Máster en Neurociencia, Trauma y Resiliencia + Titulación Universitaria
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El motor que mueve nuestro cuerpo de forma física y mental es el cerebro. Procesos como, el sentir amor, identificar objetos, recordar momentos por algún olor, y aspectos similares a estos, son controlados por los estímulos del cerebro. La ciencia no escapa a estudiar todos estos procesos y menos desde el aspecto de la enseñanza aprendizaje. La neurociencia en la educación, es el tema que nos reúne en este post y que nos permitirá aclarar todas tus dudas.
Los procesos del cerebro se dan como reacción a diversos estímulos, pero también, existen afecciones y alteraciones provocadas por lesiones, deficiencias y enfermedades que alteran directamente su funcionamiento, esto también es competencia de la neurociencia.
Iniciemos este paseo por definir ¿Qué es la neurociencia? Es la ciencia que estudia el sistema nervioso, incluyendo el cerebro, la médula espinal y las neuronas (células nerviosas, sensitivas o motoras) de todo el cuerpo humano.
Tiene como objetivo comprender y analizar el funcionamiento del sistema nervioso desde diferentes aproximaciones, utilizando técnicas y metodologías diversas en el proceso de investigación. Estos estudios facilitan la comprensión de la conducta y los procesos cognitivos del ser humano.
Las motivaciones de la neurociencia son de múltiples aspectos, empieza con la percepción, la conciencia, la memoria, el sueño hasta llegar al aprendizaje, razón por la cual se ve estrechamente relacionada con la educación.
Neurociencia y educación se unen para descubrir cómo funciona el cerebro y aprovechar todo ese conocimiento para optimizar los procesos educativos donde se incluye la participación de docentes y alumnos. De manera que la neurociencia, la psicología y la pedagogía conjugan saberes para facilitar la tarea educativa.
La neuroeducación observa cómo aprende el cerebro para adaptar y aplicar esa información en todos los procedimientos de enseñanza y aprendizaje en los diferentes niveles educativos: desde la educación inicial, preescolar, primaria, hasta llegar a la educación superior.
Cuando se evalúa para qué sirve la neurociencia en la educación, inmediatamente resaltan los aportes de sus estudios para ser incluidos en los métodos de enseñanza y en el diseño de estrategias para el aprendizaje. Ciertamente, cada cerebro es único y cada individuo es actor de su propio aprendizaje, pero aun así, existen parámetros generales que se muestran para reproducirse en formas de patrón en la educación.
Es mucho lo que se ha aprendido sobre cómo funciona el cerebro. Este órgano es de vital importancia y se alimenta de las experiencias, se renueva y cambia constantemente; se puede fortalecer o atrofiar sino se estimulan las neuronas para que se conecten con nuevos aprendizajes, transformándose así cada día.
Obviamente, cualquier persona podría deducir que no todas las personas aprenden igual según su rango de edad. Y esto, en sí es muy cierto, aunque en la mayoría de las aulas del mundo, la forma de enseñar es prácticamente la misma o demasiado similar.
Entonces, si la Neurociencia y educación nos demuestran cómo madura el cerebro en las diferentes edades, entonces entendemos que no se pueden aplicar siempre las mismas metodologías en la primaria, secundaria e incluso en la universidad.
En este mismo sentido, la Neurociencia ayuda muchísimo a desenmascarar los principales misterios sobre el funcionamiento del cerebro de los jóvenes adolescentes. Y, a decir verdad, estos conocimientos nunca están sobrando para los educadores cuando tienen un aula repleta de alumnos que están rebosantes de energía, cargas emocionales y hormonas hasta más no poder.
No nos cabe duda que alguien que está completamente motivado aprende muchísimo mejor que alguien que no tiene un interés genuino por el contenido educativo. En este sentido, sabiendo que la motivación se puede convertir en un excelente componente para el proceso de aprendizaje, tenemos que conocer el motivo real detrás de ello.
Por lo tanto, la Neurociencia y Educación nos aportan algunas pistas sobre la importancia de ella y de los distintos estímulos que pueden activar las zonas específicas del cerebro que ayudarán a que los alumnos se centren muchísimo más en las tareas, intervenciones y en todo el desarrollo educativo.
Toda persona tiene un tipo de potencial creativo que de una forma o de otra, y en distintas áreas, puede explotar y desarrollar a conveniencia. La mayoría de las personas pueden pensar que este aspecto está permitido en mayor medida por el trabajo del hemisferio derecho del cerebro, cuando el izquierdo es el encargado de la lógica, aunque no es tan sencillo como esto.
La creatividad es muchísimo más que solo eso y también es inherente al ser humano. Esto significa que toda persona la posee en un grado u otro y que definitivamente, se puede desarrollar al poner en marcha un gran conjunto de redes neuronales que son complejas para su explicación. Es gracias a la Neurociencia y Educación que podemos saber cómo funciona la creatividad y cómo podemos ayudar a fomentarla en las aulas de clases.
El docente, doctor en Medicina y Neurociencia y catedrático en Fisiología, F. Mora señala que el cerebro aprende de una mejor manera cuando existe una emoción. En sí, podríamos decir que muy poco se puede aprender si algo no está mediado por las emociones de una persona. Es, gracias a la Neurociencia que entendemos el gran papel que juegan los sentimientos y las emociones durante el aprendizaje y la consolidación de los conocimientos.
