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En el ámbito educativo, los docentes ocupan el lugar más importante dentro del proceso formativo de los estudiantes. Sin embargo, también se reconoce a un perfil profesional que no pasa desapercibido por su relevancia en el desarrollo integral de estos: el orientador psicopedagógico. Con conocimientos de psicología y pedagogía, evalúa y diagnostica necesidades educativas específicas, y propone siguiendo esto intervenciones para mejorar el rendimiento académico y el crecimiento personal de los alumnos.
Si quieres saber más sobre esta profesión, ¡sigue leyendo hasta el final!
En el contexto educativo, la orientación psicopedagógica cumple una función crítica en el aseguramiento del bienestar, desarrollo y crecimiento adecuado de los estudiantes. Siguiendo esto, centra su atención en la identificación, evaluación e intervención directa en circunstancias que podrían afectar el proceso educativo, sobre todo, en los niveles académico, social, emocional e intelectual. Con base en diversas metodologías, propone estrategias de acción que incluyen a docentes y padres, agentes imprescindibles para lograr un abordaje integral.
El trabajo del orientador psicopedagógico, en este sentido, se extiende más allá del rendimiento académico de los alumnos. Contempla la atención a la diversidad, la mediación en conflictos, el acompañamiento psicológico, el diseño de programas adaptados y, desde luego, la inclusión de programas complementarios a la enseñanza escolar. Al abordar estos aspectos, la psicopedagogía se orienta al aseguramiento del bienestar socioemocional del estudiante, así como a la preparación de este para su desarrollo tanto personal como profesional.
Con todo, el principal objetivo de la orientación psicopedagógica es fomentar la creación de espacios positivos de aprendizaje que permiten el desenvolvimiento de los estudiantes según sus circunstancias, necesidades y expectativas.
A continuación, se presentan las principales funciones del orientador psicopedagógico:
La función principal de este profesional es detectar tanto las necesidades educativas como los trastornos de aprendizaje de los estudiantes. Aplica métodos y herramientas de valoración psicopedagógica, como las entrevistas, la observación, las pruebas psicométricas, análisis de informes médicos, análisis de expedientes académicos, entre otros.
La siguiente función es evaluar los datos recabados para diagnosticar los problemas de aprendizaje (trastornos del lenguaje, altas capacidades intelectuales, entre otros). Se trata de un proceso crítico para el ulterior diseño de estrategias o mecanismos de intervención.
Los conocimientos y competencias del orientador pedagógico son cruciales en el diseño y aplicación de estrategias de intervención. Ya sean individuales o grupales, establecen objetivos, rutas de trabajo y métodos de evaluación de los avances. Si bien el objetivo es contribuir rendimiento académico, se aplica una perspectiva holística que incluya todas las necesidades y el perfil del estudiante.
La acción tutorial consiste en el acompañamiento continuo al estudiante para asegurar el cumplimiento de las pautas ofrecidas por el orientador psicopedagógico. Se incluye la proposición de tareas, actividades, tutorías, terapia psicológica, entre otros. El orientador recoge información sobre el progreso del estudiante y brinda retroalimentación para mejorar el proceso.
Como se vio, la orientación psicopedagógica incluye a docentes y familias, en tanto que son agentes imprescindibles para mejorar la situación individual de los estudiantes. La escuela, con su función educativa, implementa metodologías pertinentes para los contenidos de las asignaturas, mientras que en casa los padres, tutores o familiares brindan apoyo y acompañamiento. En este sentido, ambos ámbitos deben conocer cómo seguir buenas prácticas y así contribuir al desarrollo integral del estudiante.
El objetivo de estos programas es brindar conocimientos sobre diferentes temas que merecen un abordaje más amplio. Se trata de la educación sexual integral, la prevención del consumo de drogas, la sensibilización ante el acoso escolar, entre otros. Durante estas sesiones, se resuelven dudas, se brindan consejos y orientación en torno a los intereses y preocupaciones de los estudiantes.
Si te has preguntado por los requisitos para desempeñarte como orientador psicopedagógico, aquí te contamos más sobre el itinerario formativo y otros aspectos que considerar.
Los interesados en ejercer en esta profesión deben haber seguido formaciones universitarias o profesionales en psicopedagogía, ciencias de la educación, educación infantil, educación primaria, psicología. Se trata de programas académicos fundamentales para trabajar en el ámbito educativo tanto privado como público.
Los posgrados son, actualmente, imprescindibles para insertarse en el mercado laboral. Con estos programas, así como con cursos y especializaciones, los profesionales pueden actualizar y complementar sus conocimientos. Esto brinda información sobre leyes de educación, modelos de intervención, entre otros. Además, dependiendo del país, se requieren el posgrado para acceder a plazas públicas.
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Máster en Intervención Neuropsicopedagógica
La formación académica es fundamental en la orientación psicopedagógica, pero también son necesarias ciertas habilidades y competencias para una óptima práctica profesional. A continuación, se presentan las más importantes:
El orientador psicopedagógico cuenta con diversas salidas profesionales en el ámbito educativo y más allá.
Puede desempeñarse como orientador escolar, tanto en primaria como en secundaria, y ofrecer así apoyo directo a estudiantes y docentes. También puede trabajar en institutos de formación profesional, donde ayuda a los alumnos a orientarse en sus trayectorias educativas y profesionales.
Existen oportunidades en gabinetes psicopedagógicos, donde se realizan evaluaciones y se ofrece apoyo a estudiantes con necesidades específicas. Además, los orientadores pueden colaborar con empresas de formación y recursos humanos, desarrollando programas de capacitación y asesoramiento profesional.
Pueden trabajar para el Estado y las ONGs, que suelen requerir orientadores psicopedagógicos para implementar y evaluar programas de desarrollo educativo y social. Asimismo, la docencia en centros de formación y universidades es también una salida profesional muy valorada.
El salario de un orientador psicopedagógico varía según la región, la institución y la experiencia. En Europa, el promedio es de 25 000 a 40 000 euros anuales, mientras que en España inicia en 24 000 euros y puede llegar a 35 000 euros en el sector público. En el sector privado, los salarios son más competitivos y los orientadores pueden cobrar de 30 a 70 euros por hora. La formación continua, la experiencia y la ubicación influyen significativamente en el salario.
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