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La mayoría de las personas enfrentamos sucesos desagradables y traumáticos en algún momento de nuestra vida como un accidente, la pérdida de un ser querido o un desastre natural. Estos eventos pueden causar una gran angustia psicológica, pero gracias a las opciones de abordaje y existencia de profesionales especializados, la mayoría de nosotros logramos recuperarnos después de un período de tiempo.
Sin embargo, algunas personas no logran superar estas experiencias y desarrollan algún tipo de trauma psicológico. En estos casos, la psicoterapia se convierte en una opción principal para aliviar los síntomas y mejorar la calidad de vida.
Según la Asociación Americana de Psicología (APA, por sus siglas en inglés), el trauma se define como "una respuesta emocional a un evento terrible como un accidente, una violación o un desastre natural".
No obstante, una persona puede experimentar trauma en respuesta a cualquier evento que perciba como física o emocionalmente amenazante o dañino.
Una persona traumatizada puede experimentar emociones inmediatamente después del evento y a largo plazo. Puede sentirse abrumada, indefensa, conmocionada o tener dificultades para procesar sus experiencias, por lo que el trauma también puede manifestarse con síntomas físicos.
El impacto del trauma puede ser duradero en el bienestar de la persona. Si los síntomas persisten y no disminuyen en gravedad, esto puede indicar que el trauma ha evolucionado hacia un trastorno de salud mental conocido como trastorno de estrés postraumático (TEPT).
El trauma psicológico surge de la experiencia de eventos con una alta carga emocional y potencialmente dañinos, que pueden causar un daño duradero y afectar la salud mental de quienes los padecen. Estos eventos suelen ser adversos, estresantes y amenazadores, sobrepasando nuestros mecanismos de afrontamiento y recursos disponibles.
Sin embargo, no todos los traumas son iguales. Existen diversos tipos que afectan de diferentes maneras:
Después de vivir un episodio traumático, la persona experimenta lo conocido como flashbacks, recordar el evento repetidamente como si estuviera sucediendo otra vez. Este es un síntoma clave del trastorno por estrés postraumático (TEPT). Sin embargo, en algunos casos, el impacto produce la activación de un mecanismo de disociación, borrando el recuerdo consciente del evento.
Esto no significa que no deje huellas, las cuales se manifiestan a través de diversos síntomas psicológicos y físicos:
La angustia y los temores relacionados con el trauma suelen resurgir durante la noche en forma de pesadillas. Estas pueden incluir detalles aislados del episodio traumático o recrear toda la experiencia.
Los traumas psicológicos a menudo vienen acompañados de una sensación constante de nerviosismo, aprehensión e irritabilidad. Las personas se vuelven más sensibles y permanecen en un estado de alerta y tensión casi permanente, evitando situaciones que les recuerden el evento traumático.
El miedo se convierte en un compañero para quienes han sufrido un trauma psicológico. Estas personas pueden experimentar temor en situaciones cotidianas y responder de manera exagerada a ciertos estímulos.
Las secuelas psicológicas del trauma dificultan la concentración. Es común que la persona se muestre distraída y su desempeño y productividad disminuyan considerablemente.
En algunos casos, especialmente en víctimas de violencia, las personas pueden sentirse avergonzadas o culpables por lo ocurrido, a pesar de no ser responsables de ello.
Los traumas emocionales también pueden provocar síntomas físicos como dolores de cabeza, tensión muscular, molestias digestivas, fatiga, aceleración del ritmo cardíaco e insomnio, entre otros.
El trauma es una respuesta emocional a eventos extremadamente estresantes o amenazantes que pueden tener efectos duraderos en la salud mental y física de una persona. Reconocer y comprender los distintos tipos de trauma, así como sus manifestaciones y consecuencias, ayuda a brindar el apoyo adecuado a quienes lo necesitan. Estos casos pueden recuperarse con el tiempo gracias a su resiliencia, otras pueden desarrollar trastornos como el trastorno de estrés postraumático (TEPT) que requieren intervención profesional. La terapia y el apoyo social son herramientas útiles para ayudar a los individuos a superar el trauma y mejorar su calidad de vida. Al aumentar nuestra conciencia y comprensión sobre el trauma, podemos contribuir a un entorno más funcional para aquellos que lo padecen.
Por tanto, como especialistas en la materia, apostamos por la psicoterapia por ser una herramienta adecuada para ayudar a las personas a superar los efectos y mejorar su calidad de vida.
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