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¿Sabías que tu cerebro está formado por miles de millones de neuronas que están conectadas entre sí mediante sinapsis? En efecto, estas neuronas son las células que procesan y transmiten información en forma de impulsos eléctricos. Pues el cerebro es un órgano complejo con muchas funciones, pero se puede dividir en dos secciones: el cerebro y el cerebelo.
De hecho, este órgano es responsable del pensamiento de nivel superior, como el lenguaje, el razonamiento y la resolución de problemas. También controla los movimientos de los músculos voluntarios, como caminar o hablar. Por eso, cuando algo falla, lo más conveniente es revisarlo de arriba abajo.
En este post, te vamos a hablar sobre la evaluación neuropsicológica como algo esencial. ¿Quieres descubrir todo esto y mucho más? No te pierdas esto que te contamos sobre las evaluaciones neuropsicólogicas, su importancia y sus fases.
Realmente, las pruebas neuropsicológicas no solo se utilizan en el lugar de trabajo para evaluar el funcionamiento cognitivo o para diagnosticar lesiones cerebrales, sino también para una variedad de otros propósitos. Con respecto a las pruebas neuropsicológicas, se emplean en el lugar de trabajo para evaluar el funcionamiento cognitivo y diagnosticar lesiones cerebrales.
Estas pruebas también se pueden implementar para una variedad de otros propósitos, como determinar si una persona es apta para trabajar o conducir, o si tiene una tendencia a la adicción. Las pruebas neuropsicológicas a menudo son administradas por psicólogos clínicos que tienen capacitación especializada en neuropsicología.
Por su parte, pueden usar una batería de evaluaciones diferentes, incluidas pruebas de inteligencia, evaluación de la memoria, pruebas de personalidad, evaluación de la atención y otras, según el propósito de la prueba.
La primera fase de una evaluación neuropsicológica implica la revisión detallada de la documentación previa del paciente, incluyendo informes médicos y psicológicos previos, resultados de pruebas y cualquier otro tipo de información relevante. Esta etapa es crucial para obtener una comprensión completa del caso y asegurarse de que se realice una evaluación y diagnóstico actualizado y preciso.
Una de las tareas fundamentales en una evaluación neuropsicológica es la entrevista con el paciente, un instrumento de diagnóstico troncal para el neuropsicólogo. A través de ella se obtiene información pertinente sobre la historia del paciente, su nivel de funcionamiento premórbido, su situación laboral y escolar, entre otras variables. Además, permite conocer la descripción que hace el paciente de su situación actual, los problemas específicos y su grado de autoconciencia.
Por otro lado, es importante obtener información sobre los patrones de conducta y personalidad previa del paciente para determinar su nivel de ajuste previo y descartar problemas de inadaptación social que puedan estar afectando su estado emocional actual. Asimismo, es recomendable entrevistar a los familiares del paciente, ya que existen diferencias significativas entre la información proporcionada por ambas fuentes.
El estudio del sistema nervioso central y los procesos cognitivos se acompaña de un conjunto de técnicas de exploración complementarias que se aplican en una evaluación neuropsicológica. Las técnicas más modernas pueden clasificarse en dos grandes grupos, en función del tipo de información que ofrecen: neuroimagen estructural y neuroimagen funcional.
Así pues, las técnicas de neuroimagen estructural permiten la detección y localización de lesiones, mientras que las técnicas de neuroimagen funcional ofrecen una correlación más precisa entre las alteraciones funcionales cerebrales y las alteraciones cognitivas y conductuales.
Las escalas breves o pruebas de rastreo cognitivo son herramientas de evaluación neuropsicológica que constan de un conjunto de preguntas variadas en relación con un cierto número de áreas cognitivas. Estos tests se diseñaron originalmente para la cuantificación de los déficits cognitivos en pacientes ancianos, aunque se han aplicado de forma general a pacientes con todo tipo de déficit cognitivos tanto agudos como crónicos. Su utilidad principal es proporcionar una visión rápida del paciente en el contexto de una consulta de neurología o psiquiatría general
Son conjuntos de pruebas que permiten explorar de manera sistemática las principales funciones cognitivas para detectar y tipificar la existencia de un daño cerebral durante una evaluación neuropsicológica. Entre sus principales ventajas se encuentran la posibilidad de estudiar los principales síndromes y alteraciones neuropsicológicas en un tiempo relativamente breve, la obtención de perfiles que caracterizan a diferentes lesiones cerebrales y el mayor control sobre un conjunto de variables que afectan al rendimiento de los individuos. Sin embargo, su falta de fundamentación teórica y la limitación para el análisis específico de los errores que comete cada paciente son algunas de sus desventajas.
Cabe resaltar que no es posible establecer un protocolo único para la evaluación neuropsicológica, ya que la selección de pruebas depende de múltiples factores como el motivo de la valoración, el estado cognitivo del paciente y el tiempo disponible. En el contexto de la rehabilitación neuropsicológica, la información necesaria varía según el entorno terapéutico, lo que influye en los instrumentos de evaluación utilizados.
La evaluación neuropsicológica no solo busca identificar los déficits, sino también medir el grado de cumplimiento de los objetivos establecidos, lo cual es esencial para identificar las estrategias de rehabilitación más eficaces y evaluar el coste/beneficio de los programas. En el ámbito de la rehabilitación neuropsicológica, la medición del éxito de esta es compleja y requiere el uso de medidas objetivas y subjetivas, como la integración laboral, la capacidad para vivir de forma independiente y la calidad de vida.
Las mejoras en las pruebas neuropsicológicas no son suficientes para garantizar la efectividad de la intervención, ya que lo más importante es la mejoría en la situación clínica del paciente y su capacidad para realizar actividades cotidianas. Por lo tanto, se han desarrollado medidas y protocolos de evaluación funcional y psicosocial para valorar el grado de cumplimiento de los objetivos, pero aún se necesita más investigación para determinar cuáles son más sensibles y prácticos.
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