Máster Oficial Universitario en Acoso Escolar y Mediación + 60 Créditos ECTS
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El acoso escolar es un problema patente en los centros educativos. En tanto fenómeno, afecta a las víctimas, pero también a las relaciones interpersonales y el bienestar de todos los estudiantes, ya que genera un ambiente tenso, donde la angustia y el miedo son constantes. Para comprender cómo funciona y cómo prevenirlo, es necesario saber qué es acoso escolar, sus características y demás aspectos definitorios.
El acoso escolar (en inglés, bullying) se expresa mediante cualquier forma de violencia, ya sea física, verbal, psicológica o social, que ocurre de manera intencional y repetida en el entorno escolar. En derecho administrativo y derecho penal, este tipo de acoso se entiende como un “comportamiento contrario a la identidad del alumno en relación con su raza, color, nacionalidad, minusvalía, religión, orientación sexual o cualquier otra circunstancia” (Diccionario panhispánico del español jurídico). Por lo tanto, afecta a niños y adolescentes, alterando su bienestar y condición física y emocional.
Ahora bien, puede manifestarse de diversas formas, como acoso físico –golpear, patear, pellizcar, escupir, hacer tropezar o empujar– o acoso verbal –burlas, insultos y divulgar rumores acerca de sus actividades personales. Este fenómeno no solo daña a la víctima de acoso, sino que también impacta negativamente en todo el centro escolar, ya que afecta las relaciones interpersonales y trastoca la convivencia escolar.
Estas son las principales características del acoso escolar:
El acoso escolar se caracteriza por su clara intención de humillar, amenazar o intimidar a la víctima. En este sentido, no se trata de incidentes aislados, sino de comportamientos premeditados, desafiantes y hostiles dirigidos a causar daños. Estos actos incluyen el contacto físico directo y formas sutiles de acoso social, que incluye el aislamiento o la difamación.
Otra característica fundamental del bullying es su persistencia. Se trata de un comportamiento prolongado de abuso que se repite a lo largo del tiempo, por lo que genera un impacto acumulativo sobre quienes sufren acoso escolar. Como consecuencia, las víctimas padecen angustia constante.
El desequilibrio o asimetría de poder entre el acosador y la víctima es la base del acoso escolar o bullying. Se basa en la fuerza física, el estatus social o cualquier otro factor que el abusador utilice imponerse.
En muchos contextos, la violencia puede verse como una práctica normalizada. Precisamente, la naturaleza social del fenómeno se halla en la confluencia de los acosadores, los cómplices e, incluso, los espectadores, lo que dota a este comportamiento de legitimación social.
El acoso escolar no solo implica a la víctima y al acosador, sino también a los cómplices y observadores.
Es quien padece el acoso escolar de manera repetida, ya sea a través de acoso físico, verbal, psicológico, social o, incluso, sexual. Experimentan miedo, ansiedad, deterioro emocional y desgaste en las relaciones interpersonales.
Es quien perpetra la violencia en sus diferentes manifestaciones. Sus acciones son intencionadas y premeditadas. Se vale de su superioridad física o social para imponer su dominio, y puede estar influenciado por su entorno, en el que se han normalizado situaciones hostiles. Asimismo, se pueden constituir grupos de acosadores y cómplices.
Son quienes actúan como testigos, por lo que poseen un rol importante en los casos de bullying. Aunque no participan en las agresiones de manera directa, su inacción o silencio puede contribuir a la perpetuación del acoso.
Los puntos clave para la prevención del esta práctica negativa en los entornos escolares son los siguientes:
La prevención del acoso escolar inicia con la sensibilización en torno a los efectos negativos de esta práctica. Estas campañas deben enfocarse en promover el respeto mutuo, la tolerancia, la valoración de la diversidad, la empatía y la importancia de un entorno escolar saludable, libre de cualquier tipo de acoso. Las escuelas, en este sentido, deben implementar programas de formación de manera transversal a través de charlas, eventos, talleres y asignaturas relacionadas.
La creación de un clima de confianza es fundamental para que los estudiantes, sobre todo las víctimas, puedan reportar situaciones de acoso sin temor a represalias. Así, tras haber promovido la formación respecto de las implicancias del acoso escolar, se debe promover la discusión abierta en lo que concierne a las experiencias personales y grupales. Con este ambiente positivo de por medio, se puede prevenir el acoso escolar y responder oportunamente de manera segura.
Las actividades individuales y grupales dirigidas a fortalecer la convivencia son esenciales para combatir el bullying. Asimismo, tanto docentes como padres de familia deben acompañar a los estudiantes en el proceso de confiar en sí mismos para enfrentar casos de acoso, ya sea como víctimas o testigos, de modo tal que puedan denunciar los casos. Se debe fomentar el involucramiento en la prevención.
Los adultos deben constituirse como ejemplo de comportamiento. Esto se logra mediante la enseñanza de buenos valores, pero también a través de acciones que los validen, como la acción inmediata frente al acoso, el respeto a la diversidad, la comunicación clara y abierta, y desde luego la creación de una atmósfera de seguridad, donde todos se sientan valorados. Los adultos, en este sentido, ejercen como referencia para sus hijos y demás estudiantes.
La respuesta e intervención frente al caso escolar presenta dos vías fundamentales:
La víctima requiere una atención especial y oportuna para superar los efectos del bullying. El apoyo emocional es imprescindible y debe estar acompañado de asesoramiento psicológico, más aún si ha sufrido violencia o manipulación. El trabajo en la socialización saludable y la reintegración en el entorno es, asimismo, fundamental.
El diálogo con el acosador no solo permite transmitirle la importancia de la convivencia saludable, sino también comprender las razones detrás de su comportamiento. Las intervenciones se enfocan en la corrección de la conducta y la promoción de la empatía, pero también en la consideración de las condiciones familiares o sociales las que se encuentra el acosador. De esta manera, una visión integral del fenómeno favorece una mejor intervención.
Asociación Española para la Prevención del Acoso Escolar (18 de julio de 2018). Acoso escolar. https://aepae.es/acoso-escolar
Unicef (s/f). Acoso escolar: qué es y cómo ponerle fin. Consejos para prevenir y abordar el acoso. https://www.unicef.org/parenting/es/cuidado-infantil/acoso-escolar
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