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En la búsqueda constante de fuentes de energía más limpias y eficientes, las pilas de combustible han emergido como una tecnología revolucionaria con el potencial de transformar la forma en que generamos electricidad y alimentamos nuestros dispositivos.
A continuación, conoceremos la definición de una pila de combustible, las partes que la componen, los diferentes tipos disponibles y las diversas aplicaciones que están dando forma al panorama energético moderno.
Las pilas de combustible o fuel cells son dispositivos que convierten la energía química de un combustible y un oxidante en energía eléctrica, agua y calor. A diferencia de los motores de combustión interna, las pilas de combustible no queman el combustible, sino que lo hacen reaccionar electroquímicamente en una reacción química controlada. De esta forma, se evitan las emisiones de gases contaminantes y se aprovecha mejor la energía del combustible.
Una pila de combustible está formada por tres partes principales: el ánodo, el cátodo y el electrolito. El ánodo y el cátodo son los electrodos donde se producen las reacciones de oxidación y reducción, respectivamente. El electrolito es el medio que permite el paso de los iones entre los electrodos, pero impide el paso de los electrones. Así, se genera una diferencia de potencial eléctrico entre el ánodo y el cátodo, que se puede aprovechar para conectar una carga externa y obtener corriente eléctrica.
Además, una pila de combustible suele tener otros componentes auxiliares, como los colectores de corriente, que son placas metálicas que distribuyen la corriente entre las cerdas; los difusores de gas, que son capas porosas que facilitan la entrada y salida de los gases; y los catalizadores, que son sustancias que aceleran las reacciones químicas sin consumirse.
Existen diferentes tipos de pila de combustible, clasificados según el tipo de electrolito y el tipo de combustible que utilizan. Algunos de los más comunes son:
Usa como electrolito una solución de hidróxido de potasio (KOH) y como combustible hidrógeno y oxígeno. Tiene una eficiencia del 60% y una temperatura de operación de unos 80ºC. Fue la primera pila de combustible desarrollada y se usó en las misiones espaciales Apolo y Géminis.
Utiliza como electrolito una solución de ácido fosfórico (H3PO4) y como combustible hidrógeno y oxígeno. Tiene una eficiencia del 40% y una temperatura de operación de unos 200ºC. Se usa principalmente para la generación de energía estacionaria y para vehículos de transporte público.
Emplea como electrolito una membrana de polímero que permite el paso de los protones y como combustible hidrógeno y oxígeno. Tiene una eficiencia del 50% y una temperatura de operación de unos 80ºC. Es la más usada para vehículos de transporte personal, como coches, motos o bicicletas, debido a su bajo peso, tamaño y tiempo de arranque.
Usa como electrolito un material cerámico que permite el paso de los iones de oxígeno y como combustible hidrógeno, gas natural o metanol. Tiene una eficiencia del 60% y una temperatura de operación de unos 1000ºC. Es la más adecuada para la generación de energía a gran escala y para la cogeneración de electricidad y calor.
Las pilas de combustible tienen múltiples aplicaciones en diversos sectores, como el transporte, la industria, la construcción o el espacio. Algunos ejemplos son:
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