Especialista en Psicología de la Emoción + Titulación Universitaria en Psicoterapia Emocional: Terapia Centrada en las Emociones (Doble Titulación + 8 Créditos ECTS)
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En los primeros años de vida, los niños tienen una fundamental plasticidad cerebral, por lo cual es en este periodo donde el aprendizaje es en especial fundamental para el enriquecimiento y conveniente desarrollo tanto la zona cognitiva como emocional con actividades de inteligencia emocional para niños. ¿Quieres conocer acerca de este tipo de dinámicas? Entonces te invitamos a que puedas continuar leyendo hasta el final.
La sabiduría emocional se apoya en contar con capacidades que nos sirven como para reconocer nuestras propias emociones y sentimientos, así como gestionarlas correctamente. Es por ello que hoy día se implementa con frecuencia en la educación un enfoque que trasciende lo académico y tiene en cuenta la gestión de emociones, la empatía y la resiliencia emocional. En esta entrada te proponemos actividades para que puedas entrenar la inteligencia emocional en niño. ¡Conócelas!
Los sentimientos visten cada aspecto de nuestras propias vidas y de nuestra vida diaria. Saber controlarlas, gestionarlas y usarlas por medio del impulso del aprendizaje emocional nos ayudará a sin lugar a dudas, encarar nuestro día a día de un modo más eficiente. Trabajar emociones, pensamiento y acción son los tres pilares esenciales que están cada momento de nuestro ser.
De allí el valor de las emociones básicas, del tipo de entendimiento para hacer frente a determinadas situaciones, para desenvolvernos en las habilidades sociales de la cual formamos parte de un modo eficiente. Entonces es indispensable que inicien actividades de inteligencia emocional para niños.
Desde la infancia es aconsejable comenzar con los pequeños en el campo del reconocimiento de los sentimientos, emociones básicas debido a que una vez que ellos comienzan a interactuar con los adultos y otros niños su comunicación sea más abierta.
Tenemos la posibilidad de actividades de inteligencia emocional para niños, como introducirlos en el razonamiento de los sentimientos simples: alegría, tristeza, temor e ira.
¿Cómo hacerlo? Por medio de imágenes de rostros, dibujos, juegos, preguntándoles qué les pasa, si permanecen tristes o por qué creen ellos que el otro lo está… Este es un modo perfecto para que aprendan a reconocer sus emociones lentamente.
Desde los 5 años podría ser perfecto que los niños supieran ya ofrecer nombre a los sentimientos de modo usual: “estoy enfadado, pues no me has llevado al parque”, “estoy contento, ya que mañana nos vamos de excursión”, “tengo temor de que cierres la puerta, ya que me dejas solo.”
Es usual que los niños algunas veces se vean superados por los sentimientos, como las rabietas que les hacen gritar o golpear cosas. Se necesita que nosotros mismos no reforcemos aquellas situaciones, una vez haya culminado la rabieta tenemos la posibilidad de enseñarles.
Para desarrollar una magnitud tan fundamental como esta se necesita pensar con ellos siempre por medio de diferentes preguntas: ¿Cómo crees que se siente el abuelo tras lo cual le has dicho? ¿Por qué crees que está llorando tu hermana? ¿Crees que padre está hoy contento?
Dialogar con los niños, hacerles preguntas, pensar, jugar, situar ejemplos… es algo indispensable en su enseñanza. Debemos promover constantemente el que logren expresarse, situar en voz alta su crítica y sus sentimientos, que aprendan a hablar.
Indispensable. A partir de muy pequeños tienen que saber guardar silencio a medida que los otros hablan, pero no solo aquello, debería ser un audio activo. De allí que sea aconsejable hablarles despacio, ante frente y culminando las frases con un “¿has entendido?”, “¿estás según lo que he dicho?”.
Para impulsar la inteligencia interpersonal es sustancial que podamos facilitar a nuestros propios hijos la confianza adecuada para que pongan en voz alta eso que les preocupa, que les hace felices, pero además infelices.
El hogar, el preescolar y la primaria serán aquellos primeros escenarios donde se va a desarrollar su historia. Si les ofrecemos tranquilidad para que logren expresarse y comunicarse, además lo harán mientras crezcan.
