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El enfoque sistémico representa una forma diferente de pensar el mundo y la realidad que nos rodea, así como un proceso enseñanza aprendizaje integral. Uno de los pioneros de este paradigma es Edgar Morin, filósofo y sociólogo francés, quien en 1998 escribió para la UNESCO Los siete saberes necesarios para la Educación del futuro en el que expone qué es el enfoque sistémico en educación.
El enfoque sistémico en educación se refiere a una perspectiva que considera a la educación como un sistema complejo, en el cual los diferentes elementos y componentes están interconectados e interactúan entre sí. Se basa en la premisa de que cualquier cambio o intervención en una parte del sistema puede tener efectos en otras partes, por lo tanto, es necesario comprender y abordar la educación de manera integral.
Antes de abordar el tema y cómo se ha desarrollado el enfoque sistémico en educación, procede explicar que este es un paradigma relacionado con la comprensión, y se deriva del término “sistema”. Se entiende que todo es un sistema integrado por partes, las cuales están en permanente interacción.
Desde esta la perspectiva del enfoque sistémico, todos conformamos un gran sistema ecológico en constante interacción. Por ejemplo, el hombre es un sistema, integrado, a su vez por diversos subsistemas: respiratorio, digestivo, circulatorio, muscular, óseo esquelético, neurológico, entre otros. Si estudiamos la naturaleza anatómica del hombre desde el paradigma sistémico, debemos considerar la relación entre esos sistemas, los cuales son una pequeña parte de la constitución de un humano.
De manera que, si pretendemos estudiar al hombre solo en su aspecto anatómico, incluyendo los subsistemas que los componen; tendríamos que considerar, también, la influencia del ambiente externo en su comportamiento. Por eso, la gestión del conocimiento desde el enfoque sistémico en educación, plantea el desarrollo del pensamiento integrador, que analiza las cosas como sistemas integrados por partes en interacción.
Este enfoque propone una nueva forma de generar conocimientos, desde una concepción no fragmentada de lo que se estudia. Por eso, el enfoque sistémico en educación, conjuga aspectos de aprendizaje, como el cognitivo y el constructivista, porque sus teorías permiten comprender algunos de los elementos que intervienen en el aprendizaje.
Debe destacarse que la base del enfoque sistémico en educación es el pensamiento sistémico. Según Morin, debe inculcarse desde la escuela, para que los niños entiendan la complejidad del mundo. Pero también, para que aprendan a analizar las cosas con una visión integral y no como el producto de una simple relación de causa-efecto.
En su obra Los siete saberes necesarios para la formación del futuro, Morin asienta las bases del enfoque sistémico en educación. Además de explicar que el reto de la educación del futuro es enseñar a los niños a desarrollar el pensamiento complejo o sistémico. Según este autor, esto puede lograrse con la gestión de una estrategia docente que implique el desempeño de saberes sobre:
Se trata de una forma de pensamiento desarrollada a lo largo de los últimos setenta años. Aspira a facilitar la comprensión y resolución de patrones, a partir de conceptos comunes en otras disciplinas, como la ingeniería, la biología o la teoría de sistemas. El pensamiento sistémico o pensamiento sistemático es un marco conceptual que comprende la realidad como un sistema de objetos interconectados o de subsistemas. En consecuencia, procura comprender su funcionamiento y sus propiedades para solucionar un problema al darle un nuevo giro al enfoque sistémico en educación.
El término pensamiento sistémico proviene del concepto de sistema, por el cual se entiende cualquier conjunto, organismo o segmento de la realidad que pueda ser descrito a partir de sus componentes y la interacción entre ellos, haciendo abstracción del “afuera” del mismo.
El pensamiento sistémico comprende sus objetos de interés como sistemas ordenados, y para ello aplica cuatro principios fundamentales, que son:
Todos los anteriores beneficios del pensamiento sistémico, permiten conocer qué principios o leyes ayudan a que las relaciones mejoren, entre los miembros de un sistema, en cuanto a fluidez, transparencia y eficacia. Del mismo modo, hay que darle a este pensamiento un enfoque sistémico en educación que nos lleve a enseñar, gestionar, conscientemente, nuestra necesidad básica y primaria de ‘relacionarnos’.
La psicología sistémica estudia los fenómenos de relación y comunicación en los grupos, analizando las relaciones y los componentes que a partir de ella emergen. Este enfoque parte de las personas individuales, las cuales se interrelacionan entre sí en diferentes colectivos entendidos como sistemas. De esta forma, cada grupo/colectivo donde se relaciona cada persona es un sistema diferente: familiar, laboral, pareja o en la escuela y darle un enfoque sistémico en educación.
En efecto, esta corriente parte del contexto teniendo en cuenta los distintos ámbitos en los que se mueven las personas, pues cómo se relaciona cada individuo con su entorno determina su desarrollo y su crecimiento personal. Por lo que la psicología sistémica puede aplicarse tanto a parejas, equipos de trabajos, familias, en la escuela, como también a personas individuales. En este punto, hay que resaltar que la psicología sistémica es una corriente basada en la teoría general de sistemas de Bertalanffy, donde se destaca el concepto de interacción y afirma que un sistema implica la interrelación de las personas implicadas.
El modelo sistémico surge al mismo tiempo que la terapia familiar como un marco conceptual para abordarla con el fin de comprender la complejidad de fenómenos interrelacionados que ocurren en su seno. Pero con los años no se ha podido diferenciar entre modelo sistémico y terapia familiar. Por un lado, el modelo sistémico se puede aplicar a muchos otros formatos de la intervención, además del familiar. Por otro lado, existen otros modelos que han desarrollado un formato de intervención familiar.
En la actualidad, la gran mayoría de terapeutas sistémicos realizan intervenciones individuales, ya sea alternándolas con las familiares, o bien como modalidad única en función de los casos y de la disponibilidad de la familia para el tratamiento. En este particular, debemos mencionar al teólogo y pedagogo Bert Hellinger, que se interesó mucho por el proceso de las relaciones interpersonales. También se le atribuye ser el fundador de las Constelaciones Familiares, una terapia que ha tocado la vida de miles de personas y ha cambiado la forma en que muchos profesionales llevan adelante su trabajo.
Imaginemos una escuela que decide implementar el enfoque sistémico en su plan de estudios y en su enfoque pedagógico. En lugar de enfocarse únicamente en la transmisión de conocimientos de manera tradicional, la escuela busca establecer una visión más integral de la educación.
Para implementar un modelo sistémico, se reconocen los diferentes elementos y actores involucrados en el proceso educativo: los estudiantes, los docentes, los directivos, los padres y la comunidad. Se entiende que cada uno de ellos tiene un papel importante y que sus acciones e interacciones pueden influir en el sistema educativo en su conjunto.
La escuela promueve la participación activa de los estudiantes en su propio proceso de aprendizaje fomentando la autonomía, la reflexión y la toma de decisiones, así como brindando oportunidades para que los estudiantes elijan proyectos y temas de estudio que les interesen y los motiven.
Los docentes adoptan un enfoque pedagógico que va más allá de la simple transmisión de conocimientos: se centran en el desarrollo de habilidades y competencias, fomentando el pensamiento crítico, la resolución de problemas y el trabajo en equipo. A su vez, establecen vínculos con la comunidad, invitando a expertos y profesionales a compartir sus experiencias y conocimientos con los estudiantes.
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