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Los estudiantes que asisten a una institución educativa presentan historias y vivencias diferentes. Sus experiencias personales y lo que ven a diario dentro de su hogar son grandes influenciadores en su desarrollo dentro de las aulas de clases. Conocer diferentes maneras de mejorar el clima escolar será un punto clave y fundamental para prestarles el apoyo que necesitan.
La convivencia escolar es un factor relevante en el desarrollo integral de cada persona, porque se trata del contexto social, cultural y afectivo, en el que estamos inmersos y aprender a convivir es una de las competencias que todo individuo debe adquirir como parte de una sociedad. Del clima escolar no solo dependen los estudiantes, pues los profesores y las autoridades de las instituciones también forman parte de esta cultura escolar que se fragua dentro de las instituciones educativas.
El clima escolar se refiere al ambiente emocional, social y físico de una escuela, que influye en las relaciones interpersonales, la motivación de los estudiantes y el desarrollo de un entorno propicio para el aprendizaje.
Los estudiantes ocupan un lugar central no por ser más importantes desde la perspectiva del clima, sino que por razones semejantes a las que nos llevan a denominar los procesos anteponiendo el aprendizaje. Tiene que ver con que las comunidades escolares se organizan en virtud de aquello que debe suceder en las niñas, niños y jóvenes.
Entender cómo mejorar el clima escolar nos llevará de manera directa a plantear los procesos de aprendizaje, a los cuales se ha expuesto los alumnos a lo largo de la historia, y a formular reflexiones e interrogantes con respecto a que si se siguen adecuando estos procesos a la actualidad o, por el contrario, ya no se adecuan.
La violencia escolar no es un hecho que venga de fuera y que se solucione con acciones externas a la escuela. Donde la violencia viene dentro de la escuela, el abandono escolar también se da entre los buenos alumnos por bullying o acoso escolar, problemas de salud mental como depresión, pérdida de la autoestima. Una fuerte correlación entre un mal clima escolar, el bullying y el fracaso escolar en las escuelas difíciles demuestra que no todos los alumnos de todos los centros escolares sufren estos tres fenómenos por igual.
Las escuelas que tenían un mayor índice de mal clima escolar eran las de los alumnos más difíciles y conflictivos. Además, cabe señalar que el bienestar del alumno depende también del bienestar de los profesores. Si la plantilla de profesores no se siente realizada o a gusto con sus condiciones de trabajo, el profesorado no generará un buen clima escolar. Por ello, hace falta estabilidad regulada, con un liderazgo fuerte, cooperativo y un buen acompañamiento de los profesores.
Modificar procesos de enseñanzas que tienen implícito un castigo. No pretendemos fingir que los refuerzos negativos no funcionen y que nunca sean necesarios. Pero, allá donde se puede, se deben implementar refuerzos positivos en formas de validación y alabanza para que los niños interioricen conductas y valores loables, frente a aquellos que no lo son. Si se impone un castigo, este no ha de resultar humillante, ni ejemplarizante, ni mucho menos poner en riesgo la integridad física o psicológica del alumno.
Generar espacios de convivencia donde se les enseñe a los alumnos a manejar las crisis y a fomentar el autocontrol. Los alumnos han de ver reflejada en la figura del docente una figura de autoridad madura en la que puedan confiar y con la que se puedan abrir. Así pues, el docente puede optar por hacer sesiones de ejercicios de inteligencia emocional en el aula para enseñarles estas habilidades blandas a los alumnos.
Luchar con mano dura en contra de la discriminación y el bullying, tenderle la mano a los alumnos que son víctimas de agresiones. Un docente ha de estar atento a indicios de que hay algún tipo de acoso laboral en su aula, desde las formas más explícitas hasta las más implícitas. Si ves que un alumno suele aislarse o estar deprimido, habla con él en privado e intenta leer entre líneas. Nunca sabes si este alumno puede estar sufriendo acoso escolar por redes sociales o de alguna otra forma más velada. De igual forma, identifica perfiles de agresores potenciales para tenerlos en el punto de mira.
Como director de una escuela, este cargo laboral directa ha de procurar un clima laboral tranquilo, relajado, democrático y participativo, practicado y difundido por la totalidad de la comunidad educativa. Esto definitivamente contribuirá al desarrollo de una convivencia escolar sana, armónica y pacífica. De esta forma, los docentes se sentirán más realizados en su puesto de trabajo y se esmerarán más en sus labores.
Permitir que los estudiantes participen en la toma de decisiones y en la organización de actividades escolares les brinda un sentido de pertenencia y responsabilidad. Se pueden crear espacios para que los estudiantes expresen sus opiniones y se involucren en la planificación de eventos o proyectos.
Definir y comunicar de manera clara las normas y expectativas de comportamiento en la escuela es fundamental. Esto ayuda a generar un ambiente seguro y ordenado donde todos sepan qué se espera de ellos. Es importante que estas normas se apliquen de manera justa y consistente.
Las escuelas tradicionales que no se han preocupado por mejorar la manera en que transmiten el conocimiento. Tienen un tipo de enseñanza que conduce de manera directa a la sumisión y la heteronomía de los estudiantes, generando esto una hostil convivencia, porque los jóvenes de hoy en día ya no son sumisos como los de otras épocas, haciéndose necesaria la búsqueda de herramientas que permitan conocer ¿cómo mejorar el clima escolar?. Destacaremos estos aspectos dentro del proceso de enseñanza y aprendizaje que atentan contra una sana convivencia escolar:
Está comprobado que un clima escolar hostil se traduce en un bajo rendimiento de los estudiantes en cuanto a sus estudios, pues los mismos no tienen la misma evolución educativa que pudiesen tener con una convivencia sana. De tal modo, por el bien de los estudiantes, se hace imprescindible saber cómo mejorar el clima escolar para brindarles la posibilidad de tener un clima agradable y, por ende, mejores condiciones para su rendimiento educativo.
Se deben contar con profesores y directivos encaminados al desarrollo de estrategias que garanticen cómo mejorar el clima escolar de los procesos de enseñanza, las prácticas pedagógicas deben estar orientadas en la estimulación del proceso de aprendizaje de los estudiantes basándose siempre en el desarrollo de las habilidades y capacidades, por ende lograr un aprendizaje significativo.
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