La neurociencia en la educación permite hacer cambios en la organización de las planificaciones en el aula. Por ejemplo, la tradicional forma de los salones de clases entre filas y columnas, un pupitre detrás de otro, con todos los alumnos frente al pizarrón y al docente; se ha renovado gracias a los aportes que hacen los neurocientíficos.
Por ser el cerebro un órgano social que aprende de otros, los expertos en neurociencia han determinado que los pupitres deben ubicarse de otra forma, pudiera ser en círculo para que todos puedan observarse mientras se da el tema en clases, promoviendo así la cooperación y la participación en grupo.
Temas elementales como estos, son los que promueven innovadoras propuestas para que el alumno aprenda y lo haga de forma significativa, es decir, para toda la vida.
Dentro de los procesos de la neurociencia en la educación, se definen estos elementos:
En vista de que el cerebro desarrolla procesos de aprendizajes con esquemas que se repiten, es apropiado que en el ámbito educativo y en sus evaluaciones se haga lo mismo, por ejemplo, una receta de cocina. Se trata de razonar y entender la mecánica de lo que se quiere aprender. Recreemos la situación para visualizarla más fácilmente:
De esta forma, el individuo requiere leer la receta en varias oportunidades, es decir, antes de elaborar una torta, por ejemplo, pero al hacer la preparación ya en varias oportunidades, habrá memorizado los ingredientes y la cantidad que corresponde a cada uno.
Al momento de ejercer la acción de mezcla, cocción y decoración de la torta, será la neurodidáctica quien le complemente la memorización de la receta, pues al momento de hacer varias veces el pastel y practicar algunas técnicas, el proceso de aprendizaje será efectivo finalmente.
En la actualidad, el método tradicional de enseñanza aprendizaje se basa en memorizar de una forma aislada la información, en consecuencia, investigaciones han demostrado que al cambiar la forma o el orden de lo memorizado se olvida, o pasadas 72 horas ya no se recuerdan los datos.
Por consiguiente, la neurociencia en la educación busca vincular las emociones positivas o la inteligencia emocional, para producir aprendizajes significativos. Por ejemplo, si la clase de matemáticas se ha planificado al aire libre, sentados en el césped, con tacos de madera, piedras y plantas, y se representan cálculos matemáticos simples en la etapa inicial, sumando, restando, y así con otras operaciones, el niño podrá captar de mejor manera el aprendizaje, pues se siente en un ambiente donde sus emociones tienen participación.
Para generar continuamente la motivación en los estudiantes es necesario conocer los intereses y desarrollar las estrategias que permitan mantener el deseo de aprender. Hay tres factores que interactúan en la motivación.
De manera que, es deber del docente o responsable del proceso educativo, que se promuevan actividades que activen la motivación en el aprendiz, pero no es solo esto, hay que guiar esa motivación y llevarla hasta el aprendizaje para que realmente sea participativa.
Quiere decir que, desde el exterior, el cerebro recibe información variada que va a descartar o a asimilar dependiendo de la emoción que le genere, impulsando así el sistema neurobiológico de la motivación. Este proceso debe activar el aprendizaje permitiendo así alcanzar los objetivos planteados en la educación y debe darse de forma consecutiva y de manera persistente.
Los neuromitos son malas interpretaciones o afirmaciones que se encuentran fuera de contexto en el área de la neurociencia y que se han estado aplicando equivocadamente en el entorno educativo.
Uno de los neuromitos en la educación más comunes, es la creencia de que los niños de 0 a 3 años están en mayor capacidad de aprendizaje que en otras edades de su vida. Por ello, los padres han optado por fatigar a sus hijos con innumerables actividades en arte, música, idiomas, deportes, entre otros, causando así, niños cansados, agotados y superocupados para jugar libremente y estimular su curiosidad nata.
De manera que, decir que solo utilizamos el 10% de nuestro cerebro, es otro de los neuromitos educativos, pues realmente utilizamos el 100%, lo que sucede es que no somos realmente conscientes de ello y no prestamos la debida atención para que puedan convertirse en aprendizajes, las acciones de nuestra vida cotidiana.
Finalmente, es la neurociencia en la educación quien marca las pautas para guiar a los profesionales de la docencia, en nuevas estrategias educativas que favorezcan el conocimiento y el crecimiento profesional, bien puede aplicarse la neurociencia en la educación superior a jóvenes y adultos en etapa universitaria.
La neurociencia en la educación física, es aplicada para complementar el desarrollo motor y establecer el equilibrio del cuerpo y la mente; así como también la neurociencia en la educación socioemocional para establecer el aprendizaje y el control de las emociones ante estímulos externos causados por el entorno social.
Abordar estos temas, despiertan el interés de investigar y aprender mucho más sobre los poderes de la mente y los avances en materia científica. La neurociencia en la educación es un tema que cada vez consigue mayor aceptación en aulas e instituciones educativas, pues muchos paradigmas se han venido derrumbando gracias a nuevas investigaciones.
En este particular y promoviendo siempre la mejor formación académica, la Escuela de Negocios Euroinnova busca afianzar los conocimientos correctos en torno a la neurociencia en la educación, y ofrece el Máster de Neurociencia e Inteligencias Múltiples para los profesionales en el área que deseen reforzar y ampliar sus saberes.
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