Todo lo que debes saber sobre la gestión de activos

Los activos son los recursos que posee una organización y que le permiten generar valor y cumplir sus objetivos. Estamos hablando, por ejemplo, de activos tangibles como vehículos o equipos electrónicos, y de otros intangibles como pueden ser el conocimiento o la reputación de la marca. En este contexto, la gestión de activos es fundamental para cualquier empresa que pretenda maximizar su rendimiento, reducir costos, cumplir con regulaciones, planificar estratégicamente y optimizar el ciclo de vida de sus recursos. 

Si quieres saber más sobre la gestión de activos y su ciclo de vida, entonces sigue leyendo. En este post, te explicaremos qué tipos de activos existen, cuáles son los objetivos de la gestión de activos y qué estrategias de mantenimiento se pueden aplicar. ¡Vamos a ello! 

Tipos de activos 

La gestión de activos se define como el conjunto de actividades que se realizan para optimizar el uso, el rendimiento y el beneficio de los activos a lo largo de su ciclo de vida, desde su adquisición hasta su disposición final.  

Dichos activos se pueden clasificar según diferentes criterios, como su naturaleza, su función, su ubicación, su valor o su riesgo. Algunos de los más comunes son: 

• Activos físicos: tienen una forma material y que se pueden ver y tocar. Por ejemplo, la maquinaria, los edificios o los inventarios. 
• Activos financieros: son los que representan una inversión financiera en otras entidades. Esto incluye acciones, bonos, participaciones en fondos mutuos, certificados de depósito, cuentas por cobrar y otros instrumentos financieros. 
• Activos humanos: hace referencia al capital humano de la organización, es decir, al conjunto de conocimientos, habilidades, competencias, actitudes y valores de las personas que trabajan en ella.  
• Activos intelectuales: son el resultado de la actividad creativa e innovadora de la organización y que le otorgan una ventaja competitiva. Las marcas registradas, las patentes o los diseños exclusivos son un ejemplo de esto. 
• Activos sociales: están asociados la reputación, la imagen, la confianza y la responsabilidad social de la organización ante sus grupos de interés. 

Objetivos de la gestión de activos 

Como te comentábamos antes, la clave de la gestión de activos es incrementar el valor de estos para la organización y sus partes interesadas. En concreto, la gestión de activos, ya sean tangibles o intangibles, tiene objetivos específicos que si se cumplen eficazmente puede traer muchos beneficios para las empresas.  

Esto es lo que debes saber sobre los propósitos de la gestión de activos: 

• Aumenta la eficiencia y la productividad de los activos, aprovechando al máximo su capacidad y reduciendo los tiempos de inactividad, las averías y los desperdicios. 
• Mejora la calidad y la seguridad de los activos, garantizando su funcionamiento óptimo y minimizando los riesgos de accidentes, daños o pérdidas. 
• Reduce los costes asociados a los activos, optimizando su adquisición, su operación, su mantenimiento y su disposición. 
• Aumenta la rentabilidad y el retorno de la inversión de los activos, generando ingresos y beneficios sostenibles y superando las expectativas de los clientes y los accionistas. 
• Permite cumplir con la normativa y los estándares de calidad, seguridad, medio ambiente y responsabilidad social que se aplican a los activos y a su gestión. 

Ciclo de vida de los activos 

Ahora bien, es importante saber que los activos tienen un ciclo de vida. Con otras palabras, pasan por fases o etapas que comienza cuando son adquiridos por la empresa y termina cuando se desechan. Cada una de estas etapas implica tomar decisiones para evaluar y optimizar el valor del activo. De forma general, el ciclo de vida de los activos se puede dividir en las siguientes fases: 

• Planificación: primero es necesario identificar qué activos necesita la empresa y luego evaluar las opciones disponibles.  
• Adquisición: una vez se sabe el activo que la empresa requiere, es el momento de adquirirlo, ya sea mediante la compra, el alquiler, la donación o cualquier otro medio. En este punto, se debe verificar la calidad, la funcionalidad y la compatibilidad del activo, así como realizar los trámites legales, administrativos y financieros necesarios. 
• Operación: ahora el activo debe cumplir con su función y generar valor para la empresa.  
• Mantenimiento: durante el proceso de funcionamiento del activo, es preciso hacerle seguimiento, evaluar su rendimiento y conservarlo en buen estado, prolongando su vida útil y evitando su deterioro o su obsolescencia. 
• Disposición: es la última fase, en la que se retira el activo del servicio, ya sea porque ha llegado al final de su vida útil, porque ya no es rentable o porque se ha sustituido por otro más eficiente.  

Estrategia de mantenimiento de los activos 

Como te decíamos antes, una cuestión fundamental en la gestión de activos es garantizar su rendimiento máximo durante el ciclo de vida. Para ello, es necesario poner en marcha estrategias de mantenimiento, con el fin de optimizar su rendimiento y su vida útil. Toma nota de las diferentes estrategias que te compartimos:  

• Mantenimiento correctivo: es el que se realiza cuando el activo presenta una falla o una avería que impide su funcionamiento normal. Su objetivo es reparar o reemplazar el componente dañado y restablecer el servicio lo antes posible.  
• Mantenimiento preventivo: no hay que esperar a que el activo tenga problemas, se puede realizar mantenimientos de forma periódica o programada, siguiendo un plan establecido. 
• Mantenimiento predictivo: si se lleva a cabo el monitoreo y el análisis de los datos e indicadores del activo, como la temperatura, la vibración, el ruido o el desgaste, se pueden realizar acciones de mantenimiento que tengan en cuenta posibles anomalías detectadas.  
• Mantenimiento proactivo: busca la mejora continua y la innovación de los activos, para aumentar su fiabilidad, su eficiencia y su competitividad.  

Desafíos de la gestión de activos 

Por último, queremos resaltar que la gestión de activos conlleva una serie de desafíos que es necesario identificar para abordarlos con tiempo y solucionarlos de forma óptima. Por ejemplo, con el avance de la tecnología, muchos activos se vuelven más complejos en términos de mantenimiento, operación y gestión, lo que puede dificultar la planificación y ejecución de estrategias efectivas de gestión de activos.  

Además, maximizar el rendimiento de los activos mientras se minimizan los costos operativos y de mantenimiento es otro elemento importante. Las empresas deben encontrar el equilibrio adecuado entre la inversión en mantenimiento preventivo y correctivo para garantizar la eficiencia operativa.  

Asimismo, la complejidad y la incertidumbre del entorno, puede aumentar la variabilidad, la volatilidad y el riesgo de los activos, así como la exigencia y la competencia de los clientes y los mercados. En este sentido, es fundamental identificar, evaluar y mitigar los posibles riesgos para proteger los activos y el valor de la empresa. 

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