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Cuando llega el verano, un fruto se hace presente en los campos y mercados: el higo. Sin embargo, en esta misma temporada, muchas personas encuentran su aparente hermano gemelo, la breva. A simple vista pueden parecer iguales por su forma y sabor similar, pero, ¿son realmente el mismo fruto?
En este artículo, te hablaremos sobre los higos y las brevas, sus particularidades y sus beneficios nutricionales.
Aunque ambos provienen del mismo árbol, existen diferencias importantes que merece la pena destacar. A lo largo de este análisis, exploraremos sus características distintivas, sus valores nutricionales y la mejor manera de incluirlos en nuestra alimentación para aprovechar sus propiedades.
Tanto el higo como la breva provienen del Ficus carica, conocido comúnmente como la higuera. Se trata de uno de los cultivos más antiguos, con registros que datan de hace más de 6000 años.
Este árbol tiene la particularidad de producir dos cosechas anuales. La primera ocurre a inicios del verano (junio) y da origen a las brevas. La segunda, en agosto o septiembre, produce los higos.
La diferencia principal entre estos frutos radica en su momento de maduración y en su proceso de desarrollo.
La breva es un fruto que quedó sin completar su desarrollo en la temporada anterior y proviene de la madera vieja de la higuera. Se cosecha a finales de junio y principios de julio.
Durante el invierno, este fruto permanece en un estado de latencia, finalizando su maduración al inicio del verano. Debido a este proceso, su tamaño es mayor y su textura más carnosa en comparación con los higos.
El color de su piel varía desde púrpura oscuro hasta negro, aunque algunas variedades presentan una piel verde. Su pulpa es rojiza y fibrosa, con un sabor menos dulce y un ligero toque ácido.
El higo, en cambio, es el fruto que madura por completo en la segunda cosecha, entre agosto y septiembre. Se desarrolla a partir de las yemas formadas en la misma temporada, lo que da como resultado un fruto más pequeño, pero con un sabor más dulce, debido a su mayor concentración de azúcares.
Su piel puede ser de color púrpura, verde o amarilla, según la variedad, y su pulpa es suave y jugosa.
Desde el punto de vista botánico, el higo no es una fruta propiamente dicha, sino una infrutescencia, es decir, un conjunto de frutos. Además, existe la creencia errónea de que el higo es el verde y la breva es la negra, cuando en realidad ambos pueden presentar distintos tonos.
Desde el punto de vista nutricional, ambos frutos son fuentes ricas en vitaminas y minerales, pero presentan algunas variaciones en función de su estado de maduración.
Ambos frutos son relativamente bajos en calorías, aunque los higos contienen un aporte ligeramente mayor debido a su concentración de azúcares. En promedio, 100 gramos de higos frescos aportan 74 calorías, mientras que la misma cantidad de brevas aporta 65 calorías.
Los higos son más dulces que las brevas debido a su mayor concentración de azúcares naturales. Esto ocurre porque maduran durante un período más prolongado bajo el sol, lo que incrementa la acumulación de azúcares. En 100 gramos de higos frescos, hay alrededor de 16 gramos de azúcar, mientras que en la misma cantidad de brevas, el contenido es ligeramente menor.
Tanto los higos como las brevas son una excelente fuente de fibra dietética, esencial para la salud intestinal.
En 100 gramos de higos, encontramos aproximadamente 2,9 gramos de fibra, mientras que en las brevas se encuentra alrededor de 2,5 gramos. La fibra es clave para la regulación del tránsito intestinal y contribuye al mantenimiento de niveles saludables de colesterol.
Ambos frutos contienen vitaminas A, C, K y varias del grupo B, además de minerales como potasio, calcio, magnesio y hierro. Las brevas tienen una mayor cantidad de vitamina C, mientras que los higos pueden contener más potasio.
Tanto los higos como las brevas se pueden utilizar en la cocina de forma similar, aunque su diferencia en sabor influye en su uso en distintas recetas.
Gracias a su dulzura, los higos son ideales para postres, ensaladas y como acompañamiento de quesos y carnes. Su textura suave los hace perfectos para mermeladas y compotas.
Las brevas, al ser menos dulces, son ideales en platos que combinan sabores dulces y ácidos. Son excelentes para asados o en ensaladas de verano con queso de cabra o en platos de caza.
Se recomienda lavarlos suavemente antes de consumirlos y comerlos con piel para aprovechar todos sus nutrientes. Se deben almacenar en el frigorífico y consumir en pocos días para disfrutar su mejor sabor y textura.
La elección entre uno u otro dependerá de la disponibilidad estacional y de las preferencias personales, pero sin duda, ambos merecen un lugar en nuestra alimentación.
García-Pérez, E. (2014). Cultivo y Manejo de la Higuera. Ediciones Mundi-Prensa.
Martín, J., & Delgado, M. (2017). Frutales Mediterráneos: Características y Cultivo. Ediciones Agrícolas.
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