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El desprendimiento de retina es una grave condición ocular donde la retina, una capa delgada y sensible a la luz situada en la parte posterior del ojo, se separa de su ubicación normal. Esto puede causar una pérdida significativa y permanente de la visión si no se trata rápidamente.
Hay varios factores que pueden aumentar el riesgo de desprendimiento de retina. La edad es uno de ellos, ya que las personas mayores de 50 años tienen un riesgo mayor debido a que la retina y otras estructuras del ojo se vuelven más frágiles con el tiempo, lo que incrementa la probabilidad de desgarros y desprendimientos.
La miopía alta también eleva el riesgo, pues estas personas tienen una retina más delgada y estirada, lo cual aumenta las probabilidades de desgarros en la retina que pueden llevar a su desprendimiento.
Los traumatismos oculares, como golpes fuertes en el ojo, son otra causa importante, especialmente si la retina ya es vulnerable por otros factores de riesgo. Las cirugías oculares previas, como las de cataratas, incrementan el riesgo porque pueden debilitar la retina o causar cambios en la estructura del ojo que predisponen a desgarros y desprendimientos.
Los antecedentes familiares también juegan un papel importante. Tener familiares con antecedentes de desprendimiento de retina aumenta significativamente el riesgo, lo que sugiere una posible predisposición genética.
El desprendimiento de retina puede ocurrir por varias razones, siendo las más comunes:
Desprendimiento regmatógeno: Es el más común y ocurre cuando hay un desgarro o agujero en la retina. Esto permite que el líquido vítreo pase a través del desgarro y se acumule detrás de la retina, ejerciendo presión y separándola de la capa subyacente que le proporciona nutrientes y oxígeno. Esta condición puede desarrollarse debido a la degeneración de la retina asociada con la edad o por otras condiciones que causan la formación de desgarros.
Desprendimiento traccional: Se produce cuando el tejido cicatricial en la superficie de la retina se contrae y tira de ella, separándola de la parte posterior del ojo. Este tipo es más común en personas con diabetes mal controlada, que pueden desarrollar retinopatía diabética proliferativa. Esta condición provoca la formación de nuevos vasos sanguíneos anómalos en la retina, que causan cicatrices y tracciones, resultando en el desprendimiento.
Desprendimiento exudativo: A diferencia de los otros tipos, no se debe a desgarros ni tracciones, sino a la acumulación de líquido detrás de la retina debido a condiciones inflamatorias, vasculares o tumorales. Las enfermedades inflamatorias pueden causar la filtración de líquido desde los vasos sanguíneos hacia el espacio subretiniano. Las condiciones vasculares, como la hipertensión severa, también pueden resultar en la acumulación de líquido. Además, ciertos tumores oculares pueden exudar líquidos que se acumulan detrás de la retina, provocando su desprendimiento.
El tratamiento del desprendimiento de retina generalmente requiere cirugía y debe realizarse lo antes posible para prevenir la pérdida permanente de la visión. Existen varios métodos quirúrgicos que se utilizan según el tipo y la gravedad del desprendimiento:
Retinopexia neumática: Implica la inyección de una burbuja de gas en el vítreo del ojo. Esta burbuja flota hacia la parte superior del ojo, empujando la retina de vuelta a su lugar. El paciente debe mantener la cabeza en una posición específica durante varios días para mantener la burbuja en el lugar adecuado. Una vez que la retina está en su posición correcta, se usa un láser o crioterapia (congelación) para sellar el desgarro, impidiendo que más líquido pase por el desgarro y asegurando que la retina permanezca en su sitio.
Vitrectomía: Es un procedimiento en el que se extrae el vítreo del ojo, reemplazándolo con solución salina, una burbuja de gas o aceite de silicona. Esto elimina cualquier tracción en la retina causada por el vítreo. Una vez retirado el vítreo y reposicionada la retina, se utiliza un láser para sellar los desgarros. Este método es útil en casos donde el vítreo tira de la retina, creando desgarros o donde hay proliferación de tejido cicatricial.
Cerclaje escleral: Consiste en colocar una banda de silicona alrededor de la parte externa del ojo (la esclerótica), actuando como un cinturón que comprime ligeramente el ojo y empuja la pared hacia adentro contra la retina desprendida. Este proceso ayuda a que la retina se vuelva a unir a la capa subyacente. La banda de silicona generalmente se deja de manera permanente para mantener la retina en su lugar correcto. En muchos casos, se combina con otros tratamientos como la vitrectomía o el uso de láser para asegurar una reparación completa.
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