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El despido disciplinario es una medida que puede tomar un empleador cuando un trabajador comete faltas graves o incumple de manera significativa sus obligaciones laborales. Estas faltas deben estar contempladas en la legislación laboral y en el contrato de trabajo.
¿Te estás enfrentando a un despido disciplinario? En esta entrada te contamos en detalle cuáles son los motivos justificados para que una empresa pueda formular legalmente un despido disciplinario, qué tipos de despidos disciplinarios existen y cómo debe ser una carta de despido disciplinario.
El Estatuto de los Trabajadores expone con total claridad todas las causas que son motivo de despido disciplinario por parte de la empresa. A continuación, te las enumeramos con ejemplos prácticos:
a) Faltas repetidas e injustificadas de asistencia o puntualidad al trabajo:
b) Indisciplina o desobediencia en el trabajo:
c) Ofensas verbales o físicas al empresario o a las personas que trabajan en la empresa o a los familiares que convivan con ellos:
d) Transgresión de la buena fe contractual, así como el abuso de confianza en el desempeño del trabajo:
e) Disminución continuada y voluntaria en el rendimiento de trabajo normal o pactado:
f) Embriaguez habitual o toxicomanía si repercuten negativamente en el trabajo:
g) Acoso por razón de origen racial o étnico, religión o convicciones, discapacidad, edad u orientación sexual y el acoso sexual o por razón de sexo al empresario o a las personas que trabajan en la empresa:
En el despido disciplinario, no hay un período de preaviso establecido. Por ende, el empleador puede despedir al trabajador de inmediato sin necesidad de previo aviso.
Sin embargo, existe un plazo para aplicar la sanción de despido por haber cometido una falta muy grave, que es de 60 días desde que la empresa tiene conocimiento de dicha falta. En cualquier caso, el despido disciplinario no puede aplicarse más allá de los seis meses desde que ocurrió el incumplimiento.
Es importante destacar que, a pesar de este plazo para la aplicación de la sanción, el trabajador puede ser despedido de inmediato una vez que la empresa tiene conocimiento de la falta grave.
Distinguimos tres tipos de despido disciplinario según la capacidad de la empresa de demostrar las causas del despido:
Despido disciplinario procedente: Se considera procedente cuando el empleador puede demostrar que existen motivos suficientes y justificados para la terminación del contrato de trabajo. Es decir, se acredita que el trabajador ha cometido una falta grave que hace imposible la continuidad de la relación laboral. En este caso, el despido se ajusta a la normativa laboral y es válido.
Despido disciplinario improcedente: Se declara improcedente cuando, aunque existen motivos alegados por el empleador, no se ha logrado demostrar de manera adecuada la existencia de la falta grave o, en algunos casos, la gravedad de la misma no justifica la ruptura del contrato.
Despido disciplinario nulo: Se considera nulo cuando el despido vulnera derechos fundamentales o libertades públicas del trabajador. Algunos ejemplos de motivos que pueden llevar a la declaración de nulidad incluyen discriminación por motivos de género, religión, raza, orientación sexual, entre otros. En este caso, el trabajador tiene derecho a ser readmitido inmediatamente en su puesto de trabajo y a percibir los salarios dejados de percibir desde la fecha del despido.
En el caso de un despido disciplinario procedente, el trabajador tiene derecho a solicitar la prestación por desempleo, pero generalmente no recibe indemnización. Lo que sí tiene derecho a percibir el trabajador en cualquier caso es el finiquito, un documento que refleja los pagos y deudas al finalizar la relación laboral. Cabe recalcar que la firma del finiquito no limita al trabajador para impugnar el despido ni renunciar a futuras reclamaciones por derechos no reflejados en el documento.
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La redacción de una carta de despido disciplinario, según lo establecido en el Estatuto de los Trabajadores, debe contemplar ciertos elementos esenciales. En primer lugar, es imperativo especificar de manera clara y concreta las acciones y motivos que fundamentan la decisión de despido, ya que esta servirá como prueba en un eventual proceso judicial.
Además, la carta debe incluir la fecha en la que se hace efectivo el despido. Dado que en los casos de despido disciplinario no es necesario el preaviso, esta fecha suele establecerse para coincidir con el mismo día en que se comunica la decisión al trabajador.
Otro aspecto relevante por abordar en la carta es hacer una referencia expresa a la obligación o aspecto incumplido por el trabajador que motiva la terminación del contrato. Este incumplimiento debe estar respaldado por disposiciones específicas del Estatuto de los Trabajadores o el convenio colectivo aplicable.
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