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Si tienes algún pozo, eres agricultor, estás haciendo la excavación para la construcción de una casa o cualquier cosa de este estilo, probablemente hayas oído hablar del concepto de nivel freático. Pero, ¿qué es el nivel freático? ¿Se trata de algo oculto que está debajo del suelo? O, por el contrario, ¿puedo verlo?
A continuación, vamos a adentrarnos en este concepto que, como podemos imaginar, es muy importante para gran multitud de campos: desde medioambiente hasta la parte ingenieril, pasando por agricultura, arquitectura o ramas afines.
¿Hay algún zahorí cerca?
El nivel freático es una de las principales referencias en el estudio del agua subterránea. Técnicamente se define como la superficie que toma los puntos donde la presión del agua y la presión atmosférica son iguales. Es decir, se refiere a la superficie en el subsuelo donde los poros de la tierra o las grietas en las rocas están completamente saturados de agua.
El nivel freático no es estático, ya que puede cambiar según diversos factores. Por ejemplo, las lluvias abundantes y las estaciones húmedas suelen elevarlo, mientras que las sequías prolongadas, o fuertes extracciones de agua, lo hacen descender. En regiones cercanas a cuerpos de agua, como lagos o ríos, el nivel freático tiende a estar más cerca de la superficie, mientras que en áreas áridas puede encontrarse a grandes profundidades.
Este concepto es de gran relevancia en diversas actividades humanas. En la agricultura, un nivel freático demasiado alto puede generar encharcamientos que afecten el cultivo, mientras que, en zonas urbanas, la construcción de edificios y la infraestructura subterránea deben tomar en cuenta la ubicación del agua subterránea para evitar problemas como la filtración o la humedad.
La ubicación del nivel freático varía considerablemente según las condiciones geográficas, climáticas y geológicas de cada región. No es una capa fija, sino que su profundidad puede cambiar con el tiempo debido a factores como la cantidad de precipitaciones, la topografía del terreno, la permeabilidad del suelo y la extracción de agua subterránea.
En áreas con abundantes lluvias o cercanas a cuerpos de agua superficiales, el nivel freático puede estar muy cerca de la superficie, incluso llegando a aflorar en forma de manantiales o lagunas. En contraste, en regiones áridas o con poca precipitación, el nivel freático suele encontrarse a mayores profundidades. Por ejemplo, en zonas desérticas, es común que el agua subterránea se localice a decenas o incluso cientos de metros bajo tierra.
Además de las condiciones naturales, la actividad humana influye de manera importante en la ubicación del nivel freático. La extracción intensiva de agua subterránea a través de pozos, ya sea para uso agrícola, industrial o doméstico, puede disminuir el nivel freático, causando el agotamiento de acuíferos o el hundimiento de terrenos. Por otro lado, la infiltración de agua proveniente de sistemas de riego o la urbanización sin planificación adecuada puede elevarlo, provocando problemas como el encharcamiento o la salinización de suelos.
El agua freática, o agua subterránea, está en constante movimiento en el subsuelo, desplazándose a través de los poros y fisuras del suelo o las rocas. Este movimiento es impulsado principalmente por la gravedad y el gradiente hidráulico. Así, el agua se mueve de zonas con mayor presión o carga hidráulica (generalmente áreas más altas o saturadas) hacia áreas de menor presión (zonas más bajas o menos saturadas). Este flujo es fundamental para la recarga de acuíferos y el mantenimiento de ecosistemas que dependen del agua subterránea.
La velocidad de este movimiento depende de la permeabilidad del terreno. En suelos muy permeables, como arenas o gravas, el agua se desplaza más rápidamente, mientras que, en suelos más compactos, como arcillas, el movimiento es mucho más lento. Estos movimientos no solo afectan el abastecimiento de agua, sino también la estabilidad del terreno y la disponibilidad de agua para la vegetación y los cultivos.
Para medir el nivel freático y controlar estos movimientos, se utilizan sondeos de observación. Estos sondeos permiten observar las fluctuaciones del agua en tiempo real, proporcionando datos clave sobre el comportamiento del agua subterránea. A través de instrumentos como piezómetros, se mide la altura del agua en el pozo, lo que refleja la profundidad del nivel freático en esa zona. Este tipo de monitoreo es muy importante, sobre todo en áreas donde la gestión del agua subterránea es crítica, como en la agricultura, la construcción y el suministro de agua potable.
Si lo que pretendías, al inicio del artículo, era aprender a obtener agua mediante el método zahorí, siento haberte desilusionado. No, la idea era que conocieras uno de los conceptos más importantes sobre el agua subterránea.
El nivel freático es la zona más cercana a la superficie del acuífero. En algunas ocasiones está hasta al descubierto. Conocer lo que es, saber identificarla y medirla, va a ser un factor clave para llevar a cabo una planificación y, en general, una gestión más efectiva y sostenible de los recursos hídricos.
Para esto se necesitan herramientas adecuadas y conocimiento del procedimiento. Evidentemente, esto no es lo que hace un zahorí. Por tanto, si querías aprender a encontrar agua con algún método “rudimentario”, olvídalo. Fíate del método profesional y, siempre que quieras conocer algo sobre las aguas subterráneas, acude a un hidrogeólogo.
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