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Dormir después de comer es una práctica común en muchas culturas y ha sido objeto de debate entre expertos de salud y nutrición. Este hábito, frecuentemente relacionado con una mejor digestión y relajación, también puede tener implicaciones menos beneficiosas dependiendo de varios factores como la salud individual y el estilo de vida.
Este texto aborda tanto los beneficios como las posibles desventajas de dormir después de comer. Además, se ofrecen algunos consejos prácticos para quienes eligen introducir esta costumbre en su rutina diaria. ¿Cómo hacer que una siesta sea buena para el bienestar general? ¡En este texto que contamos lo que necesitas saber al respecto!
La somnolencia después de las comidas –estado postprandial– encuentra sus orígenes en procesos fisiológicos y bioquímicos relacionados con la digestión. Tras comer, precisamente, el cuerpo experimente un incremento en los niveles de azúcar en sangre y, por lo tanto, la producción de insulina, esto como respuesta a la absorción de la glucosa, una fuerte crítica de energía para el cuerpo. Sin embargo, aunque esto es necesario e imprescindible, la insulina también estimula el transporte del triptófano, un aminoácido impacta en el cerebro.
Pero ¿qué es lo que produce este aminoácido? Se le considera como un precursor de la serotonina, el neurotransmisor responsable de las sensaciones de relajación y bienestar. En pocas palabras, hay un proceso en el que el triptófano, al intervenir en la producción de serotonina, culmina en la estimulación de la melatonina, una hormona cuya función es regular el sueño y la vigilia. Al producirse, en consecuencia, provoca el sueño después de comer. Esto puede ocurrir hasta después de dos horas de haber ingerido los alimentos.
La somnolencia postprandial puede entenderse, además, como una respuesta normal del cuerpo, el cual debe destinar flujo sanguíneo al sistema digestivo. Sin embargo, si este estado es recurrente, se debe acudir al médico para descartar cualquier trastorno metabólico o enfermedad crónica asociada a los niveles de glucosa en la sangre.
En cualquier caso, los especialistas recomiendan actividad física de al menos 10 minutos tras la comida, tomar un café o limitar los alimentos con altos niveles de grasa o azúcar. Estas recomendaciones se adaptan según las necesidades y estado de salud del paciente.
Muchos se preguntan si es adecuado o no dormir después de comer. La respuesta depende de la manera en la que se siga la rutina de descanso luego de los alimentos, sobre todo, de mediodía. Como veremos más adelante, hay un conjunto de recomendaciones que seguir, pero, en lo que sigue, te contamos sobre los principales beneficios de una siesta luego de comer.
Una siesta corta puede impactar positivamente en la disminución de los niveles de cortisol, la hormona responsable del estrés, además de aportar mayor energía para el desarrollo de las actividades cotidianas.
Al hacerlo correctamente, el descanso después de comer ayuda a regular el metabolismo, por lo que la absorción de nutrientes y la digestión pueden mejorar significativamente.
El descanso después de comer ayuda a restablecer el nivel de alerta. La siesta, en efecto, permite recuperar la concentración y el rendimiento cognitivo.
El sueño, en general, es imprescindible para la consolidación de la memoria. Una siesta contribuye, como se vio, a la concentración, atención y agilidad mental.
El descanso postprandial, para lograr resultados positivos, requiere ciertas prácticas. A continuación, se presentan algunas recomendaciones para maximizar los beneficios de dormir después de comer.
Antes de recostarte, realiza una caminata breve de entre 5 y 10 minutos. Esto ayuda a mejorar la digestión, contribuye a la oxigenación del cerebro y disminuye la sensación de letargo.
La posición correcta para dormir después de comer depende de la comodidad que busques, pero tienes que tener en cuenta que no es recomendable tumbarse del todo en una cama o sofá. Más bien, se recomienda recostarse y mantener cierta elevación de la café y el torso.
Este tiempo es prudente para evitar el malestar durante la digestión, ya que es el tiempo que tarda en iniciar este proceso. De hecho, hacer sobremesa o reposar sentado antes de la siesta reduce el riesgo de indigestión.
Las frutas pueden ser los postres por antonomasia, pero pueden generar problemas de digestión o elevar los niveles de azúcar después de comer. Por eso, se recomienda ingerirlas como tentempié de media mañana o tarde.
Opta por alimentos que no entorpezcan tu digestión. Evita las comidas ricas en grasas y escucha a tu cuerpo para saber qué es lo que te podría estar generando mucha somnolencia.
Aunque dormir después de comer tiene beneficios, hacerlo inmediatamente puede acarrear problemas de salud que afectan tanto la digestión como el bienestar general. ¿Qué podría causar hacerlo de manera inadecuada? Veamos:
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