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Según informes de Naciones Unidad, la desnutrición aumentó en 2020 8,4% al 9,9% en 2020. Aunque esto no lo hayamos notado en los países desarrollados, son cifras reales cuya causa principal ha sido la imposibilidad de los productores de atender a la demanda mundial. Esto hizo que productos tan básicos como los cereales subieran de precio. Cuando nos referimos a los cereales, no apuntamos solo a los de consumo humano, también a las cebadas y demás especies que se cultivan específicamente para la industria ganadera, esa que tanto está perjudicando al cambio climático.
Actualmente, la Biotecnología Alimentaria está realizando grandes aportaciones para solucionar el problema de la alimentación que sufrimos a nivel mundial, y uno de los avances más significativos, está siendo la elaboración de carne de laboratorio, en la que no son necesarios los animales, las macro granjas ni las plantaciones de alimento para el ganado.
Los científicos apuntan a que llevar una dieta más sostenible ayudaría a erradicar el hambre en el mundo y a rebajar los efectos del cambio climático. Si te interesa el sector de la nutrición o la industria alimentaria, atento al contenido de este post y a las acciones formativas que te recomendamos.
Los hábitos nutricionales que seguimos cada uno de nosotros son clave para cambiar el mundo que nos rodea y llevarlo hacia una sociedad más justa y verde. Consumir productos de cercanía, evitar precocinados, fijarnos bien en los ingredientes que lleva lo que compramos o disminuir el consumo de carne, son actos que tendrán una gran repercusión positiva en nuestra salud y en el planeta.
Para llevar una dieta sostenible, lo fundamental es darnos cuenta de que nuestros hábitos alimentarios no solo nos afectan a nosotros, sino al resto del entorno, incluyendo a las personas. La dieta sostenible es la que permite una nutrición completa y saludable a la vez que respetamos el medio ambiente. Por ejemplo, frutas fuera de temporada, es saludable, pero no sostenible, ya que implica una serie de acciones perjudiciales para el medio ambiente, como lo son: el transporte de largas distancias, el abuso del agua y la esquilmación de los acuíferos o el uso de químicos nocivos para el suelo y el aire.
Así, los principales objetivos que se persiguen con una dieta sostenible y que, a su vez, se alinean con los objetivos de las Naciones Unidas serían: generar un impacto ambiental reducido, luchar contra el cambio climático, respetar la cultura, la biodiversidad y proteger a los ecosistemas terrestres y submarinos.
Hay muchas formas de llevar una dieta inteligente y sostenible que, además, respeten nuestros gustos o requisitos tradicionales, pero vamos a ver algún ejemplo que nos sirva de referente.
Como sabes, una de las principales causas que acentúan el cambio climático es la ganadería intensiva, por no hablar de las controversias éticas que esta acarrea, dado el trato que se les da a los animales en estos centros. El desarrollo sostenible consiste en mantener la calidad de vida de una forma que tenga el menor impacto en el entorno y este es, precisamente, el objetivo del cultivo de carne de laboratorio.
Para evitar los gases de efecto invernadero, la esquilmación de zonas forestales para el cultivo de cebada y para evitar el sufrimiento animal, la carne de laboratorio se expone como solución a todos estos problemas.
La carne de laboratorio es cien por cien real, y se cultiva in vitro partiendo de células madre del tejido de los animales. En este recipiente, como si se tratara de una planta, las células madre se multiplicarían y desarrollarían un tejido idéntico al de la carne que consumidos actualmente. Aunque no sería un producto vegano, sí sería sostenible.
Como ocurre con todas las novedades disruptivas que aparecen para desbancar o mejorar a lo tradicional, además de pros, también han surgido ciertas discrepancias en torno a este tipo de carne.
Entre las ventajas nos encontramos con que es una producción de carne mucho más sostenible y ética, más saludable porque no hacen falta anabolizantes y otros químicos, además se pueden modular sus índices de grasa, es más segura porque evita el riesgo de zoonosis e infecciones, es más versátil y limpia en su presentación y es más rentable a largo plazo.
En contraposición, nos encontramos el miedo a lo nuevo por parte de los consumidores, las lagunas legales, los obstáculos que promueve el sector cárnico y el caro coste de venta al público.
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