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Desde hace un tiempo a esta parte, el uso de la palabra resiliencia se ha extendido. No es extraño leer o escuchar sobre este tema en contextos tan diferentes como la psicología, el trabajo o la educación, pero ¿qué significa exactamente?
Este término se refiere a la capacidad de sobreponerse a los problemas y ver el lado positivo de las situaciones adversas. Una habilidad que no está reservada a unos pocos si no que todos podemos desarrollarla. Si tu también quieres potenciar tu capacidad de adaptación y profundizar más en este concepto tan interesante, a continuación podrás leer sobre qué es la resiliencia, las características de una persona resiliente o cómo practicar la resiliencia en la vida diaria. ¿Suena bien verdad?
La resiliencia se refiere a la capacidad de una persona para adaptarse y superar situaciones complejas o cambios significativos. Podríamos definirla como una mezcla de fortaleza emocional, habilidades de adaptación y actitud positiva frente a los problemas.
Un ejemplo práctico de resiliencia puede ser, ante una realidad sobrevenida como la pérdida de un familiar o un fracaso laboral, una persona resiliente no solo logra sobreponerse sino que es capaz de extraer un aprendizaje, encontrando nuevas oportunidades y seguir adelante con una actitud fortalecida.
Dato interesante: Según estudios psicológicos, la resiliencia no es una características innata, se puede desarrollar con práctica y autoconocimiento.
Aunque la resiliencia es un proceso que va más allá de "salir adelante". Se relaciona con un proceso psicológico complejo donde la persona no solo sobrevive a la adversidad sino que emerge transformada.
Ante una situación estresante, ¿Cómo tiendes a actuar?¿Sueles sobreponerte o te desmoronas? Si eres una persona resiliente te adaptarás fácilmente a los cambios y podrás superar la adversidad, convirtiendo los obstáculos en oportunidades de aprendizaje. Y es que, además, las personas resilientes destacan por su autoestima y optimismo.
Si por el contrario, crees que aún no lo eres y quieres potenciar tu resiliencia tendrás que entrenar caracteristicas como la flexibilidad frente a los desafíos, la orientación al logro y el autocontrol.
Aunque, antes de eso, es recomendable hacer un ejercicio para identificar y conocerte a ti mismo para potenciar de mejor manera todas estas cualidades que te ayudarán a alcanzar tus metas personales y profesionales.
Recuerda, un individuo resiliente no es alguien que no siente dolor, sino quien ha desarrollado estrategias para procesar ese dolor y convertirlo en aprendizaje para el crecimiento personal.
La verdadera resiliencia comienza con la capacidad de gestionar nuestras emociones. No se trata de reprimir lo que sentimos, sino de comprenderlo y canalizarlo de manera constructiva.
Ningún ser humano es una isla. Los vínculos sociales sólidos actúan como red de contención y fuente de energía renovadora cuando los desafíos parecen abrumadores.
Los resilientes no ven los problemas como obstáculos insalvables, sino como desafíos temporales que contienen semillas de aprendizaje y oportunidad.
La resiliencia requiere una inversión consciente en nuestra salud física y mental. Descanso, alimentación, ejercicio y prácticas de mindfulness no son lujos, son necesidades.
Tener claridad sobre nuestros valores y un propósito más grande que nosotros mismos nos permite encontrar motivación incluso en los momentos más oscuros.
Te alegrará saber que la resiliencia se fortalece con acciones simples que incorporamos a nuestra rutina. Algunas de las más comunes son:
Practica la gratitud. Date la oportunidad de dedicar unos minutos a agradecer todo aquello que valores en la vida.
Diario emocional. Llevar un registro de tus emociones donde se reflejen tus pensamientos y sentimientos, suele ser una práctica que recomiendan los profesionales de la salud mental, con el objetivo de identificar patrones y aspectos a mejorar. Pero también para documentar nuestras experiencias difíciles, los aprendizajes obtenidos y cómo los superamos, ya que esto nos ayuda a construir una narrativa de fortaleza. ¡Toma nota!
Practica deporte. Esto nos ayuda a eliminar estrés y generar endorfinas, entre otras muchos beneficios.
Mindfulness o meditación. Estas técnicas nos entrenan para estar presentes y preparados para generar una respuesta consciente.
Establece metas alcanzables. Reconoce los logros, por pequeños que sean.
Reconstrucción de narrativas personales. Consiste en aprender a reinterpretar nuestras experiencias desde una perspectiva de crecimiento, eliminando el victimismo.
Si piensas que la resiliencia es una habilidad estrictamente aplicable al ámbito personal, te equivocas ¡todo lo contrario!. La resiliencia también se emplea en el entorno profesional, y además con resultados significamente positivos.
Y esto se debe a que un equipo resiliente es capaz de mantenerse unido y adaptarse a los cambios, mantener una comunicación efectiva y resolver los conflictos de manera colaborativa.
¿Quieres fomentar la resiliencia en los equipos de trabajo? Algunas de las acciones que puedes implementar para favorecer la resiliencia en equipos de trabajos son: promover un ambiente de apoyo, ofrecer formación en soft skills y valorar el bienestar de los trabajadores.
Recuerda que la resiliencia no es un estado final, es un camino de crecimiento continuo. Así, cada desafío es una oportunidad para conocernos mejor y expandir nuestros límites.
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