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El coaching se ha convertido en una herramienta fundamental para motivar a un individuo a mejorar sus competencias y actuaciones de forma individual, grupal o en equipo. Así, existen diversos tipos de coaching: personal, profesional, deportivo, empresarial, cognitivo, emocional, etc. Pero ¿sabes cómo funcionan las sesiones de coaching? Hoy descubriremos en qué cosiste y la estructura de cómo suelen organizarse estas sesiones de empoderamiento y los objetivos de estas.
Un proceso de coaching que busca el asesoramiento personalizado (será específico según el tipo de coaching que estemos practicando), está formado por varias sesiones de una duración aproximada de entre 60 y 90 minutos y normalmente se suelen programar semanal o quincenalmente. En una primera parte de la consultoría, se realiza una exploración personalizada y un análisis del porqué se está iniciando esta práctica y de la situación inicial del cliente. A partir de aquí, se diseña y desarrolla una estrategia para digirir cada sesión hacia los objetivos propuestos. Así, en las reuniones siguientes se llevarán a cabo ejercicios, tácticas y diálogos de mejora. A continuación, conoceremos la estructura básica de las sesiones de coaching.
Es el principio de la sesión, en esta parte el cliente se desahoga con el coach, contándole todos los pensamientos, dudas, problemas que ha afrontado, etc., que ha tenido a lo largo de la semana desde la última consultoría. Así, el mentor se centra desde el minuto 0 en el acompañamiento personal del cliente y percibe los puntos donde habrá que hacer más hincapié durante la sesión. Igualmente, el individuo debe expresar si ha llevado a cabo las acciones prácticas para conseguir el objetivo pactado, así como la resolución de dudas por parte del coach.
A continuación, el preparador y el usuario recuerdan las conclusiones, decisiones y tareas de la sesión anterior. Una de las cosas más importantes en este punto de la consultoría es consolidar la relación de confianza entre el coach y el coachee para el éxito del proceso y la mentoría profesional. Las primeras partes de cada sesión suelen dedicarse a fortalecer este vínculo. Preguntas abiertas, escucha activa y empatía son herramientas clave para establecer un ambiente de apertura y confianza.
Las personas nos solemos mover con base en objetivos marcados, por lo que es muy importante fijarlos y saber hacia donde tenemos que ir para conseguirlos. Así, en esta fase tanto el asesor como el individuo que está realizando el proceso, exploran y reflexionan sobre la situación actual de este, los desafíos que se pueden presentar y las oportunidades que puede aprovechar. En este punto, la identificación de dificultades que podrían estar obstaculizando el progreso es esencial. El coach trabaja en colaboración con el coachee para desarrollar estrategias y soluciones viables. Este enfoque proactivo hacia los desafíos contribuye a un plan de acción realista. A raíz de ello, detectan las metas y fines que quiere conseguir el usuario y seguidamente, determinan los objetivos y concretan las herramientas y prácticas necesarias que utilizarán para lograrlos.
Es una de las partes finales de la sesión, en este momento el asesor se encarga de indagar mediante una serie de interrogantes al cliente, con el propósito de entender más en profundidad la situación del individuo y desafiarlo a abordar problemáticas específicas. Asimismo, esta fase es el momento en el que se implementan ejercicios prácticos y estrategias de coaching destinadas a la consecución de objetivos fijados. Es esencial que estas tareas sean específicas, medibles, alcanzable, relevantes y limitadas en el tiempo, para que se puedan llevar a cabo en el transcurso de una semana o una quincena. Estas actividades están intrínsecamente vinculadas a la sesión previa, enfocándose en perfeccionar las habilidades adquiridas. Es por tanto imprescindible, que el cliente asuma un compromiso activo para ejecutar estas actividades. En última instancia, se procede a la programación de la siguiente sesión en el calendario de trabajo.
El final de este tipo de reuniones de mejora continua es tan importante como el inicio de las mismas. El coach resume los puntos clave, recuerda los compromisos acordados y establece expectativas para la próxima reunión. Además, este lleva a cabo una evaluación exhaustiva del entrenamiento individual, del cual se derivan conclusiones esenciales. Estas deducciones desempeñarán un papel muy importante al identificar tanto las fortalezas como las vulnerabilidades del individuo, que servirán como base para delinear de manera concisa qué aspectos requieren mejoras en la próxima sesión.
En el ámbito del coaching, cada encuentro de desarrollo se convierte en un espacio estratégico diseñado meticulosamente para alcanzar objetivos específicos. Estos objetivos sirven como puntos de referencia cruciales que guían el proceso de desarrollo personal y profesional. Dependiendo del tipo de coaching que se trate, estos objetivos y metas finales variarán. No obstante, a continuación, exploraremos algunos objetivos fundamentales que generalmente se persiguen en una sesión de coaching efectiva:
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