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La criminalística es una disciplina fundamental para esclarecer los hechos vinculados a un crimen, lo que implica analizar evidencias, así como identificar a los culpables y víctimas. Aunque se suele confundir con la criminología, cuenta con sus propias características y propósitos. En lo que sigue, se presenta la definición de criminalística, sus objetivos y sus tipos de investigación.
La criminalística se define como una disciplina que se apoya en métodos y técnicas científicas para determina detalles de hechos delictivos. En este sentido, engloba el estudio, examen y análisis de evidencias físicas encontradas en una escena del crimen. Según el Diccionario panhispánico del español jurídico (DEJ), se trata de una “ciencia penal que tiene por objeto el esclarecimiento del delito y la identificación del autor y la víctima, valiéndose para ello de técnicas y tácticas dirigidas a la investigación, explicación y prueba de los hechos criminales”.
A través de rigurosos estudios criminalísticos, se busca entonces establecer la relación entre el sospechoso, la víctima y la escena del crimen. Esta disciplina es además un auxiliar del derecho penal, ya que contribuye significativamente en la administración de justicia. Hay que recalcar también que la criminalística es una disciplina que se apoya en diversas ciencias naturales y sociales para lograr sus objetivos; es decir, recurre a la medicina legal, la medicina forense, el análisis químico-biológico, las ciencias naturales, la psicología forense, entre otros. La investigación criminal, de esta manera, procura analizar pruebas y proporcional información precisa y confiable para que pueda ser utilizada en procesos judiciales.
La criminalística y la criminología son dos campos distintos pero complementarios dentro del ámbito de la investigación criminal. Mientras la criminalística se enfoca en el análisis científico de las evidencias físicas para resolver crímenes, la criminología estudia la conducta criminal y los factores sociales que la influyen. En el DEJ, se recoge la siguiente definición de criminología: “Ciencia penal empírica que tiene por objeto el delito, el delincuente, la víctima y el control social y que analiza el crimen como fenómeno individual y como fenómeno social, utilizando un método causal-explicativo”.
En este sentido, la criminología busca entender las causas del comportamiento delictivo desde un punto de vista sociológico y psicológico, de tal manera que proporciona un marco teórico para la prevención del crimen y la rehabilitación de los delincuentes. En contraste, como se ha mencionado, la criminalística emplea el método científico para analizar las pruebas y ayudar en la resolución de investigaciones criminales.
Los objetivos que rigen la labor de la criminalista son los siguientes:
Realizar una investigación rigurosa y sólida para brindar pruebas científicas en torno a un hecho delictivo.
Establecer cuáles fueron los hechos del crimen, de tal manera que se pueda brindar una reconstrucción del hecho, lo que incluye determinar las herramientas, los actos y la manera en que aquel se ejecutó.
Brindar evidencias para identificar a la víctima
Brindar evidencias para identificar al presunto criminal o al grupo de criminales
Establecer grados de responsabilidad o participación sobre la base de las pruebas.
La criminalística de campo se refiere a la aplicación práctica de los principios de la criminalística en la escena del crimen. Incluye la recolección, preservación y análisis de evidencias físicas como huellas dactilares, restos humanos y materiales químico-biológicos. Este trabajo es fundamental para asegurar que las evidencias recolectadas sean representativas y no estén contaminadas, lo que podría comprometer los resultados de la investigación. Los expertos en esta rama de las ciencias forenses trabajan en estrecha colaboración con otros profesionales, como médicos forenses y químicos, para analizar las pruebas y proporcionar información relevante.
Esta etapa implica la búsqueda meticulosa de huellas dactilares en la escena del crimen; se utilizan, entonces, especializadas para su recolección y preservación. Estas huellas son una forma efectiva de identificar a las personas involucradas en el crimen, ya que son únicas para cada individuo.
Utilizando diversas técnicas como la genética forense y la dactiloscopia, se busca identificar a los sospechosos y víctimas involucradas en el crimen.
Los análisis de sangre pueden determinar la presencia de sustancias tóxicas o drogas, y también ayudar en la identificación de individuos a través de perfiles genéticos. Se analiza la sangre que también se encuentra en objetos o superficies.
Mediante técnicas químicas y biológicas, se busca identificar la presencia de drogas y otras sustancias ilegales en la escena del crimen o en los individuos involucrados.
Esta rama se enfoca en la identificación de personas mediante registros dentales, lo cual es especialmente útil en casos de pérdida de huellas dactilares o descomposición avanzada.
A través del análisis de ADN, la genética forense permite la identificación de individuos, ya que cada uno cuenta con un perfil genético específico.
La dactiloscopia es el estudio de las huellas dactilares y es fundamental para la identificación de personas en investigaciones criminales.
Se enfoca en la identificación de restos humanos y el análisis de lesiones óseas para determinar la causa de la muerte.
La fotografía forense documenta visualmente la escena del crimen, lo que proporciona un registro detallado de las evidencias y condiciones presentes.
A través del análisis de la escritura manuscrita, la grafología forense puede ayudar a identificar a los autores de documentos.
Estudia las armas de fuego, municiones y los patrones de disparo para determinar las circunstancias de los incidentes relacionados con armas de fuego.
Analiza sustancias tóxicas y su efecto en el cuerpo humano. Brinda información para la investigación de muertes sospechosas o intoxicaciones.
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