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En un litigio o debate sobre un asunto en el que se requieren conocimientos técnicos acerca de algún hecho, si no se cuenta con la opinión de un experto en la materia, se podrían aceptar como pruebas datos erróneos e inclinar la balanza de la justicia hacia el lado contrario a la verdad. En este caso, hablamos de un perito forense, aunque en otros ámbitos también se requiere de expertos que validen los hechos.
Un perito es un profesional que posee las aptitudes necesarias, gracias a su formación académica y experiencia, para servir de autoridad al evaluar, juzgar y dar fe de un hecho con efectos legales. De tal manera, existen especialistas en medicina forense, psicología, contabilidad, informática, etc., y estos son quienes pueden asesorar, analizar y definir los hechos de acuerdo con su disciplina de estudio.
Un perito forense es un profesional especializado en aplicar conocimientos científicos y técnicos a la resolución de casos judiciales y criminales. Su objetivo principal es proporcionar información objetiva, precisa y científicamente fundamentada que ayude a esclarecer hechos relevantes para la administración de justicia. El perito forense puede especializarse en diversas áreas, como la balística, la toxicología, la genética forense, la documentoscopia o la informática forense, entre otras.
Estos profesionales trabajan en estrecha colaboración con los órganos judiciales, las fuerzas del orden y otros expertos del sistema legal para analizar pruebas físicas, realizar investigaciones científicas y aportar un testimonio experto que dé fe de los hechos presentados en el tribunal.
Las funciones que debe cumplir un perito forense en su día a día son las siguientes:
Análisis de pruebas. Examina y analiza distintas formas de evidencia encontradas en la escena del crimen o en relación con un delito, especialmente muestras biológicas como sangre, saliva, semen, tejidos, así como huellas dactilares, cabello, fibras textiles, armas o proyectiles, entre otros.
Identificación y comparación. Mediante técnicas y equipos especializados, el perito forense identifica y compara las características únicas de las pruebas con muestras de referencia —de sospechosos, víctimas o bases de datos forenses— para extraer conclusiones a partir de las vinculaciones que establezca entre las pruebas y las personas implicadas en el caso.
Análisis de documentos. Cuando las pruebas están en formato escrito, el perito forense examina la autenticidad, la integridad y la veracidad de los documentos cuestionados. Para ello, analiza la tinta, el papel, la caligrafía, las firmas y otros elementos con el fin de determinar su origen y certificar su autenticidad.
Exámenes toxicológicos. Realiza análisis químicos y toxicológicos en muestras biológicas, como sangre, orina o tejidos, para detectar la presencia de drogas, alcohol u otras sustancias tóxicas relacionadas con un delito, un accidente o una muerte sospechosa.
Reconstrucción de hechos. Basándose en las pruebas disponibles y en su experiencia en ciencias forenses, el perito reconstruye los hechos que llevaron a la ocurrencia de un crimen o incidente, analizando patrones de lesiones, trayectorias de balas o marcas de vehículos, entre otros, para determinar la secuencia de los eventos.
Testimonio experto. Una función clave del perito forense radica en su autoridad como experto en ciencias forenses. Su testimonio se emplea como prueba en el tribunal, donde presenta los hallazgos científicos de manera clara y comprensible para jueces y jurados. Este testimonio es esencial para descubrir la verdad de los hechos y para que el juez dicte un veredicto acertado.
Su principio rector es la veracidad con los hechos, sustentada en un análisis profundo, honesto e imparcial, cuyo objetivo es proporcionar pruebas claras, concluyentes y demostradas para ser expuestas en informes escritos o declaraciones orales, independientemente de si son bajo juramento o no. Su campo laboral comprende los tribunales y los bufetes de abogados. Un perito puede cobrar entre 300 y 5000 euros por un informe pericial.
Este es el rol que cumple el perito forense:
Colabora con el sistema judicial para brindar interpretaciones de los hechos de manera objetiva y técnica.
Transforma los resultados técnicos a un lenguaje comprensible para los jueces, fiscales y abogados.
Supervisa la recolección, preservación y análisis de pruebas para asegurar resultados objetivos.
Emite dictámenes o informes periciales en los que se recogen conclusiones y la metodología utilizada.
Responde a preguntas durante los procesos judiciales, de tal modo que expone y justifica sus conclusiones.
Actúa según códigos deontológicos y éticos para asegurar la independencia y confidencialidad del proceso.
Son los estudios que forman al experto que trabajará en los juzgados realizando informes objetivos sobre la parte de los hechos que compete a su conocimiento. Este profesional aportará los datos razonados científicamente de lo que se le haya solicitado estudiar, tras un análisis técnico y minucioso, para que la sentencia se dicte con base en las pruebas demostradas y siga la lógica de la justicia. Estos informes pueden ser solicitados por el magistrado, el fiscal, el abogado o el juez.
El perito forense trabaja para el Estado y es fundamental en las investigaciones que realiza la criminología, por lo que tiene reconocimiento oficial. Su relevancia radica en que, mediante su juicio de valor, orienta la ley hacia lo demostrado por la ciencia. Así, dependiendo del caso, puede haber distintas especializaciones, que constituyen un gran apoyo para las investigaciones criminalísticas.
Para ser perito judicial se deben cubrir varias etapas de formación académica, dependiendo de la ley del país. Tomemos como referencia España, que exige lo siguiente:
Para poder trabajar como perito forense es necesario haber cursado una formación especializada, de manera que esté capacitado para desempeñar sus funciones con excelencia en el ámbito judicial. Por lo general, la formación académica de un perito forense se centra en disciplinas científicas y técnicas, con énfasis en áreas específicas relacionadas con la investigación criminal y la ciencia forense.
En primer lugar, muchos peritos forenses han estudiado carreras universitarias técnicas, como biología, química, física, bioquímica, genética, medicina, ingeniería o informática, entre otras. Estos itinerarios formativos constituyen una fuente inagotable de principios científicos y técnicos, piedra angular del trabajo forense.
Además de la formación académica, las exigencias formativas de la profesión impulsan al perito a cursar programas de posgrado o especialización en ciencias forenses que complementen su preparación técnica. Estos estudios ofrecen una formación más específica y avanzada en técnicas de análisis forense, procedimientos investigativos, interpretación de evidencia y aspectos legales y éticos de la profesión.
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