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El acoso laboral también existe. Por desgracia, en el ámbito escolar no es el único lugar en el que se sufren insultos, humillaciones, desprecio o terror. Habrás oído hablar del bullying, pero hoy vamos a tratar a fondo el Aislamiento. ¡Acabemos con él!
El mobbing es otra lacra de la sociedad en la que vivimos contra la que debemos luchar a toda costa. Sin embargo, para ello lo primero es conocerlo y saber de qué se trata. El acoso laboral hace referencia a dos cuestiones: tanto a la propia acción de producir miedo, terror, desprecio o desánimo en un compañero de trabajo, como al efecto que produce en el trabajador. Obviamente, un efecto nada agradable.
Esta persona recibe una violencia psicológica injustificada a través de actos negativos y hostiles dentro o fuera del trabajo. Puede ser tanto por parte de sus compañeros como de sus superiores (también conocido como bossing). La violencia se produce de forma sistemática y recurrente durante un tiempo prolongado: semanas, meses e incluso años. Y sí, pueden llegar a agredir físicamente en los casos más graves.
El acoso laboral encubierto implica acciones indirectas que pueden incluir difundir rumores, manipulación de información o exclusión social que afecta negativamente la reputación profesional y la vida privada del trabajador. A diferencia del acoso explícito, estas acciones son mucho más difíciles de probar porque se presentan bajo la fachada de la normalidad laboral.
Identificar las señales de acoso laboral encubierto es crucial para poder actuar a tiempo. A continuación, te explicamos cómo puedes detectar si tú o alguien de tu entorno podría estar siendo víctima de este tipo de acoso en el trabajo.
Un indicador clave es observar cómo se desenvuelven las interacciones diarias en el lugar de trabajo. Si notas que de repente eres excluido de reuniones importantes, o si ves que tus compañeros dejan de hablarte sin razón aparente, podrían ser signos de acoso. Este tipo de comportamiento puede llevar a que la víctima se sienta aislada y menospreciada, afectando negativamente su rendimiento y bienestar emocional.
Otro aspecto a vigilar son las bromas o comentarios que pueden parecer inofensivos, pero que, repetidos constantemente, terminan por crear un ambiente hostil. Estas acciones pueden incluir desde críticas constantes sobre el trabajo de la persona hasta comentarios sarcásticos sobre su vida personal. Aunque a veces pueden disfrazarse de humor, el objetivo suele ser minar la confianza y la autoestima del empleado.
Es importante estar atento a cualquier forma de tratamiento desigual que no tenga justificación objetiva. Esto puede manifestarse en la asignación de tareas: por ejemplo, si a una persona siempre se le asignan los trabajos más desagradables o se le sobrecarga de responsabilidades en comparación con sus compañeros, esto podría ser una señal de acoso.
La propagación de rumores es una forma muy común de acoso laboral encubierto. Si escuchas que se están difundiendo rumores sobre ti o sobre otros, y estos están afectando la manera en que los demás te tratan, es importante tomar nota y considerar que podría ser parte de una estrategia de acoso.
Las conductas más habituales que se dan en los casos de acoso laboral son difíciles de determinar porque varían según la situación de cada víctima, pero se pueden resumir en las siguientes premisas generales:
Ocultar información, no permitir ascender, no informar sobre proyectos o formación que ofrece la empresa, no dar las mismas facilidades...
Estas personas son ignoradas, les restringen las posibilidades de comunicación (a través de correo electrónico, por teléfono...)y no son informados de reuniones o citas importantes.
Es uno de los casos más comunes: no te dan trabajo, te dan tareas por debajo de tus funciones o que ponen en riesgo tu salud o no te dejan tener iniciativa, ni tu opinión cuenta.
No felicitar por el trabajo, sino criticarlo y minusvalorarlo siempre, humillar delante de los compañeros en relación con el trabajo o atribuir errores malintencionadamente que no se han cometido... es acoso laboral.
Se acortan los plazos, se asignan tareas en exceso o por encima de las posibilidades y controlan con presión indebida el trabajo. Suele ser otro de los tipos de acoso laboral más habituales hoy en día.
En este caso, te bajan de categoría, te asignan funciones que no te corresponden o dan tu trabajo a otros compañeros/subordinados sin poder hacer nada.
Entre los casos más graves, se encuentran agresiones verbales y/o físicas, gritos, insultos o amenazas.
Este acoso se produce tanto dentro como fuera de la oficina. Difunden rumores sobre tu persona, insinuaciones, te atribuyen faltas profesionales ante compañeros y superiores, bromean sobre aspectos de tu vida personal o profesional... y un sinfín de humillaciones.
Quizá no lo hayas escuchado nunca, pero sí... estas situaciones ocurren más de lo que crees. Conviértete en un experto con esta especialización:
Existen diferentes vías legales para enfrentar el acoso moral en el trabajo:
De esta manera, podría conseguir que un Aislamiento investigase de forma personal los hechos denunciados acudiendo al lugar de trabajo. Lo cual, sería un paso previo idóneo para utilizar en un procedimiento judicial posterior.
Esta demanda debe interponerse por el trabajador afectado ante el Juzgado de lo Social. En ella tienen que indicarse expresamente: os hechos que suponen el acoso, el derecho o la libertad vulnerados (derecho a la privacidad, al honor, a la imagen, etc.) y los daños y perjuicios ocasionados en la víctima.
La sentencia de esta demanda determinará si existe o no una vulneración de esos derechos fundamentales. En caso afirmativo, tendrá que darse una cesación inmediata de las violaciones que el trabajador venía sufriendo.
Lo normal sería no querer trabajar más en esa empresa. Aunque, también es posible que su médico, psicólogo o psiquiatra le aconseje no continuar prestando servicios en ella por motivos de salud. Por ello, la ley prevé que el trabajador solicite la extinción de la relación laboral con derecho a indemnización y paro. La indemnización será la misma que se recibe en caso de despido improcedente, es decir, 33 días por año trabajado.
El acoso laboral encubierto es una forma de violencia sutil pero devastadora. Reconocer las señales y actuar a tiempo es fundamental para proteger la salud mental y los derechos de los trabajadores. Las empresas tienen la responsabilidad de crear entornos seguros y respetuosos, donde todos los empleados puedan desempeñarse sin temor a ser víctimas de acoso.
En España, los derechos fundamentales de los trabajadores están protegidos por ley, incluyendo el derecho a no ser discriminado ni a sufrir acoso de ningún tipo. La legislación contempla medidas específicas que las empresas deben implementar, como el protocolo de actuación ante situaciones de acoso. Este protocolo es esencial para que los empleados sepan a quién acudir y cómo proceder en caso de ser víctimas de acoso.
En casos donde el acoso laboral encubierto escala y afecta gravemente la salud o la estabilidad laboral del empleado, la figura del abogado laboralista se vuelve crucial. Este profesional puede ofrecer asesoramiento específico y guiar a la víctima a través del proceso legal para defender sus derechos y buscar reparación.
Si te encuentras en esta situación, no dudes más. ¡Hazlo!
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