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Un administrador de fincas es un profesional que se encarga de gestionar, a petición de los propietarios o por decisión de una junta de propietarios, los asuntos financieros, legales y técnicos necesarios para el mantenimiento y gestión de fincas rústicas o urbanas.
Un administrador de fincas es una figura muy importante en una comunidad. Es un punto de mediación y un apoyo fundamental ante cualquier conflicto.
Existen ahora mismo dos posibilidades para llevar a cabo esta profesión:
Tener formación universitaria reglada en algunas de las siguientes ramas: Derecho, Económicas, Ciencias Políticas, Ciencias empresariales, Administración y Dirección de Empresas, Arquitectura, Ciencias Químicas, y otras graduaciones oficiales.
Contar con el título propio de administración de fincas, que, actualmente se imparte en 11 universidades de España. Una formación tiene un mínimo de 180 créditos aprobados y 3 años de duración.
Además de esto, para ejercer como administrador de fincas es necesario tener un seguro de responsabilidad civil.
En primer lugar, debes de considerar que las tarifas del administrador de fincas son libres, por lo que dicho administrador puede establecer su tarifa en función de la oferta y la demanda.
Vamos a tener una idea general acerca del sueldo del administrador de fincas, el precio medio por hora trabajada oscila los 38 euros. Por lo tanto, se hace necesario considerar las horas mensuales que dedica a su actividad profesional, así como el número de fincas a administrar y los servicios que proporciona en cada caso. Así pues, el sueldo de un administrador de fincas ronda entre los 20.000 y 40.000 euros al año en función de su experiencia.
Para poder más adelante indicar cuáles son los requisitos para ser administrador de fincas, debemos conocer primero las funciones que llevan a cabo estos profesionales del sector residencial.
Hay que tener en cuenta que el administrador de fincas es un profesional contratado por los propietarios de una comunidad para que se encargue de todos los asuntos legales, financieros y técnicos, tanto de los inmuebles rústicos, como aquellos de ámbitos urbanos. En términos generales se ocupa de mantener la comunidad de propietarios y de asesorarles en lo necesario.
Por tanto, un buen administrador de fincas, realizará entre otras, las siguientes funciones:
Visitas a las comunidades que administra para asegurar el funcionamiento de los servicios e instalaciones: El administrador de fincas realiza visitas periódicas a las comunidades que gestiona para supervisar el estado de las instalaciones comunes, como ascensores, áreas comunes, sistemas de seguridad, entre otros. Asegura que los servicios funcionen adecuadamente para garantizar la comodidad y seguridad de los residentes.
Preparación de circulares informativas para los propietarios en caso de ser necesarias: Redacta circulares informativas para los propietarios con el fin de mantenerlos informados sobre asuntos relevantes que afecten a la comunidad, como proyectos de obras, cambios en las normativas legales, eventos o cualquier otra información relevante. Esto facilita la comunicación y la transparencia dentro de la comunidad.
Convocar, preparar y presidir juntas ordinarias y extraordinarias en compañía del presidente/a de la comunidad: Organiza y convoca las reuniones de la comunidad de propietarios, tanto las juntas ordinarias como las extraordinarias, en las que se toman decisiones importantes relacionadas con la administración y el mantenimiento de la finca. Prepara el orden del día, coordina la logística de las reuniones y las preside junto con el presidente/a de la comunidad.
Búsqueda de soluciones de ahorro para la comunidad: El administrador busca oportunidades para reducir los costes de la comunidad, ya sea a través de la renegociación de contratos de servicios, la implementación de medidas de eficiencia energética o la identificación de posibles subvenciones o ayudas disponibles. El objetivo es optimizar los recursos financieros de la comunidad.
Gestión de incidencias, reparaciones y cambios en suministros: Cuando surgen problemas o averías en la comunidad, el administrador se encarga de gestionar estas incidencias. Esto incluye la coordinación de reparaciones, la contratación de servicios de mantenimiento y la gestión de cambios en los suministros, como la electricidad o el agua, para garantizar el buen funcionamiento de la finca.
Atención a los propietarios presencial y a través de canales de información: El administrador está disponible para atender todas las consultas y necesidades de los propietarios. Ofrece un servicio de atención al cliente tanto de manera presencial en la oficina como a través de canales de comunicación, como el teléfono o el correo electrónico. Responde a preguntas, brinda asesoramiento y soluciona problemas que puedan surgir.
Control de la morosidad, preparación de recordatorios de deuda y gestión contable integral de la comunidad: El administrador lleva un control riguroso de los pagos de las cuotas de los propietarios y toma medidas para abordar la morosidad. Prepara recordatorios de deuda, gestiona los cobros y lleva la contabilidad de la comunidad, asegurando que los fondos se utilicen de manera adecuada y transparente para el mantenimiento y funcionamiento de la finca.
El negocio de administración de fincas es muy rentable debido a los 1,2 millones de comunidades de vecinos que requieren estos servicios. Las comunidades más grandes son especialmente interesantes porque los vecinos suelen preferir contratar a un administrador en lugar de gestionar ellos mismos debido a la carga de trabajo.
Además, el coste por vivienda es más bajo en edificios con muchos vecinos, lo que deja más margen de beneficio. Estas comunidades a menudo vienen equipadas con comodidades como ascensores, jardines y piscinas.
Sin embargo, la competencia en este sector es alta debido a una barrera de entrada bastante baja. No es necesario estar colegiado, aunque se requiere titulación, y los costos iniciales son bajos. Esto ha llevado a que el mercado de los administradores de finca se sature.
Una ventaja clave del negocio de administración de fincas es la lealtad del cliente. Si los vecinos están satisfechos, es poco probable que cambien de administrador de fincas. Esto se traduce en ingresos estables a lo largo de varios años.
El sector de administración de fincas está todavía poco concentrado y, en muchos casos, es permeable a la innovación. Esto representa una gran oportunidad para emprendedores que quieran modernizar el negocio de la administración de fincas mediante el uso de tecnología y una organización más ágil.
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