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El Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH), según el DSM-5 (American Psychiatric Association [APA], 2013), es una condición neurobiológica que se manifiesta durante la infancia y puede persistir hasta la edad adulta. Se caracteriza por dificultades para mantener la atención, hiperactividad o exceso de movimiento, e impulsividad o dificultades en el control del comportamiento. Sin embargo, el TDAH rara vez se presenta en aislamiento y a menudo coexiste con una variedad de otros trastornos o condiciones, conocidos como comorbilidades.
Las comorbilidades del TDAH pueden complicar el diagnóstico y el tratamiento del trastorno, ya que los síntomas pueden solaparse o interactuar entre sí. Además, estas comorbilidades pueden tener un impacto significativo en el funcionamiento diario y la calidad de vida de los individuos con TDAH. La frecuencia de este trastorno, según investigaciones de población, indica que el TDAH se manifiesta en aproximadamente el 5% de los infantes y el 2,5% de los adultos en la mayoría de las culturas, según APA (2013).
Entre las comorbilidades más comunes del TDAH se encuentran los trastornos del estado de ánimo, como la depresión y la ansiedad, trastornos de la conducta alimentaria, trastornos del aprendizaje, u otros trastornos del neurodesarrollo. Tras la publicación del manual DSM-5 en 2013, se ha aceptado la posibilidad de diagnóstico comórbido entre el Trastorno del Espectro Autista (TEA) y el TDAH, a pesar de que versiones anteriores del DSM rechazaban esta conexión (Rico–Moreno y Tárraga-Mínguez, 2016). Dadas las particularidades de estos trastornos, se destaca la vinculación entre los alumnos con TEA y el TDAH (Cid-Duarte et al., 2023).
En este sentido, si bien el DSM-IV (APA, 1994) contemplaba de forma diferenciada al TEA, síndrome de Asperger o trastorno generalizado del desarrollo no especificado, actualmente éstos son englobados bajo el diagnóstico de TEA, lo que supone que todas las personas con este diagnóstico pueden presentar características muy diferentes. No obstante, todas las particularidades de estos trastornos han destacado la vinculación entre los alumnos con TEA y el TDAH (Cid-Duarte et al., 2023).
Es relevante señalar que la presencia simultánea de los diferentes trastornos puede dificultar la correcta identificación de los síntomas específicos de cada uno de ellos. Además, es crucial destacar que las personas con diagnóstico de TEA y/o TDAH pueden exhibir patrones de comportamiento muy diversos, ya que los distintos subtipos o presentaciones de cada trastorno se manifiestan de manera individual. Estos trastornos pueden exacerbar los síntomas del TDAH y viceversa, creando un ciclo de retroalimentación negativa que puede ser difícil de romper.
Los trastornos disruptivos, como el trastorno negativista desafiante y el desorden de personalidad antisocial, también son comunes en las personas con TDAH, con una frecuencia significativa en la infancia-adolescencia con una prevalencia aproximada del 4%, y que en el caso de los niños/as que padecen TDAH, es de entre un 40-60% de ellos (Ruiz, 2023). Estos trastornos se caracterizan por comportamientos antisociales, agresivos o desafiantes que pueden causar problemas significativos en la escuela, el trabajo y las relaciones personales.
Por otro lado, el abuso de sustancias tóxicas es otra comorbilidad importante del TDAH. Los individuos con TDAH pueden ser más propensos a experimentar con drogas y alcohol, y tienen un mayor riesgo de desarrollar problemas de abuso de sustancias (De Oliveira y Neto, 2024).
Para terminar, desde una perspectiva de la pedagogía terapéutica, es crucial tener en cuenta estas comorbilidades al desarrollar e implementar planes de intervención para individuos con TDAH. Un enfoque integral que aborde tanto el TDAH como sus comorbilidades puede ser más efectivo para mejorar la calidad de vida de quienes lo presentan. Esto puede incluir una combinación de intervenciones farmacológicas, terapias conductuales, apoyo educativo y estrategias de afrontamiento para manejar los síntomas y mejorar el funcionamiento diario.
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American Psychiatric Association. (1994). Diagnostic and statistsical manual of mental disorders (4th. edition).
American Psychiatric Association. (2013). Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders: DSM-5 (5th. edition).
Cid-Duarte, S., Areces, D. y Núñez, J. C. (2023). Las Funciones Ejecutivas en Población Infanto-juvenil que presenta TEA y TDAH en comorbilidad: Una revisión sistemática. Revista de Psicología y Educación, 18(1), 30-39. Ver aquí
De Oliveira, M., y Neto, A. C. G. (2024). Uso indiscriminado de medicamentos psicoestimulantes em estudantes. Brazilian Journal of Health Review, 7(1), 1440-1459.
Ruiz, J. (2023). Validez del diagnóstico de trastorno por déficit de atención e hiperactividad frente trastorno hipercinético: estudio comparativo del funcionamiento ejecutivo, emocional, y funcional. (Tesis Doctoral) Universidad de Murcia. Ver aquí
Rico–Moreno, J., y Tárraga-Mínguez, R. (2016). Comorbilidad de TEA y TDAH: Revisión sistemática de los avances en investigación. Anales de Psicologia, 32(3), 810–819. Ver aquí
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