Curso de Terapia de Pareja (Titulación Universitaria con 5 Créditos ECTS)
Índice
La forma en la que se relacionan los niños con sus cuidadores da cuenta del modo en que se generan diferentes tipos de apego. Es en la adultez, precisamente, en la que estas formas pueden determinan cómo las personas se relacionan con otros, es decir, con amigos o en relaciones de pareja. Entre estos tipos de apego, se encuentran el apego seguro, el apego evitativo, el apego ansioso ambivalente y el apego contradictorio. En este texto, se aborda qué es y cuáles son las características del apego ansioso ambivalente.
El apego, en psicología, consiste en la conexión emocional que se establece entre el individuo y sus cuidadores durante los primeros años de vida. Esta conexión, precisamente, se crea a partir de interacciones reiteradas, en las que el cuidador responde de una u otra manera a las necesidades del niño. De esta manera, el contacto físico, la atención emocional y la satisfacción de sus necesidades son elementos que formar el apego.
Ahora bien, para que este sea seguro y saludable, los cuidadores deben ser constantes y coherentes con lo que el niño necesita. Si es que esto no se realiza así, es decir, al dejarse las necesidades desatendidas o cuando las atenciones son poco consistentes, se pueden desarrollar diversos tipos de apego.
Como se ha mencionado, existen diferentes tipos de apego en función de las relaciones que se establecieron entre los niños y los cuidadores. Es más, las características de estos primeros contactos pueden influir profundamente en las relaciones interpersonales de la vida adulta. A continuación, se presentan los cuatro tipos de apego.
Este estilo de apego se desarrolla cuando los cuidadores responden de manera consistente, coherente y oportunamente a las necesidades del niño. Los individuos con apego seguro tienden a tener relaciones saludables, ya que de niños experimentaron la incondicionalidad de sus cuidadores (apoyo incondicional), lo que repercute en las sensaciones y sentimientos de aceptación, amor y valoración positiva. Esto, en la adultez, se refleja en la seguridad frente a las relaciones interpersonales.
Este apego se desarrolla cuando los cuidadores son emocionalmente distantes o no responden a las necesidades del niño. Contrario al apego seguro, aquí los cuidadores no brindan la seguridad de que los niños podrán contar con ellos de manera incondicional. De esta manera, desde muy pequeños, los niños desarrollan conductas evitativas, es decir, distancia emocional que puede llegar a concretarse con la evitación de la intimidad.
En este tipo de apego, la relación que tienen los cuidadores con los niños se define por la desconfianza y la ausencia de seguridad. De ahí que los sentimientos y sensaciones relacionados con este tipo de apego sean el miedo, la angustia y, durante la adultez, la dependencia emocional. Podría decirse que hay un temor por no sentirse querido.
Este tipo de apego se define por la confluencia de algunas características del apego evitativo y del apego ansioso ambivalente. Se denomina desorganizado puesto que los niños presentan comportamientos contradictorios. El origen de esto se encuentra en la negligencia de los cuidadores, es decir, el abandono temprano que genera frustración, inseguridad, conductas explosivas, entre otros. En la adultez, las personas rechazan las relaciones, aunque busquen tenerlas.
El apego ansioso ambivalente se caracteriza por una serie de comportamientos y emociones que pueden dificultar las relaciones y la regulación emocional.
Los individuos con apego ansioso ambivalente pueden tener una baja autoestima y experimentar pensamientos negativos sobre sí mismos y sus relaciones.
Estas personas pueden tener dificultades para establecer relaciones saludables y pueden encontrarse a menudo en relaciones tóxicas en las que puede ocurrir violencia.
Los individuos con apego ansioso ambivalente pueden tener dificultades para regular sus emociones y pueden experimentar emociones intensas y fluctuantes, que pueden derivar en temor, miedo al abandono, inseguridad o búsqueda de aprobación, sobre todo en relaciones de pareja.
La persona con apego ansioso ambivalente puede tener sentimientos contrarios hacia sus parejas, lo que puede alternar entre la dependencia emocional y el rechazo.
El apego ansioso ambivalente puede tener varias consecuencias negativas para la salud mental y las relaciones interpersonales.
Los individuos con apego ansioso ambivalente pueden tener un mayor riesgo de desarrollar trastornos de ansiedad debido a su miedo constante al abandono y a su incapacidad para regular sus emociones.
La inseguridad y los pensamientos negativos asociados con el apego ansioso ambivalente pueden conducir a una baja autoestima, lo que puede repercutir en diversos ámbitos de la vida cotidiana, como los estudios, el trabajo, las relaciones de pareja, entre otros.
Las personas con este tipo de apego pueden tener dificultades para regular sus emociones, lo que puede llevar a comportamientos impulsivos y a problemas en las relaciones interpersonales en general.
Estas personas pueden tener dificultades para establecer y mantener relaciones saludables y perdurables.
El apego ansioso ambivalente tiene sus mayores repercusiones en la adultez, momento en el que los individuos se relacionan y buscan establecer vínculos con otras personas, ya sea en relaciones de amistad o de pareja.
Para poder superar las limitaciones que presenta, se puede optar por la terapia cognitivo-conductual, que puede ayudarles a identificar y cambiar los patrones de pensamiento y comportamiento negativos.
La terapia basada en el apego también puede ser útil por la ayuda que brinda a los individuos para entender cómo sus experiencias de apego tempranas han influido en sus relaciones actuales.
Ahora bien, la terapia de atención plena también puede ser beneficiosa, ya que puede ayudar a los individuos a aprender a regular sus emociones y a estar presentes en el momento. En algunos casos, también puede ser útil la terapia de pareja o familiar.
Es importante recordar que cada individuo es único y que el tratamiento debe ser personalizado para satisfacer las necesidades específicas de cada persona.
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