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La hipertensión arterial es un problema de salud común y, a menudo, silencioso. Según la información proporcionada por la Organización Mundial de la Salud, se estima que aproximadamente 1280 millones de adultos de entre 30 y 79 años padecen hipertensión en todo el mundo. Y, de estos, el 46% no tiene conocimiento de su situación. En este contexto, la MAPA de presión arterial es una herramienta clave para diagnosticar esta condición.
La monitorización ambulatoria de la presión arterial (MAPA) se ha convertido en una herramienta esencial para comprender y gestionar los cambios anormales en la presión arterial. En este artículo, exploraremos los aspectos fundamentales de la MAPA presión arterial, sus contraindicaciones, la colocación adecuada del dispositivo, las precauciones a tomar y las diferencias entre una MAPA y un Holter.
La monitorización de la presión arterial (MAPA) es una prueba que mide la presión arterial de una persona durante 24 horas (generalmente). A su vez, es una medición que se realiza con una frecuencia programable y fuera de un entorno sanitario.
La idea de esta prueba es monitorear la presión de un/a paciente mientras lleva una vida normal. Es decir, con las actividades cotidianas que suele hacer. Esta prueba, además, permite medir la presión arterial en la noche, lo cual arroja información valiosa sobre la salud cardiovascular y el tratamiento a seguir en caso de hipertensión.
A diferencia de las mediciones esporádicas en la consulta médica, la MAPA brinda datos continuos durante un periodo extendido, lo que facilita una evaluación más precisa.
Este examen se realiza con un dispositivo compacto, que incorpora un tensiómetro, capaz de monitorizar la presión en el brazo las 24 horas del día. Por esto, el o la paciente debe ponerse dicho instrumento, sujeto a su cuerpo. Por lo general, en la MAPA se realizan mediciones cada 15 minutos durante el día y cada 30 minutos durante la noche.
La colocación adecuada del MAPA es esencial para obtener lecturas precisas. El proceso es sencillo, indoloro y no invasivo. Se coloca un manguito alrededor del brazo, similar al de la toma de presión en una consulta médica, y se conecta a un pequeño dispositivo que el paciente lleva consigo. Este dispositivo registrará automáticamente las lecturas de la presión arterial para que el personal sanitario pueda analizarlo después.
La monitorización de la presión arterial MAPA es una prueba segura para la mayoría, algunos pacientes pueden no ser candidatos ideales. Individuos con alergias cutáneas graves, problemas psicológicos o aquellos que han experimentado recientemente eventos cardiovasculares significativos pueden necesitar alternativas.
No obstante, no es una prueba que represente peligros para la persona que debe hacerla.
Existen ciertas precauciones a tener en cuenta durante el monitoreo. Evitar actividades intensas o movimientos bruscos, durante la toma de la presión, puede contribuir a la precisión de los resultados.
Es importante recordar que este dispositivo mide la presión arterial durante el día y la noche, por lo que llevar una vida cotidiana normal mientras se usa es crucial para obtener una imagen precisa del comportamiento de la presión.
A su vez, es preciso no mojar el dispositivo y evitar actividades que puedan suponer un riesgo para el instrumento o para que se caiga. Todas estas recomendaciones, y otras específicas a tu caso, te serán informadas en el servicio de cuidado de enfermería, donde se suele poner el aparato.
Es común confundir la monitorización ambulatoria de la presión arterial con la del Holter. Ambos son dispositivos portátiles utilizados para evaluar la salud cardiovascular, pero tienen enfoques distintos.
Mientras que el Holter se centra en el registro continuo de la frecuencia cardiaca, el MAPA concentra su atención en el monitoreo de la presión arterial.
La MAPA presión arterial ofrece una visión más completa que la toma de la presión arterial media tomada en consulta. En este sentido, complementa la información sobre el sistema cardiovascular de un individuo. Es una prueba esencial para ayudar a los/as profesionales de la salud a comprender las necesidades específicas de sus pacientes y su condición. De esta forma, se puede ofrecer un tratamiento y manejo más efectivo de la hipertensión arterial y la reducción de los factores de riesgo asociados.
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