La inflamación crónica es una respuesta anormal del sistema inmunitario cuya principal característica es su extensión prolongada en el tiempo aun cuando se espera una mejora notable en el paciente. Aunque las condiciones subyacentes son diversas, las causas principales de esta condición inflamatoria son las infecciones permanentes o la respuesta inmunitaria que afecta a tejidos sanos.
Se requiere intervención médica oportuna para evitar el daño en AND, que tiene como consecuencia el desencadenamiento de enfermedades crónicas. Debido a la afectación tisular y la reparación defectuosa de los tejidos comprometidos, la inflamación puede conducir a la patogénesis de enfermedades cardiovasculares, trastornos metabólicos, diferentes tipos de cáncer, enfermedades autoinmunes, enfermedades asociadas a la edad, entre otros.
¿Cómo se diagnostica la inflamación crónica?
Para el diagnóstico de la inflamación crónica, se requiere atender, en primer lugar, a los principales síntomas de esta condición. ¿Cuáles son?
- Astenia
- Condiciones febriles
- Incremento de peso
- Úlceras en la cavidad bucal
- Trastornos del estado del ánimo
- Dolores corporales
- Problemas de sueño
- Problemas digestivos
Los médicos, al valorar la concurrencia de estos síntomas, pueden solicitar exámenes de sangre para determinar, a través de análisis bioquímicos, la alteración de marcadores específicos. Entre ellos, se encuentran la velocidad de sedimentación globular, así como los niveles de proteína C reactiva, de homocisteína, de proteína en sueño electroforesis, entre otros.
Si se quiere confirmar la presencia de bacterias o virus involucrados en la inflamación crónica, los médicos pueden solicitar otras analíticas como la serología o los cultivos sanguíneos.
Diferencias de la inflamación crónica y la inflamación aguda
La distinción fundamental entre la inflamación aguda y la aguda se encuentra en su duración, origen y consecuencias biológicas.
- La inflamación aguda es una respuesta inmediata y temporal a agentes externos o lesiones. Se expresa como dolor, inflamación de las zonas afectadas, limitación en la movilidad, enrojecimiento, entre otros. Su evolución es breve.
- La inflamación crónica, por su parte, se extiende por un periodo más prolongado y puede demostrar la incapacidad del cuerpo para eliminar patógenos o resolver prontamente una reacción autoinmune. Las causas pueden ser diferentes, desde las infecciones hasta la exposición a toxinas.
Factores de riesgo de la inflamación crónica
La inflamación crónica puede surgir debido a la interacción entre factores genéticos, ambientales y de estilo de vida. Entre estos factores de riesgo, se destacan condiciones preexistentes y hábitos cotidianos que afectan la respuesta adecuada del sistema inmunitario.
- Diabetes. Debido al aumento de los niveles de glucosa en la sangre, se promueve la producción de citoquinas inflamatorias, lo que provoca la persistencia de los estados inflamatorios. La inflamación puede ser visible en los ojos, pero también afectar órganos como los riñones.
- Obesidad. La obesidad, debido al exceso de tejido adiposo, puede influir en la secreción de sustancias inflamatorias.
- Estrés. La exposición prolongada al estrés activa la secreción elevada de corticosteroides que exacerban la inflamación a largo plazo.
- Adicciones. El consumo de alcohol, tabaco y drogas de diverso tipo contribuyen a la oxidación del cuerpo y, por lo tanto, a la inflamación sistémica.
- Hábitos poco saludables. Tanto la alimentación alta en grasas como la ausencia de actividad física pueden impactar en la regeneración celular.
- Consumo de medicamentos. Algunos medicamentos pueden incentivar los procesos inflamatorios.
Consecuencias de la inflamación crónica
La inflamación crónica interfiere, como se ha mencionado, en los procesos normales de reparación y regeneración del cuerpo, por lo que deriva en daño tisular y alteraciones de funciones orgánicas esenciales. Estas son las principales consecuencias de este tipo de inflamación:
- Enfermedades crónicas. La constante activación del sistema inmunitario y la producción de mediadores inflamatorios contribuyen al desarrollo de afecciones cardiovasculares, alteraciones metabólicas como la diabetes tipo 2 y trastornos neurodegenerativos.
- Hígado graso. La inflamación sistémica promueve la acumulación de grasa en el hígado, que potencialmente puede provocar cirrosis o insuficiencia hepática.
- Osteoporosis. La producción crónica de citoquinas inflamatorias afecta negativamente el metabolismo óseo, lo que aumenta el riesgo de fracturas.
- Enfermedad renal. El deterioro inflamatorio en el riñón puede conducir a la enfermedad renal crónica, caracterizada por una reducción progresiva de la función renal.
- Cáncer. La inflamación crónica facilita la iniciación y promoción tumoral, de modo que incrementa el riesgo de varias formas neoplásicas.
- Fibromialgia. Este síndrome de dolor crónico se ha vinculado a procesos inflamatorios y en la disfunción del sistema nervioso.
¿Cómo evitar la inflamación crónica?
La prevención de la inflamación crónica es fundamental, sobre todo, en las personas que presentan condiciones subyacentes y hábitos de vida poco saludables. En cualquier caso, la adopción de un estilo de vida saludable contribuye a reducir el riesgo de desarrollar enfermedades crónicas asociadas a este tipo de inflamación.
- Nutrición adecuada. Una dieta equilibrada, adaptada y variada –que incluya verduras, vegetales, ácidos grasos omega-3, entre otros– puede disminuir la inflamación del cuerpo. Se debe evitar el consumo de alimentos ultraprocesados.
- Actividad física regular. El ejercicio, practicado con frecuencia, mejora la circulación, ayuda en la gestión del peso y modula la liberación de hormonas vinculadas a los procesos inflamatorios.
- Sueño de calidad. Mantener una rutina de sueño regular y asegurar un descanso adecuado cada noche son esenciales para la regulación del sistema inmune.
- Control del estrés. La implementación de técnicas de manejo del estrés, como la meditación, el mindfulness y las técnicas de relajación, puede limitar la producción de hormonas del estrés y sus efectos proinflamatorios.
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Diplomado Vida Saludable - SIU
Diplomado en Gestión de Servicios de Atención Primaria - SIU