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Los cambios por los que atraviesa el sistema educativo, además de cuestionarse sobre las formas de aprendizaje, también ha puesto en jaque las tradicionales formas de evaluación, dando paso a un modelo que, desde el punto de vista formativo, busca alcanzar el éxito de la actividad educativa con la integración de todos sus elementos. Conoce el motivo por el cual más centros educativos se suman al proceso de evaluación interna externa y participativa.
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Para entender qué es y cuál es la importancia de la evaluación interna externa y participativa resulta necesario hablar un poco sobre el proceso evaluativo en sí. Veamos:
Una de las dificultades más grandes a las que se ha enfrentado el sistema educativo a lo largo del tiempo es en encontrar la forma adecuada para evaluar. Los docentes, como personal responsable de ejecutar estos procesos, a menudo han señalado que esta tarea se encuentra dentro de las más complejas de todo lo que es su ejercicio profesional.
La razón de esto es muy sencilla, encontrar el método de evaluación adecuado y el solo hecho de emitir un juicio de valor sobre el aprendizaje de los estudiantes, supone una preocupación por las consecuencias que puede conllevar.
El enfoque formativo en la evaluación pretende integrar la reflexión de docentes, directivos, equipo administrativo y autoridades tienen sobre los procesos educativos, con la finalidad de valorar el aprendizaje obtenido por los escolares que, especialmente, forman parte de las etapas preescolar, básica y secundaria.
Dicho de otra manera, la evaluación formativa permite reflexionar sobre la calidad del aprendizaje en aula. Los proyectos que se desarrollan bajo este marco deben de constar con tres etapas fundamentales para su correcta ejecución y alcance de objetivos, los cuales son:
Antes de llegar a explicar con exactitud qué contempla la evaluación interna externa y participativa, detengámonos en algunos aspectos que nos facilitará la comprensión de estos términos.
El enfoque de evaluación formativa demanda que se responda a un grupo de interrogantes, tales como, ¿qué se evalúa?, ¿con qué finalidad se evalúa? y ¿qué actores o elementos participan en la evaluación?
La educación tiene como finalidad que los alumnos incorporen nuevos conocimientos a sus mentes que van a influir en sus vidas y su comportamiento. En virtud del objetivo en cuestión, la evaluación interna externa y participativa debe tener como norte calificar los aprendizajes obtenidos por los niños en el ciclo correspondiente.
La finalidad es que los estudiantes aprendan, es decir, no debe verse la evaluación como un instrumento para infundir miedo, se evalúa para determinar los factores que facilitan o causan distorsión en el aprendizaje. En otras palabras, la finalidad del proceso debe ser mejorar las dinámicas de enseñanza y aprendizaje.
Luego de finalizado todo, lo que se busca es la retroalimentación con el alumno de modo que se ubiquen soluciones para mejorar su rendimiento académico.
Participan alumnos y maestros. Para cumplir con las metas es necesario que se encargue de diseñar y promover distintos tipos de evaluación, tomando en cuenta diferentes contextos para que se aseguren el cumplimiento de los logros.
Podríamos afirmar, concretamente en el enfoque formativo, es cuando se usan diferentes criterios, participan diferentes actores y se hace necesario profundizar acerca de la evaluación interna externa y participativa.
La evaluación se basa en un sistema en el que se le hace seguimiento a los avances de los estudiantes, por ende lo ideal es efectuar evaluaciones en distintos momentos que por lo general son al inicio, durante (el año escolar) y al final.
Involucrar un proceso evaluativo que sea lo menos traumático posible para los estudiantes, es esencial para su aprendizaje, además ayuda a mejorar su desarrollo académico.
La mejor manera de diferenciarlas es conociendo sus conceptos, en este sentido:
Es la que efectúa el docente al grupo que ha educado durante el ciclo escolar, es ventajoso este método porque el maestro conoce el contexto de aprendizajes de cada uno sus estudiantes, por lo que es capaz de generar un ambiente en el que el alumno mejore de forma progresiva su rendimiento.
Es la ejecuta un actor ajeno a la escuela, la ventaja es que el evaluador no tiene ningún tipo de relación interpersonal con ningún alumno y puede evaluarlos de manera objetiva, sin embargo, en este punto puede llegarse a desconocer el progreso de los alumnos y conocen muy poco contexto del entorno educativo.
El docente que realiza la evaluación, involucra a otros participantes, como docentes, directores u otros alumnos. De modo que, se propicia el intercambio de ideas lo que repercutirá en el desempeño futuro de las estrategias de enseñanza-aprendizaje, porque se mirará la evaluación desde puntos de vista y criterios diferentes.
En el sistema educativo tradicional se ha implementado un tipo de evaluación que solo busca medir el nivel de conocimiento de los alumnos en cuanto a referir conceptos, sucesos, procedimientos.
Por su parte, el enfoque formativo de la evaluación se plantea a sí mismo como un medio para analizar el comportamiento del proceso educativo, adecuarlo y contribuir con el aprendizaje de los estudiantes durante el trayecto académico, mediante la evaluación interna externa y participativa.
Para realizar una evaluación desde un punto de vista formativo se deben de tomar en cuenta un conjunto de elementos para diseñar, diagnosticar y desarrollarlas.
A lo largo de mucho tiempo se ha buscado satisfacer todos los elementos, el resultado ha sido combinar la evaluación interna externa y participativa logrando implementar una evaluación mixta donde se refuerzan los criterios educativos porque se involucran diferentes actores.
No solo la evaluación formativa se implementa para la mejora de los procesos de aprendizaje en el aula. Existe también la llamada evaluación institucional y evaluación curricular. Por lo general, estos procesos se realizan luego de una consulta con los actores y figuras que hacen vida dentro del ambiente educativo.
Así, es posible que los alumnos sean quienes evalúan el desempeño docente, que el cuerpo docente se evalúe entre sí, al igual que sea capaz de evaluar el desempeño de los directivos y administrativos.
El seguimiento, supervisión y evaluación de cada individuo que integra una comunidad escolar permitirá ejecutar acciones pertinentes que propicien el objetivo final de todas las instituciones: alcanzar el éxito académico.
Todo esto lleva a pensar que el mismo modelo de evaluación interna externa y participativa puede aplicarse a la comunidad escolar, docentes, directivos, administrativos, familiares, personal especializado y otros ambientes.
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