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Una enfermedad autoinmune se caracteriza por una respuesta anómala del sistema inmunitario del cuerpo, en la que este ataca y destruye tejidos sanos por error. Este tipo de enfermedad emerge, entonces, cuando falla en el reconocimiento de elementos peligrosos para el cuerpo, de tal manera la defensa inmunológica se enfrenta a células inocuas.
Se reconocen a diversos factores como desencadenantes de esta respuesta inmunitaria, como los factores genéticos, emocionales, ambientales y hormonales, así como vectores infecciosos y toxinas. Ahora bien, en cuanto a su clasificación, se reconocen dos tipos: enfermedades inmunitarias órgano-específicas y enfermedades inmunitarias sistémicas. Esto ayuda a los médicos a diagnosticar y tratar cada enfermedad de manera más efectiva.
Pero, ¿cuáles son las enfermedades autoinmunes más comunes? Las presentamos a continuación.
Se cuentan más de 80 enfermedades autoinmunes. Cada una de ellas afecta de diferente manera a sistemas u órganos, por lo que requiere un tratamiento especializado. En lo que sigue, presentamos información de aquellas que, por su frecuencia, son consideradas las más comunes en la población.
Esta enfermedad autoinmune ocurre cuando el sistema inmunológico ataca a las células beta del páncreas, encargadas de la producción de insulina. Al afectar los niveles normales de esta hormona, los niveles de glucosa en la sangre se descompensan. Esto exige la administración externa de insulina, que pueden ser compuestos de acción prolongada o ultraprolongada. Los médicos decidirán el tipo de insulina según las condiciones particulares y actividades de la persona.
En el caso de la esclerosis múltiple, el sistema nervioso, sobre todo, el encéfalo y la médula espinal, son afectados por el ataque a la vaina de mielina que recubre las neuronas. Aunque los síntomas varían, lo más común es que las personas comiencen a sentir debilidad muscular, fatiga, problemas de equilibrio, entre otros. Puede presentarse en brotes o evolucionar progresivamente hasta desembocar en limitaciones físicas.
Esta enfermedad destaca por ser una de las más incapacitantes, ya que genera inflamación en las zonas afectadas, como la membrana sinovial de las articulaciones. Inicia en los miembros superiores e inferiores, sobre todo en las manos y pies. También se corre el riesgo de afectación de los pulmones, los cuales, al haber cicatrización en sus tejidos, proveen progresivamente menos oxígeno al cuerpo. En los casos graves, puede afectar la esperanza de vida de los afectados.
En este caso, el sistema inmunitario ataca a las glándulas suprarrenales, productoras de hormonas corticosteroides. Entre los factores de riesgo, se encuentran la tiroiditis crónica, hipotiroidismo, miasma grave, disfunción testicular, entre otros. Los síntomas son diversos y se presentan a través de diarreas, dolores, condiciones febriles, pérdida de peso, astenia, entre otros.
La enfermedad provoca la inflamación de la glándula tiroidea, lo que reduce la producción de las hormonas tiroideas, condición conocida como hipotiroidismo. La etiología de la tiroiditis de Hashimoto reconoce a los factores genéticos, hormonales y emocionales como las principales causas, junto a la celiaquía no diagnosticada y a los disruptores endocrinos. Los síntomas más comunes son el estreñimiento, el incremento de peso, la piel áspera y la intolerancia al frío.
Común pasados los 40 años y más frecuente en mujeres, esta enfermedad afecta la producción de saliva y lágrimas, lo que deriva en resequedad que podría extenderse, incluso, a otras partes del cuerpo, como los pulmones, los riñones, la piel, los nervios, el hígado y las articulaciones. El tratamiento se centra, principalmente, en el control de la sintomatología. Cuando estos no se controlan adecuadamente, los pacientes desarrollar infecciones en la boca y problemas de visión.
La psoriasis afecta a la piel y se manifiesta en la acumulación de células cutáneas, que forman escamas y manchas, acompañadas por dolor, picazón e inflamación. Las lesiones pueden aparecer en cualquier parte del cuerpo, como la espalda, el rostro, los codos, el cuero cabelludo, entre otros. El tratamiento varía dependiendo de la gravedad y puede incluir tópicos, fototerapia y medicamentos.
La celiaquía o enfermedad celiaca se caracteriza por el daño del revestimiento del intestino delgado, lo que deriva en la afectación de la absorción de nutrientes. En principio, se asocia al gluten presente en algunos granos como el trigo, el centeno y la cebada. En este sentido, las personas que consumen productos con este compuesto pueden sentir malestar estomacal, indigestión, problemas de nutrición, entre otros. El tratamiento se centra en eliminar los productos derivados de los cereales mencionados y llevar una dieta estricta.
Aunque cada enfermedad autoinmune presenta sus propias manifestaciones, los síntomas compartidos y los más comunes son los siguientes:
Los tratamientos pueden incluir el control de la sintomatología, la ingesta de medicamentos y el cambio en los hábitos de vida. Se pueden mencionar entonces:
Cada plan de tratamiento se personaliza según el tipo y severidad de la enfermedad autoinmune, y puede ajustarse en el tiempo según la respuesta del paciente y la presencia de efectos secundarios.
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