Curso de Entorno Personal de Aprendizaje y Técnicas de Estudio (Titulación Universitaria con 5 Créditos ECTS)
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Prepararse para exámenes como las oposiciones, el MIR, EIR, PIR, etc., es un proceso que requiere mucho esfuerzo tanto mental como físico. Las personas que han pasado largas jornadas de estudio con el objetivo de aprobar y alcanzar sus metas pueden confirmarlo.
Sin embargo, es bien conocido que estas largas horas de estudio, la presión por cumplir objetivos y la necesidad de mantener la concentración pueden ser muy desgastantes. En este contexto, practicar deporte regularmente puede ser clave para mejorar el rendimiento académico y la calidad de vida.
En este artículo, te contamos (basándonos en estudios científicos) cómo el ejercicio puede ser tu mejor aliado mientras preparas una oposición. ¡Ponte tus mallas y zapatillas!
Cualquier profesional de la salud sabe que hay muchas razones para hacer actividad física, como mantener una buena salud cardiovascular o reducir el riesgo de enfermedades como la diabetes o ciertos tipos de cáncer.
Además, varias investigaciones indican que el ejercicio tiene un efecto positivo en las funciones cognitivas. Mejorar la salud general también contribuye al bienestar y la capacidad de estudio. Así lo dice el refrán popular: ¡Mente sana en cuerpo sano! Los principales beneficios de hacer ejercicio mientras estudias oposiciones son:
Mayor concentración y rendimiento académico: El ejercicio regular mejora la circulación sanguínea y la oxigenación del cerebro, lo que ayuda a la concentración y al aprendizaje. También reduce la fatiga mental y mantiene la atención durante más tiempo.
Un estudio de la National Library of Medicine de EE. UU. mostró que la actividad física mejora tanto la condición física como las funciones cognitivas y cerebrales, lo que se refleja en un mejor rendimiento académico, especialmente en materias que requieren habilidades cognitivas complejas como matemáticas, lectura e inglés.
Mejora de la memoria: Diversos estudios han demostrado que el ejercicio puede mejorar los sistemas de memoria de varias maneras, como mediante la neurogénesis y la estimulación del hipocampo, una parte del cerebro asociada con la memoria y el aprendizaje.
Una investigación sobre el ejercicio en personas mayores encontró que la actividad aeróbica moderada y regular se asocia con un mejor rendimiento neurocognitivo en este grupo de personas.
Mayor resistencia física y energía: El ejercicio fortalece el sistema cardiovascular y aumenta la capacidad pulmonar, lo que se traduce en una mayor resistencia física. Esto te permite afrontar las largas jornadas de estudio con más energía y reducir la sensación de fatiga.
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Mejora de la salud mental: La actividad física es clave para mejorar el estado de ánimo al liberar endorfinas, neurotransmisores asociados al placer y al bienestar. Por eso, el deporte ayuda a reducir el estrés, la ansiedad y la irritabilidad, comunes durante los períodos de estudio intenso.
Mentalidad positiva y autoestima: Superar desafíos físicos mediante el deporte fomenta una actitud positiva y mejora la autoestima. Sentirse capaz de alcanzar metas, aunque sean pequeñas, refuerza la confianza en uno mismo y facilita la perseverancia en el estudio.
Si estás preparando un examen o unas oposiciones, es posible que sientas que no tienes tiempo para nada. Sin embargo, todo se trata de encontrar un equilibrio. Con un poco de organización, es posible incluir el ejercicio en tu rutina de estudio:
Planifica tus sesiones de ejercicio: Dedica un tiempo específico en tu agenda para hacer ejercicio y cúmplelo. Aunque a veces tengas pereza o te sientas cansado, verás que el ejercicio te ayudará a sentirte más enérgico si lo haces regularmente.
Elige actividades que disfrutes: Si te gusta lo que haces, será más fácil mantener la motivación. ¡Pon música que te anime! Correr, nadar, levantar pesas, ir al gimnasio, una clase de zumba... ¡Hay opciones para todos los gustos!
Empieza de forma gradual: Si eres nuevo en el ejercicio, comienza con sesiones cortas y de baja intensidad y aumenta gradualmente la duración y la dificultad. Si puedes, consulta con un entrenador que te ayude a diseñar una rutina personalizada.
Busca un compañero de entrenamiento: Entrenar con alguien puede ser más divertido y te ayudará a mantener la constancia. ¡Seguramente no eres la única persona a la que le vendría bien ejercitarse!
Deportes aeróbicos: Correr, nadar, andar en bicicleta son excelentes opciones para mejorar la resistencia cardiovascular y reducir el estrés.
Entrenamiento de fuerza: Hacer ejercicios de fuerza con el propio peso corporal o con pesas ayuda a fortalecer los músculos y mejorar la postura.
Yoga y pilates: Estas disciplinas combinan ejercicios físicos con técnicas de respiración y meditación, favoreciendo la relajación y el equilibrio cuerpo-mente.
Rutinas rápidas y efectivas No necesitas convertirte en un deportista de élite para beneficiarte del ejercicio. Si tienes poco tiempo, existen rutinas cortas que puedes aprovechar al máximo. En YouTube, con entrenadores, en gimnasios... Tienes muchas opciones para mantenerte activo.
En casa: Puedes hacer circuitos de entrenamiento de alta intensidad (HIIT) con ejercicios como sentadillas, flexiones, burpees y abdominales.
En el gimnasio: Aprovecha las clases colectivas como zumba, spinning o CrossFit para variar tus rutinas y mantener la motivación.
Recuerda que practicar deporte regularmente es una inversión en tu salud física y mental que te permitirá estudiar oposiciones o exámenes con más energía y eficacia. Encuentra una actividad que te guste y adáptala a tu ritmo de vida. ¡Empieza hoy mismo a disfrutar los beneficios del ejercicio!
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