Claro, estas son solo algunas actividades de inteligencia emocional para niños que puedes aplicar para los más pequeños de la casa. Sin embargo, si quieres convertirte en todo un experto, tenemos una excelente opción para ti.
Esta actividad ayuda a los niños a identificar y gestionar sus emociones. Dibuja un semáforo en un papel o pizarra y etiqueta cada luz con un color y una emoción: verde/feliz, amarillo/nervioso o ansioso, rojo/enfadado o triste. Pide a los niños que identifiquen cómo se sienten y coloquen su nombre en el color que mejor describa su emoción en ese momento. Luego, ínstales a que piensen en una forma de calmarse si están en amarillo o rojo, o en cómo pueden continuar sintiéndose feliz si están en verde.
Esta actividad ayuda a los niños a desarrollar habilidades de resolución de conflictos y a comunicarse de manera efectiva. Pide a los niños que se dividan en parejas y les da un escenario de conflicto. Deberán trabajar juntos para encontrar una solución para luego compartirla con el grupo. Esto les enseña a trabajar en equipo y a encontrar soluciones de manera efectiva.
El objetivo principal del mural de emociones es que los niños a identificar diferentes emociones y a expresarlas creativamente. Dales un papel grande o una hoja de cartulina y pídeles que dibujen o escriban las emociones que sienten. Luego, pueden decorar la hoja y añadir pegatinas o recortes de revistas para crear un mural emocional. Es una actividad perfecta para que expresen sus emociones de manera creativa y visual.
Con esta actividad pretendemos trabajar la empatía y comprender las emociones de los demás. Lee un cuento en voz alta y pide a los niños que piensen en cómo se siente el personaje. Anima a los niños a ponerse en los zapatos del personaje y a pensar en cómo se sentirían si estuvieran en su situación. Posteriormente, iremos preguntando a cada niño cuál es su opinión e iniciaríamos un pequeño debate.
Este juego tan simple, pero tan ameno, ayuda a los niños a reconocer y expresar diferentes emociones. Para jugar, proporciona una serie de tarjetas con diferentes emociones de entre las que los niños deberán escoger una. Una vez la procesen, tendrán que ocultarla e imitar la emoción que aparece en ella. Los demás niños deben adivinar de qué emoción se trata. Puedes incluir un sistema de puntos para que sea más competitivo y retador.
A continuación, te regalamos una lista de actividades de inteligencia emocional para niños de 0 a 3 años, pues es una de las etapas más importantes del desarrollo infantil.
Los niños pequeños aprenden mejor a través de la imitación. Por lo tanto, un buen ejercicio de inteligencia emocional para niños de 0 a 3 años es ponerse en el lugar de ellos e imitar sus movimientos y sonidos. Esto les ayudará a comprender mejor sus emociones y a sentirse más conectados con usted.
Otra forma efectiva de enseñar a los niños a reconocer y comprender sus propias emociones es a través de la expresión facial. Pídele a tu hijo que muestre diversas emociones en su rostro y luego intenta adivinar qué es lo que está sintiendo. Esto también les ayudará a practicar la expresión de sus propias emociones.
Otra forma útil de enseñar a los niños a reconocer y comprender sus emociones es a través de la asociación. Pídele a tu hijo que asocie cada emoción con una imagen o una situación concreta. Por ejemplo, pídele que asocie la felicidad con el sol o la tristeza con llover. Esto les ayudará a comprender mejor qué es lo que están sintiendo y por qué.
Un buen ejercicio para ayudar a los niños a reconocer y comprender sus propios estados de ánimo es el cambio de humor. Pídele a tu hijo que se ponga en un estado de ánimo y luego pídele que lo cambie a otro. Esto les ayudará a reconocer cómo se sienten en diferentes momentos y también les dará la oportunidad de practicar el control de sus emociones.
Otra forma útil de enseñar a los niños a reconocer y comprender sus propias emociones es a través de la empatía. Pídele a tu hijo que se ponga en el lugar de otra persona y luego intenta comprender cómo se sentiría esa persona. Esto les ayudará a reconocer sus propias emociones y también les dará la oportunidad de practicar la empatía.
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