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El término ghosting se ha popularizado en los últimos años para aludir a la manera abrupta en la que ciertas personas terminan relaciones, ya sean de pareja, de amigos o de cualquier otra naturaleza.
Esta práctica, caracterizada por ocurrir sin previo aviso o explicaciones de por medio, es propia de la ausencia de responsabilidad afectiva y da cuenta de maltrato emocional. Pero ¿sabes más detalles del ghosting? Aquí te contamos un poco más sobre qué es desaparecer como un fantasma en las relaciones interpersonales y cuáles son sus principales consecuencias en las personas afectadas.
El ghosting es una práctica en la que una persona desaparece sin explicación, de modo que cierra cualquier método de comunicación; en otras palabras, evita el contacto con la víctima. En la era digital, las principales manifestaciones del ghosting son bloquear los espacios de contacto propios de las redes sociales (WhatsApp, Instagram, Facebook, entre otros) y evitar llamadas o mensajes por plataformas tradicionales como los SMS. Como consecuencia, la víctima de ghosting experimenta desasosiego, incertidumbre, confusión y sentimientos de culpa.
Este comportamiento refleja la ausencia de voluntad de diálogo y la evitación de la confrontación. Al cerrar las vías de comunicación, quien ejerce ghosting impone su decisión sin considerar la salud mental de la víctima, una clara muestra de la ausencia de responsabilidad afectiva. Aunque esta práctica se asocia con frecuencia a las relaciones de pareja, se extiende a cualquier tipo de relación interpersonal en la que existe un vínculo emocional. Se trata de una forma contemporánea en la que se bloquea e ignora a las víctimas sin mayor consideración.
Con todo, se trata de una actitud pasivo-agresiva que permite gestionar los conflictos interpersonales sin concretar un cierra claro, lo que, en definitiva, presenta consecuencias negativas en la víctima.
El ghosting implica consecuencias negativas para quien sufre esta práctica. Estas encuentran lugar en el ámbito emocional y psicológico, por lo que pueden impactar en la autopercepción o el establecimiento de relaciones saludables en el futuro.
La culpabilidad es una de las primeras reacciones ante el ghosting. Al pensar en qué pudo haber hecho mal, la víctima se cuestiona sobre las responsabilidades en torno a la ruptura. En este proceso se buscan justificaciones para el rechazo, donde puede surgir una narrativa de aceptación de culpas donde no las hay. De esta manera, se estaría ignorando la responsabilidad de quien incurrió en ghosting.
Las relaciones requieren un cierre claro. Las razones y demás explicaciones de la ruptura permiten que ambas partes conozcan cómo y por qué es necesario culminar el vínculo. Sin embargo, quien sufre ghosting no cuenta con esta información, por lo que dedica tiempo y energía a intentar descifrar qué provocó la desaparición del otro. En un valle de suposiciones y culpas, el proceso de aceptación puede tornarse tortuoso y muy dañino.
La autoestima es quizá la más afectada tras el ghosting. Las víctimas pueden llegar a preguntarse por su atractivo, sus características y demás atributos. Al no encontrar respuesta, la imagen y el amor propios pierden valor. Esto podría llegar a afectar a otros ámbitos de la vida individual, como el desempeño laboral, las relaciones interpersonales en diferentes contextos y, cómo no, la disposición a entablar nuevas relaciones.
Experimentar el ghosting puede interpretarse como un acto de desprecio. ¿Por qué no hay explicaciones? ¿Qué provocó la elección de quien hace ghosting? La persona afectada es susceptible de sentir menosprecio. Las consecuencias pueden ser devastadoras sin una gestión adecuada: dolor emocional, desconfianza, baja autoestima, entre otros.
¿Qué hay detrás del ghosting? Las personas que inciden en esta práctica comparten ciertos rasgos que permiten comprender sus motivaciones y perfil psicológico.
Uno de rasgos más distintivos de quienes hacen ghosting es, sin lugar a duda, la expresa falta de responsabilidad afectiva. Pero ¿en qué consiste este concepto? En pocas palabras, refiere a la incapacidad de reconocer o asumir las consecuencias que los actos personales pueden tener en los demás. De este modo, al optar por el silencio, se evade esta responsabilidad, lo que afecta a la víctima dejándola con un halo de confusión y sufrimiento.
Aunque pueda pensarse lo contrario, la baja autoestima es también un factor que participa en el ghosting. Al autopercibirse como incapaces de gestionar situaciones emocionalmente retadoras, estas personas optan por la evitación, lo que les permite gestionar el conflicto. Desaparecer como un fantasma puede incluso considerarse lo mejor, cuando en realidad es una de las formas más dañinas en casos como estos.
Las personalidades evasivas tienden a evitar el conflicto y la confrontación. Así, el ghosting sería el único modo de escapar de una situación amenazante para la paz emocional o estabilidad. Como patrón de comportamiento, es un ejemplo de la incapacidad para gestionar las relaciones interpersonales de manera saludable.
Cuando se habla de narcisismo, se alude en pocas palabras a la priorización de necesidades, deseos, perspectivas, actos, entre otros, de uno mismo, lo que implica ignorar o minimizar a los demás. Considerando esto, el ghosting se presentaría como una forma de actuar sin pensar en las necesidades emocionales de la víctima. Quien hace ghosting prioriza sus sentimientos y aplica sus métodos de gestión emocional.
Responder al ghosting es siempre retador. Dependiendo de la personalidad de cada uno, el proceso de aceptación puede ser más o menos rápido; sin embargo, hasta que esto ocurra, se pueden seguir los siguientes consejos.
Aunque suene difícil, lo primero es aceptar la situación. Pero ¿cuál es la base de esto? Uno no puede controlar la decisión de la otra persona, por lo que sus acciones son un reflejo de sus expectativas y carencias en torno a la gestión de emociones. Nada de lo que esa persona hizo puede definir a la víctima. Así, se realiza un ejercicio de entendimiento, pero no de justificación.
Como siempre, permitirse sentir las emociones vinculadas a la situación es fundamental. La tristeza, la confusión, el dolor e incluso la ira son respuestas propias a una pérdida inesperada. Al otorgarles un lugar a estos sentimientos y vivirlos en justa medida, se pueden comprender de mejor manera y, por supuesto, superarlos sin que se afecte a la autoestima.
La compañía y apoyo genuinos pueden ayudar a sobrellevar el proceso de aceptación y sanación. Los amigos, familiares o profesionales de la salud mental proporcionan contención emocional, además de aportar nuevas perspectivas para la reafirmación del valor propio.
Culparse es quizá una de las primeras reacciones; sin embargo, es lo que más se debe evitar. El ghosting es una decisión de la otra persona, por lo que no dice nada sobre la víctima. Por lo tanto, es importante considerar las fortalezas, mantener una imagen propia positiva y no asumir el rechazo como un reflejo de la valía personal.
Las víctimas de ghosting buscan respuestas o, incluso, la confrontación, pero no se debe sucumbir ante este impulso. Como se mencionó, la responsabilidad recae en el agresor, de modo que la víctima debe centrarse en su bienestar, respeto por sí misma y en la construcción de relaciones interpersonales más saludables.
El autocuidado es fundamental en el proceso de curación. ¿Qué incluye? Cuidar la salud mental, la salud física y participar de actividades que generar satisfacción. En ningún caso la víctima debe sucumbir ante la angustia por el ghosting ni mucho menos abandonar aquello que le hace feliz.
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