La vigilancia epidemiológica es una de las funciones básicas de la salud pública, y consiste en la recolección sistemática, el análisis y la interpretación de datos de salud, con el fin de planificar, implementar y evaluar las políticas de salud pública.
La vigilancia epidemiológica es una herramienta fundamental para prevenir y controlar las enfermedades, especialmente las infecciosas, y para mejorar la salud y el bienestar de la población. Algo como vigilar la calidad e inocuidad de los alimentos, puede resultar vital y hacer la diferencia ante posibles brotes que se transmitan de animales a personas, por ejemplo.
En este artículo te explicamos qué es la vigilancia epidemiológica, cuál es su función y qué tipos hay. Además, te contamos el importante rol que juega la vigilancia epidemiológica durante epidemias y pandemias.
¿Cuál es la función de la vigilancia epidemiológica?
La vigilancia epidemiológica es el proceso de observar, registrar y analizar la ocurrencia y la distribución de las enfermedades y los factores relacionados con la salud en una población determinada.
La vigilancia epidemiológica se basa en la recopilación de datos provenientes de diversas fuentes, como los registros médicos, los laboratorios, los sistemas de notificación, las encuestas o los estudios.
Programas de vigilancia epidemiológica
La vigilancia epidemiológica tiene como objetivo proporcionar información oportuna, precisa y útil para la toma de decisiones y la acción en salud pública. La vigilancia epidemiológica permite:
- Detectar y monitorear la aparición, la evolución y el comportamiento de las enfermedades, especialmente las epidemias y las emergencias sanitarias.
- Identificar y priorizar los problemas de salud y las poblaciones vulnerables o afectadas.
- Diseñar, implementar y evaluar las medidas de prevención, control y tratamiento de las enfermedades.
- Generar conocimiento y evidencia científica sobre las causas, los factores de riesgo, los efectos y las soluciones de las enfermedades.
- Comunicar y difundir la información sobre la situación de salud a las autoridades, los profesionales, los medios y la población.
Los 3 tipos de vigilancia epidemiológica
La vigilancia epidemiológica puede clasificarse según diferentes criterios, como el alcance, el método, el objetivo o el agente. Algunos de los tipos más comunes de vigilancia epidemiológica son:
- Vigilancia universal o centinela: la vigilancia universal implica la recolección de datos de toda la población o de una muestra representativa de la misma, mientras que la vigilancia centinela implica la recolección de datos de una parte seleccionada de la población, que sirve como indicador o alerta de la situación general.
- Vigilancia pasiva o activa: la vigilancia pasiva implica la recolección de datos que son reportados de forma voluntaria o rutinaria por las fuentes de información, sin que haya una búsqueda o una verificación específica, mientras que la vigilancia activa implica la recolección de datos que son buscados o verificados de forma sistemática y periódica por los responsables de la vigilancia.
- Vigilancia descriptiva o analítica: la vigilancia descriptiva implica la recolección de datos que describen la frecuencia, la distribución y las características de las enfermedades y los factores asociados, sin establecer relaciones causales, mientras que la vigilancia analítica implica la recolección de datos que permiten identificar y medir las asociaciones y los efectos de las enfermedades y los factores asociados, estableciendo relaciones causales.
- Vigilancia de enfermedades o de factores de riesgo: la vigilancia de enfermedades implica la recolección de datos sobre la ocurrencia y la evolución de las enfermedades, mientras que la vigilancia de factores de riesgo implica la recolección de datos sobre las exposiciones, los comportamientos y las condiciones que pueden influir en la aparición o el desarrollo de las enfermedades.
Vigilancia epidemiológica en la pandemia de COVID-19
La vigilancia epidemiológica jugó un rol crucial durante el brote epidémico de COVID-19, que se originó a finales de 2019 en China y se extendió por todo el mundo, causando más de 200 millones de casos y más de 4 millones de muertes hasta la fecha. La vigilancia epidemiológica permitió:
- Detectar y reportar los primeros casos de COVID-19, así como sus características clínicas, epidemiológicas y genéticas, lo que permitió identificar el agente causal, el SARS-CoV-2, y desarrollar las pruebas diagnósticas y las vacunas.
- Monitorear y evaluar la situación de la pandemia a nivel global, regional y nacional, así como sus variantes, sus olas, sus curvas, sus picos y sus tendencias, lo que permitió establecer los niveles de alerta, los planes de contingencia y las medidas de contención y mitigación.
- Generar y difundir la información y el conocimiento sobre la COVID-19, tanto a nivel científico como a nivel social, lo que permitió informar, educar y concienciar a la población sobre la situación de la pandemia, las medidas de prevención, los síntomas, las pruebas, los tratamientos y las vacunas.
Si una lección nos dejó la pandemia fue, que es importante vigilar la calidad de la cadena alimenticia, puesto que los alimentos que consumimos pueden ser el puente para que ciertas enfermedades se traspasen desde los animales a los humanos. Es por ello, que comprender los principios de inocuidad alimentaria es vital para preservar la seguridad y calidad de los alimentos a nivel industrial.
La vigilancia epidemiológica es una estrategia esencial para las autoridades sanitarias, que permite conocer, prevenir y controlar las enfermedades, especialmente las infecciosas, y mejorar la salud y el bienestar de la población.
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Diplomado en Gestión de Inocuidad Alimentaria - USEK
Máster en Ingeniería y Control de la Calidad Alimentaria