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El próximo 11 de febrero se celebra el Día Mundial de la Mujer y la Niña en la Ciencia, una fecha que reivindica el rol de las mujeres en el progreso científico y tecnológico. En 2025, se conmemora el décimo aniversario de la lucha contra la discriminación en campos STEM, momento que invita a reconocer las contribuciones de pioneras en la ciencia e inspira a futuras generaciones a romper barreras.
¡Te contamos más sobre esta efeméride, su importancia y cómo promover la participación de las mujeres en la ciencia!
Este 11 de febrero se conmemora el Día Internacional de la Mujer y la Niña y la Mujer en la Ciencia, una fecha relevante para reconocer el lugar de las mujeres en el desarrollo científico y tecnológico. Este día busca poner en valor el rol fundamental de las mujeres en la ciencia y la tecnología, promoviendo así su acceso equitativo y su participación plena en los campos STEM.
En 2025, este día cobra una relevancia aún mayor en el contexto de su 10º aniversario. El martes 11 de febrero de 2025 se realizará un evento en la sede de la Unesco en París para conmemorar este aniversario, en el que participarán todos los Estados miembros, así como mujeres que han contribuido con el desarrollo científico.
Las efemérides, los días nacionales y los días internacionales buscan conmemorar la influencia de grandes personalidades (sus ideas, sus investigaciones, sus contribuciones a la sociedad), los eventos que cambiaron el devenir de la historia y el lugar de determinadas comunidades en la lucha por la igualdad, el respeto irrestricto de los derechos humanos y el reconocimiento de la diversidad. Estas fechas permiten dedicar una jornada completa a la reflexión sobre un conjunto amplio de temáticas relacionadas con el asunto central, lo que contribuye no solo a recordar y poner el valor el influjo de acciones pasadas en el presente, sino también a proponer medidas para perseguir la mejora, el bienestar y desarrollo social, que abarca a niños, niñas, adolescentes, mujeres y poblaciones vulnerables.
Dicho lo anterior, en particular, el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia busca reconocer el lugar de las mujeres en el progreso científico, tecnológico y social. Invisibilizadas durante mucho tiempo, las mujeres más influyentes en la historia de la ciencia y la tecnología quedaron a la zaga de sus homólogos hombres, quienes, a pesar de sus aportaciones, las excluyeron por cuestiones de género. Hubo casos, de hecho, en que científicos se quedaron el mérito de mujeres científicas, quienes no recibieron el reconocimiento debido en su momento. La historia ha demostrado que, para sortear las restricciones de género en la ciencia, muchas mujeres adoptaron seudónimos masculinos para estudiar o ejercer en su campo de estudios. Los casos más emblemáticos de las “científicas escondidas” los encarnan Jeanne Baret, James Barry y Sophie Germain.
Establecido por la Asamblea General de las Naciones Unidas, este día dedicado a la mujer y la niña en la ciencia tiene el objetivo de no solo visibilizar el lugar de las mujeres en la historia de la ciencia (véanse los casos de Marie Curie, Rosalind Franklin o Katherine Johnson), sino también las brechas género y corregir las desigualdades históricas a las que estuvieron sometidas durante siglos. Así, busca promover el acceso a la educación de calidad, la investigación académica y el reconocimiento oportuno de sus trabajos en la comunidad científica. En 2025, se cumple el décimo aniversario de esta efeméride que es parte de una lucha global contra la discriminación de género y la puesta en marcha de iniciativas de empoderamiento de las mujeres. Se toman a las mujeres científicas como referentes para las niñas y jóvenes, quienes siguen luchando por romper estereotipos y desarrollarse en carreras del área STEM.
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La participación de la mujer en la ciencia va más allá del mero hecho de otorgarle un “lugar” en la comunidad científica. Esto quiere decir que no es suficiente “permitirle” ingresar a un campo en el que ha sido relegada históricamente. No, no solo es eso. La base es y será siempre garantizar su formación, participación e integración en centros universitarios y de investigación en los que pueda desarrollarse y aportar a la ciencia en las mismas condiciones que sus pares hombres. Así, se trata de reconocer su inteligencia, su talento, sus ideas y sus aportaciones en descubrimientos e innovaciones que benefician a toda la humanidad.
Asimismo, la inclusión de más mujeres en campos STEM posee el potencial de incrementar y mejorar la productividad, competitividad, igualdad y equidad de un país. En términos sociales, el acceso universal a la educación básica y superior es un derecho que adquiere una perspectiva de género: debe garantizar que las niñas y jóvenes puedan proyectarse en campos científicos de su interés. A futuro, esto tiene un impacto económico: la intervención de las mujeres en el desarrollo socioeconómico se traduce en el aumento del PIB y en la generación de innovaciones tecnológicas para la mejora de la calidad de vida de comunidades humanas alrededor del mundo.
Pero tampoco puede pasar desapercibido uno de los objetivos también importantes en lo que concierne a su participación en la ciencia: derribar estereotipos de género; romper brechas sociales, profesionales y salariales; y promover el desarrollo de su talento en una sociedad más justa y equitativa. En este sentido, las mujeres científicas no solo logran un espacio y reconocimiento en su campo de trabajo, sino que también motivan a otras mujeres a ser parte de la ciencia. Esto deriva en otro objetivo imprescindible: el reconocimiento de mujeres de referencia, históricas o contemporáneas, ya que sus imágenes, historias de vida y logros lleguen a inspirar a más mujeres a seguir caminos exitosos en la ciencia y la tecnología. Como se ve, la ciencia es de todos y todas.
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Estas iniciativas, desplegadas a nivel local y global, buscan impulsar la presencia de las mujeres en la ciencia.
Las instituciones educativas de nivel básico, partiendo del currículo nacional, deben incluir programas formativos, talleres, asignaturas, actividades, entre otros, que fomenten el interés por la ciencia y la tecnología desde edades tempranas.
Esta es una tarea que recae en los Estados y que ejecutan los gobiernos de turno siguiendo las directrices de sus cartas magnas y los convenios internacionales en torno a la igualdad de género. El influjo de estas medidas se extiende a colegios, institutos, universidades, centros de investigación, entre otros, en los que deben existir políticas para garantizar la igualdad de oportunidades.
Estos programas, financiados por organismos, instituciones y gobiernos, ya sean nacionales o extranjeros, otorgan becas y ayudas económicas a mujeres en formación y mujeres investigadoras para promover su desarrollo personal y profesional. Por ejemplo:
Becas de la Asociación Americana de Mujeres Universitarias (AAUW)
Becas de la Fundación Forté
Becas de Women in Technology de Zonta International
Becas Women Techmakers de Google
Becas L’Oreal-Unesco
Becas Fundación McNamara
Becas de Women in STEM del British Council
Estos eventos, que pueden enmarcarse en efemérides como el Día de la Niña y la Mujer en la Ciencia, ayudan a resaltar el lugar, el trabajo y la influencia de las mujeres en su campo de trabajo. Además, como se ha mencionado, contribuye a inspirar a nuevas generaciones de mujeres científicas. Es importante visibilizar a referentes femeninos.
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