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Los seres humanos, por naturaleza, sienten la necesidad de comunicarse con los demás, ya que este mecanismo permite expresar sentimientos, opiniones e incluso pensamientos. Para qué sirve la comunicación: sigue leyendo y entérate de más.
Un punto que conviene tener claro es: ¿qué es la comunicación? Se trata de un proceso basado en la transmisión y la recepción de mensajes; requiere un emisor y un receptor para que el proceso se lleve a cabo de forma óptima.
Existen diferentes tipos de comunicación y, según cada tipo, puede encontrarse una utilidad distinta; por ello, al hablar de para qué sirve la comunicación es imposible no abordar los tipos de comunicación. Sigue leyendo hasta el final de este artículo.
Antes de comenzar a adentrarnos en este tema, veamos en qué consiste la comunicación. Podemos decir que es un proceso que ofrece la posibilidad de intercambiar información y de iniciar una interacción social con otras personas. Esta acción resulta de gran importancia, pues permite compartir sentimientos, conocimientos, información, gustos y experiencias.
Hoy en día se han desarrollado diversos canales comunicativos a raíz de los avances científicos y tecnológicos, lo que resulta de gran ayuda en las situaciones que requieren comunicación.
Desempeña un papel imprescindible en los grupos sociales. Permite establecer relaciones humanas y facilita la finalidad de entablar una conversación en la que se comparta la información que se desee.

En las distintas situaciones que se presentan a lo largo de la vida resulta necesario desarrollar un tipo de comunicación que se adapte al entorno y a lo que se espera de la persona; por ejemplo, en las empresas la comunicación no es igual que la que se mantiene en el ámbito familiar.
Los tipos de comunicación más usados son:
Consiste en transmitir la información de manera clara y concisa, de modo tal que el receptor no solo decodifique el mensaje, sino que también lo comprenda según las intenciones comunicativas del emisor.
Si la comunicación efectiva se orienta a la interpretación adecuada del mensaje, la comunicación asertiva busca la transmisión de ideas, opiniciones y sentimientos de manera directa y firme pero honesta con el respecto como base. Para que encuentre una forma adecuada, es neceasario el equilibrio, evitando así la agresividad y la pasividad.
Para una comunicación efectiva y asertiva, ha de tomarse en cuenta este conjunto de actitudes:
Comencemos por la comunicación verbal. Esta forma de comunicación se representa mediante el uso directo de las palabras entre el emisor y el receptor; puede considerarse un tipo de comunicación propio del ser humano.
En este punto puede existir cierta discusión, ya que algunos sostienen que los animales también se comunican mediante sonidos; sin embargo, estos no siguen normas gramaticales ni producen nuevos significados según el contexto.
Existen dos tipos de comunicación verbal:
Comunicación oral: se realiza mediante signos orales o palabras habladas; entre sus ejemplos figuran el llanto, los gritos o la risa.
Comunicación escrita: se implementa mediante códigos escritos; entre sus ejemplos están los jeroglíficos, el alfabeto o los logotipos.
Por su parte, la comunicación no verbal tiene lugar sin necesidad del uso de las palabras; en algunos casos se manifiesta de forma inconsciente, por ejemplo mediante movimientos corporales o expresiones faciales.
Una de las características clave de este tipo de comunicación es su procesamiento en ocasiones inconsciente, aunque su desventaja es que la percepción de la información puede resultar muy subjetiva.
La distinción entre ambas formas de comunicación se comprende en sus denominaciones. Así, la comunicación directa consiste en la transmisión clara y explícita del mensaje, por lo que disminuye la posibilidad de malentendidos. Sin embargo, si no llega a ser asertiva, puede entenderse como agresiva. Por su parte, la comunicación indirecta es todo lo contrario: el mensaje es ambiguo o sus detalles se dan de manera implícita, lo que puede provocar suposiciones y problemas de comprensión entre los interlocutores. Veamos algunos ejemplos:
comunicación directa: "Quiero que estés aquí a las 22 h, ni antes ni después, por favor".
comunicación indirecta: "Me parece que hay personas que no se preocupan por los demás cuando hay problemas".
No cabe negar que la cultura y la comunicación responden y dan solución a las cuestiones del sistema que denominamos sociedad. En realidad, la sociedad se define como un grupo de personas que comparten cultura, estilo de vida, criterios, costumbres y demás.
No puede considerarse una situación de comunicación en la que no intervengan las condiciones culturales y sociales.
La comunicación se encarga de transmitir los conceptos, creencias y demás elementos señalados anteriormente.
En la sociedad no solo tiene valor comunicativo el lenguaje y lo que informan los medios; también resultan relevantes los gestos, la forma de vestir, las señas y las miradas. Es preciso entender la comunicación como parte de los procesos sociales y culturales.
Desde el punto de vista de quienes han estudiado ambos conceptos y su relación, la comunicación no puede separarse de la cultura, y esta no puede comprenderse sin los procesos de comunicación que la acompañan.
La perspectiva actual sobre comunicación y cultura busca corregir el olvido o la poca importancia que se daba a las expresiones populares y aportarles el reconocimiento que merecen como procesos de producción cultural. Existen numerosos recursos y trabajos destinados a las políticas de comunicación y a las políticas culturales, pues se ha comprendido que la cultura no es solo una obra estética destinada a personas con recursos, sino que refleja valores de una cultura popular.
Comprender para qué sirve la comunicación requiere analizar sus funciones. Diversos autores han propuesto modelos que explican cómo opera un mensaje según su propósito. Entre los más influyentes se encuentran Karl Bühler (1934) y Roman Jakobson (1960), quienes identifican funciones clave que se observan en la comunicación cotidiana, educativa, mediática y social.
De manera concisa, las funciones principales son:
Función informativa o referencial. Orienta el mensaje hacia hechos, datos o la realidad objetiva. Es común en noticias, artículos académicos o informes institucionales.
Función persuasiva o conativa. Busca influir en la conducta, decisión o actitud del receptor. Se aplica en publicidad, marketing, campañas políticas y cualquier mensaje con intención de persuadir.
Función formativa. Transmite conocimiento de manera estructurada y permite ampliar los saberes del receptor. Se emplea en educación, capacitaciones y materiales de aprendizaje.
Función de entretenimiento. Orientada al disfrute y la atención del receptor. Aparece en películas, series, narrativas literarias y contenidos audiovisuales recreativos.
Función emotiva o expresiva. Transmite los sentimientos, emociones o actitudes el emisor. Por sus características, es importante en la comunicación interpersonal, la literatura, las redes sociales y los discursos.
Función fática. Se orienta al canal de comunicación y su objetivo es asegurar el contacto entre emisor y receptor. Por ejemplo, se usan preguntas, saludos, llamadas de prueba, entre otros. Al decir "oye, ¿me escuchas bien?" la función fática está desplegada.
Función metalingüística. En esta función, se utiliza el lenguaje para explicarse a sí mismo, es decir, se definen palabras, desarrollan conceptos o se verifica la comprensión de símbolos.
Función poética. Esta función se interesa por la estética del mensaje, por lo que es habitual en poesía y recursos literarios en general. Dicho de otro modo, se centra en el "cómo" más que en el "qué" del mensaje.
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