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En contra y a favor del desarrollo sostenible se escuchan muchas voces provenientes de diferentes corrientes de pensamiento socioeconómico, pero lo que en todos coinciden, es que, en España, y alrededor de todo el mundo, existe un problema de vacío en las zonas rurales. Desde que décadas atrás, agricultores y ganaderos, comenzaron a buscar una vida mejor en las ciudades, que les permitiera crecer con sus familias y vivir con más comodidades, el campo se ha ido quedando sin sustento económico, hasta el punto de que, muchos pueblos alejados de las urbes, han quedado abandonados.
El concepto de desarrollo rural sostenible, surge para frenar esta desertificación agreste y reavivar la economía de los pueblos que no han tenido la oportunidad de ofrecer mejores condiciones de vida a sus habitantes, ya sea por falta de recursos o por el poco margen de maniobra que se ha tenido para repensar la estructura social y económica de estos lugares.
¿Has oído hablar de la “España vaciada”? Este es el término que describe el resultado de la emigración que hubo en España entre los años 60 y 70 del campo a la ciudad. Algunos de los factores que impulsaron este movimiento fueron: la devastación que dejó tras de sí la Guerra Civil Española, el aislamiento internacional, el surgimiento del modelo tecnócrata y en definitiva, el deseo por parte de los campesinos de llevar una vida menos sacrificada.
Sin embargo, contemplando al entorno rural desde la visión del siglo XXI, nos damos cuenta de que, abandonar a su suerte a los pueblos del campo, a la cultura tradicional y, en definitiva, a nuestras raíces, no es tan buena idea. Por eso, surge el movimiento para el desarrollo rural sostenible, que plantea algunas soluciones que veremos a lo largo de este post.
En primer lugar, hay que aclarar que, todo lo que suponga “desarrollo” implica cambios, inversiones económicas, gasto de recursos y producción de algunos bienes materiales, por pocos que sean; lo que significa, que, aunque se contemple la parte de la sostenibilidad, nunca será igual para el medio ambiente como “no hacer nada”. Ahora bien, ¿sería posible paliar el desgaste medioambiental del desarrollo con otras iniciativas que vayan enfocadas solo a mejorar el entorno? Sí, y en eso consiste el desarrollo sostenible: por una parte, promover la economía con el menor impacto posible en el medio; y por otra, ejecutar acciones que “curen” los mínimos daños causados por los proyectos para el desarrollo.
Para impulsar la economía y la vida de los entornos rurales, evitando así que esta se pierda, los programas para el desarrollo, deben velar por el entorno natural, ya que este, aparte de ser importante en sí mismo, encierra un gran atractivo para los posibles inversores. A continuación, mencionamos las siete premisas en las que se sustenta un plan para impulsar la economía de un pueblo rural.
La conservación y el desarrollo de las zonas rurales en España, es algo que se lleva estudiando años y para lo que se han ido implementando diferentes tipos de estrategias. Veamos algunas de las más innovadoras que propone la Agenda 2030:
Estas son solo algunas de las iniciativas que sirven de ejemplo para entender cómo será el futuro del desarrollo sostenible de las zonas rurales, pero si te interesa estudiar en profundidad este tema, no te pierdas las formaciones que te recomendamos a continuación.
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Cristina Polo Calvo
COPYWRITER
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