lo que concierne al desarrollo del valor de la fortaleza. La familiarización con el instrumento posee detrás un proceso que no siempre es rápido; por el contrario, exige paciencia y constancia, que ocurre a la par de la educación musical. De hecho, esta no solo implica el aprendizaje de notas y melodías, sino también de teoría musical básica para la ejecución del instrumento. Sea piano o guitarra, por ejemplo, la música contribuye al desarrollo de la disciplina.
Dentro de las artes escénicas, el teatro plantea muchos retos a los niños. Desde luego, el primero es vencer el temor a ser observado —entre compañeros y frente al escenario— y, segundo, adquirir habilidades para personificar diálogos, acciones y otras acciones propias de los tablados. Además, la expresión y comprensión de emociones ajenas, así como el trabajo colaborativo, llevan al desarrollo de la creatividad y la inteligencia emocional.
La premisa de las artes es que la creatividad no tiene límites. Los niños –creativos por definición– pueden explotar esta cualidad en el dibujo y la pintura. Se trata una actividad artística que, correctamente enseñada, llega a ser lúdica y, por ende, satisfactoria. Es más, como ocurre con la música o el teatro, la consciencia de haber culminado una obra es motivo de orgullo, lo que refuerza el valor que aquí nos ocupa.
¿Hay acaso un momento más desafiante que un debate en el que se deben pensar con mucho cuidado las ideas y argumentos? Lo es, efectivamente, y mucho más para los niños, quienes están formando su juicio sobre determinados temas. Entonces, al fomentar la capacidad de argumentación, el pensamiento crítico y la apertura hacia diferentes puntos de vista, los niños encuentran espacio para admitir nuevas ideas, razones válidas y escuchar activamente a los demás. El valor de la fortaleza implica sentirse seguro, pero no ser obcecado.
El deporte en general y otras actividades, como el senderismo y el ciclismo, requieren no solo voluntad, sino también fuerza para continuar durante los tramos trazados para determinados recorridos o rutinas. Con una adecuada guía, los niños pueden también incorporar el deporte como parte de su fortaleza.
Al implementar actividades para fomentar el valor de la fortaleza en los niños, es fundamental considerar diversos aspectos:
Los docentes, padres y tutores deben ser conscientes de que los niños son únicos y que, en consecuencia, poseen distintas habilidades, talentos y fortalezas. De ahí que haya gran diversidad en las aulas de infantil y primaria, donde se reconoce a quienes poseen habilidades en la música, el baile, las artes plásticas, así como valores de templanza, empatía y carácter. Las actividades deben ser siempre inclusivas y adaptadas para apoyar la diversidad de fortalezas en el grupo.
¿Qué pasa cuando las situaciones o retos sobrepasan a los niños durante las actividades? En estos momentos, se debe alentar a los niños a enfrentar no solo sus miedos, sino también la pereza de salir de su zona de confort. Aquí el coraje se entiende como la voluntad de continuar sin importar lo que haya delante. De todos modos, se recomienda hacerlo de manera segura y acompañada.
Como se vio, la fortaleza no solo implica caminar, aunque haya obstáculos en el camino, sino que también incluye a la capacidad de moderar, balancear y controlar las emociones. Si la persistencia es una fortaleza a todas luces, la templanza demuestra la consciencia del cuerpo, las emociones y el control sobre ellos. Esto, al mismo tiempo, conduce a los niños a tomar decisiones concienzudas respecto de permanecer o no en ciertas actividades.
Las actividades deben promover la automejora, el cuidado y la comprensión de los demás; sin una visión empática del otro, el egoísmo alcanzaría lugar para desarrollarse. En este sentido, los docentes deben buscar actividades que no solo permitan el trabajo colaborativo, sino también la agrupación por afinidades.
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