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No hay nada más descorazonador para un agricultor o cualquier trabajador del campo que una plaga destruya los cultivos que tantos meses han llevado sembrar, labrar y cuidar. Para combatir las plagas en agricultura se inventaron los pesticidas, cuyo uso se generalizó en todos los terrenos. No obstante, se viene observando una adaptación de las plagas a estos pesticidas, lo que significa que surten menor efecto y resultan menos eficientes a la hora de exterminar la amenaza por plagas.
Por ello se ideó el manejo integral o integrado de plagas como alternativa a los pesticidas. El manejo integral de plagas (de acrónimo MIP) consiste en aplicar todas las técnicas disponibles, especialmente si son naturales, para prevenir el desarrollo de poblaciones de plagas y proteger los cultivos reduciendo el impacto medioambiental y sanitario derivado de los pesticidas.
Si quieres conocer más acerca del manejo integral de plagas continúa junto a nosotros y explora más en este artículo.
Después de saber qué es el manejo integral es importante que sepas que para optimizar la producción y minimizar los problemas ambientales y de salud al consumidor, es importante que sigas los siguientes pasos para un mejor estudio de lo que debes aplicar en los cultivos:
Aquí el agricultor y su equipo deben identificar, registrar y contar los agentes de posibles daños, así como enemigos naturales que afecten la cosecha. En esta etapa se toma en cuenta el medio ambiente, enemigos patógenos, parásitos y depredadores.
Aquí se debe estimar la densidad de la población ¿Qué o cuáles insectos pueden afectar mi cosecha? ¿Cuál es el ciclo biológico de los organismos? Hay que tener cuidado con el margen de error, ya que se pueden aplicar productos que no sean necesarios o, en su defecto, en un tiempo que no sea el requerido, por lo que puede haber pérdida en la cosecha.
Se debe fijar un umbral económico que represente a la plaga para tener un control y evitar su propagación en el cultivo.
Es importante que sepas las ventajas del MIP para la producción:
Para dejar a un lado los daños que ocasionan los químicos dentro de la industria de la agricultura, puedes implementar el uso de predadores, parásitos y otros elementos biológicos para mantener a raya las pestes. Esta es una forma en la que podemos entender lo que es el manejo integral.
Cabe señalar el daño masivo que ocasiona el uso de químicos y pesticidas que, si bien cumplen con su tarea a corto plazo, terminan convirtiéndose en un riesgo para la salud a mediano y largo plazo. Por lo tanto, las nuevas generaciones de agricultores deben enfocarse en el futuro y aplicar una nueva forma de control de plagas: el control biológico.
A continuación, te vamos a explicar algunas técnicas que se implementan con frecuencia en el manejo integral de plagas para que sepas exactamente cómo se aplica en la práctica:
En el MIP se intenta alterar lo menos posible las propiedades del suelo. Por eso, antes de cultivar se sugiere realizar un análisis pormenorizado del suelo de cultivo con el fin de saber si es apto o no para la siembra. Como no todos los suelos son perfectos, al conocer sus defectos podemos añadirle los nutrientes necesarios para vigorizarlo. De esta forma, las plantas crecerán fuertes y más resistentes. Además, en el manejo integral de plagas se evita el doble arado de la tierra empleando la siembra directa mediante sembradoras de disco o agrícolas.
Las malas hierbas obstaculizan todo el proceso de cultivo, riego y cosecha y crecen de forma aleatoria. Es por ello que el MIP propone cubrir las hileras intermedias entre cultivos con paja, heno seco o mantillo para opacar el terreno en el que no queremos que broten estas plantas no deseadas.
Antes de comprar o recolectar semillas, un agricultor debe asegurarse de que son de calidad, bien mediante certificación oficial o inspeccionándolas manualmente. Entendemos como semillas de calidad aquellas que dan lugar a plantas fuertes y resistentes. Normalmente, se obtienen de forma tradicional o por ingeniería genética.
La rotación de cultivos no es una técnica innovadora y tiene beneficios probados como la reposición nutritiva del suelo cultivo. Pero además, también sirve para disuadir a las plagas, ya que al combinar distintos tipos de plantas durante el período de un año en un mismo suelo, las plagas experimentan más dificultades para infestar ciertos tipos de plantas.
Tal y como denota el nombre, las plantas trampa son cultivos “postizos” que sirven para atraer a ciertas plagas y mantenerlas controladas alrededor de plantas que realmente no nos interesa cultivar. Ejemplo de plantas trampa son la soja o el rábano.
Cuando el daño en una planta es irreparable debido a una infestación, se podan las partes afectadas.
En ocasiones se pueden introducir depredadores para diezmar la población de plagas. Por ejemplo, las mariquitas se comen a los pulgones, por lo que criar mariquitas reduciría el riesgo de infestación por estos insectos. Sin embargo, la introducción de depredadores foráneos en un ecosistema es un tanto peligrosa, ya que pueden no tener el efecto deseado e incluso convertirse en una plaga en sí misma.
Al igual que con los depredadores, esta idea consiste en integrar patógenos en los cultivos que infecten específicamente a las plagas que puedan dañar potencialmente los cultivos con el fin de reducir su número.
Los bioplaguicidas son sustancias o productos derivados de organismos vivos, como bacterias, hongos, virus, plantas o animales, que se utilizan para controlar o eliminar plagas y enfermedades en la agricultura.
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