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La delincuencia juvenil se puede definir como aquellos actos delictivos o conductas ilegales que han sido cometidas por personas menores de edad, comprendidas entre los catorce años y los dieciocho. Se incluyen, en este término, todos los delitos tipificados en nuestro Código penal, pero ¿Es aplicable el Código Penal a los menores de edad? ¿Qué es realmente la delincuencia juvenil, cuáles son sus causas y qué consecuencias tiene?
Antes de nada, te diremos que la respuesta es no, el Código Penal no es directamente aplicable a los menores de edad, las conductas delictivas de los menores están sujetas a la Ley Orgánica 5/2000, de 12 de enero, reguladora de la Responsabilidad Penal de los Menores.
Esa sería una definición desde una perspectiva puramente legal, aunque si queremos ampliar el concepto debemos tener en cuenta otras perspectivas como la sociológica en la que se incluyen factores culturales, sociales y económicos que pueden influenciar la conducta del menor, lo que nos puede llevar a la siguiente cuestión.
Pues bien, la delincuencia juvenil se puede catalogar como un fenómeno multifactorial, por lo cual no podemos asociarlo a una única causa, sino que se compone de varias entre las que podemos encontrar causas sociales, estructurales y familiares entre otras.
Si desglosamos cada una de ellas podemos encontrar que entre las causas individuales podemos destacar el consumo de drogas o alcohol, trastornos psicológicos o conductuales, influencia de modelos negativos en su entorno más cercano entre las más comunes. Además, se ve acrecentado por la periferización de los barrios con menos recursos y el abandono de las instituciones públicas.
Entre las causas familiares podemos destacar la exclusión educativa o abandono escolar, la pobreza, desigualdad social y falta de oportunidades o la influencia de entornos marginales o delictivos.
Y todos estos factores se entroncan en las causas estructurales como fenómeno sociológico, entre las que podemos señalar el déficit en programas educativos y culturales, entornos urbanos degradados y carencias de políticas públicas efectivas de prevención.
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Cuando hablamos de delincuencia juvenil hablamos de un problema social complejo, puesto que afecta no solo a las víctimas directas sino también a todo el tejido social en su totalidad. Supone un coste económico para el sistema policial y judicial, genera estigmatización hacia los jóvenes provenientes de comunidades vulnerables y afecta directamente a la cohesión social de la ciudadanía.
Entre las consecuencias más evidentes de la delincuencia juvenil podemos señalar la reproducción de los patrones delictivos intergeneracionales, la, cada vez más complicada, reinserción de los jóvenes que han estado implicados en la comisión de estos delitos y, sobre todo, el incremento de la inseguridad ciudadana.
No dejemos pasar de largo que los jóvenes delincuentes tienen una doble vertiente en este problema, ya que suelen ser tanto agentes causantes como víctimas del ecosistema social adverso en el que se desenvuelven y maduran. Por tanto, podemos afirmar, sin miedo a equívocos que la delincuencia juvenil es un fiel reflejo de las desigualdades y carencias estructurales que asolan a la sociedad en su conjunto.
Podemos encontrar diversas teorías que nos ayudan a explicar las dinámicas y los factores que conforman la delincuencia juvenil.
Por ejemplo podemos destacar a autores como Edwin Sutherland y su Teoría de la Asociación Diferencial, la cual defiende que el comportamiento delictivo juvenil se aprende cuando interaccionamos con otros, normalmente en grupos sociales donde esas normas delictivas prevalecen sobre la normativa legal.
Otros autores como Albert Cohen, con su teoría de la subcultura delictiva, sostiene que la juventud, al no alcanzar las metas socialmente validadas, suelen desarrollar otras metas delictivas en su lugar, a lo que denomina subculturas delictivas. En la línea de esta teoría podemos encontrar la Teoría de la anomia de Robert Mentón, la cuál explica que la delincuencia juvenil surge cuando hay una desconexión entre los objetivos como el éxito y los medios legítimos disponibles para alcanzarlos. A esto debemos sumar que, según la Teoría de la oportunidad de Cloward y Ohlin, cuando los jóvenes encuentran acceso a oportunidades delictivas más viables que las legítimas es más sencillo que puedan cometer actos delictivos.
Estudiar y comprender las causas y las teorías de la delincuencia juvenil es de vital importancia para poder diseñar las estrategias para prevenir y reinsertar a los jóvenes que cometen delitos. Estas estrategias incluyen intervención familiar, oportunidades de empleo, programas de educación y actividades culturales que ayuden a generar un entorno positivo para los jóvenes y poder abordar el problema de la delincuencia juvenil.
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