Máster en Diseño Tecnopedagógico: Pedagogía del Elearning + Titulación Universitaria
Online
1500h
5 ECTS
Índice
La evaluación inicial o de diagnóstico consiste en la recolección de información sobre la trayectoria académica del estudiante para tomar decisiones en torno a la planificación y ejecución de intervenciones educativas. Estas actuaciones se orientan a la implementación de estrategias didácticas o adaptaciones curriculares para alcanzar un proceso de enseñanza-aprendizaje óptimo. Siguiendo esto, este tipo de evaluación permite indagar en los conocimientos previos, pero también conocer otros aspectos que impactan en el aprendizaje, como las necesidades específicas, el contexto, entre otros.
En este sentido, la evaluación diagnóstica permite recoger datos relevantes para personalizar la enseñanza y, en consecuencia, ajustarla a las capacidades y necesidades de los alumnos. Se trata de un medio de evaluación que antecede a otros tipos de evaluaciones (por ejemplo, continua o final). En otras palabras, se utiliza al inicio de cursos o ciclos formativos como base para el despliegue de acciones orientadas a abordar el proceso de aprendizaje desde una perspectiva holística. De hecho, el entorno es un factor que no puede pasar desapercibido.
Con todo, la evaluación inicial contribuye a situar a los estudiantes y al grupo, e identificar puntos en los que se deberá establecer intervenciones individuales o colectivas para garantizar el cumplimiento del currículo.
Se reconocen, al menos, cinco funciones elementales de la aplicación de la evaluación inicial.
La evaluación inicial provee información valiosa para implementar métodos y estrategias didácticas efectivas, así como ajustas contenidos curriculares según las necesidades de los estudiantes. Así, los docentes, tras interpretar los resultados de la evaluación, establece los puntos que requieren mayor atención, cambios u otras modificaciones.
En el caso de que los estudiantes tuvieran dificultades en cuanto a determinados contenidos, las tutorías, asesorías o clases de apoyo son intervenciones pedagógicas que facilitan el abordaje de dificultades de aprendizaje. Además, permite personalizar incluso más la formación, ya que el estudiante tiene la oportunidad de plantear preguntas y recibir respuestas individualizadas.
La atención a la diversidad es otra función de la evaluación inicial. En este sentido, permite cuáles son los estudiantes con necesidades educativas especiales (NEE) o que requieren apoyo académico específico. Este tipo de evaluación, por lo tanto, ayuda a que los docentes sean conscientes de quienes necesitan seguimiento y apoyo adicionales.
Con el currículo como punto de partida, los docentes utilizan las pruebas diagnósticas para definir objetivos realistas, alcanzables y adaptados. Partiendo de objetivos de aprendizaje individualizados, los estudiantes podrían mejorar significativamente su rendimiento, lo que, a su vez, derivaría en mejores resultados académicos.
La evaluación inicial también ayuda a anticipar dificultades que los estudiantes podrían afrontar a lo largo del curso escolar. Los datos recogidos en las pruebas u otros medios de evaluación diagnóstica se interpretan para implementar estrategias orientadas a prevenir riesgos como el fracaso escolar.
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Los principales objetivos de la evaluación inicial son los siguientes:
Definir los conocimientos previos de los estudiantes
Obtener información relevante sobre el entorno escolar
Elaborar intervenciones educativas adaptadas
Identificar las fortalezas de los estudiantes
Diseñar objetivos de aprendizaje individualizados
Prevenir dificultades de aprendizaje
La evaluación inicial puede tomar diferentes formas y recurrir a diversos medios de indagación. En lo que sigue, se presenta las tres técnicas más aplicadas.
Esta es quizá una de las técnicas más utilizadas para conocer tanto el entorno como el modo en que el estudiante se sitúa en este. Debe ser una observación sistematizada que contribuya a identificar problemas que podrían interferir en el proceso de aprendizaje (por ejemplo, conductas, problemas de atención, etc.).
Las entrevistas indagan directamente en las necesidades, intereses y dificultades de los estudiantes. Los docentes, al fomentar el diálogo, acceden a información que podría no aparecer tras la aplicación de determinadas técnicas. Además, las preguntas pueden incidir en los conocimientos previos, lo que hace de esta técnica incluso más efectiva.
Los cuestionarios, junto con las pruebas, son herramientas que permiten ahondar en los conocimientos previos de los estudiantes mediante preguntas y respuestas estructuradas. Se trata de un método funcional cuando se buscan resultados rápidos. Pueden combinarse con las entrevistas y otras evaluaciones escritas cuando se buscan resultados más profundos.
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Estas son las fases de la evaluación inicial.
Lo primero que debe hacer un docente es recopilar información. Aplica, por lo tanto, las técnicas antes reseñadas, las cuales son diseñadas y adaptadas según las características del grupo. La recolección de datos ofrece un panorama completo de la situación individual y colectiva del grupo.
Los docentes pueden utilizar diferentes métodos para analizar la información recogida en las pruebas, cuestionarios, anotaciones o entrevistas. Uno de ellos es una tabla con las competencias específicas que se esperan y las valoraciones cuantitativas. Los criterios y descripciones de cada uno de estos elementos permiten no solo interpretar la información, sino también organizarla según escalas de medición. Con esto de por medio, se analizan los datos.
La interpretación de los datos deriva en la toma decisiones. Entonces, ¿cómo proceder ante cada particularidad y necesidad específica de los estudiantes? El docente deberá optar por alguna medida de intervención, como la planificación de tutorías o el seguimiento personalizado durante las clases. Es importante adecuar cada decisión para que los resultados educativos sean favorables en todos los casos.
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