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Cariño, amor, amistad, estos son parte de los estilos de apego a los cuales nos sentimos vinculados gracias al hecho de manifestar algún afecto emocional con otra persona, la cual es una idea clave para nosotros y que de alguna manera nos permite sentirnos unidos.
El apego se trata de un tipo de relación afectiva de gran importancia para nosotros que surge desde la infancia con nuestros padres y familiares, posteriormente esto marcará no solo nuestra manera de relacionarnos con ellos y con el resto del mundo, sino también la manera de ver las cosas. Es por ello que los estilos de apego no se limitan solo al manejo emocional sino que afectan nuestra interpretación del mundo a nuestro alrededor.
Para poder entender un poco más a profundidad la importancia de estas relaciones a continuación te explicaremos en qué consisten y cómo influyen en la vida de cada individuo.
La teoría del apego fue una idea formulada por John Bowlby entre los años de 1907 y 1920, la cual aún sigue en vigencia. Dicha teoría busca explicar las diferencias respecto a cómo la gente piensa, siente y se comporta en las relaciones interpersonales que forma con las personas a su alrededor. Sin embargo, antes de poder enfatizar en los estilos de apego es necesario aclarar una serie de interrogantes.
El apego hace referencia a un vínculo afectivo y de estima que creamos con otros a lo largo de nuestra vida, el primero es con nuestros padres, luego con nuestros hermanos, amigos, la pareja y nuestros hijos. En la psicología este concepto se define como lazos de intensa relación afectiva, la cual se consolida gradualmente con el tiempo y goza de una firmeza mayor a la que se puede tener con otros por medio de solo sentimientos.
Sin embargo, no todos tenemos el mismo método de relacionarnos o vincularnos con los demás, ello dependerá de nuestras vivencias y percepciones respecto a lo que implica el tipo de relación que mantenemos; seguridad, expresión física del afecto o de factores como el temperamento. Es de allí de donde surgen los diversos estilos de apego emocional en las variaciones que surgen del afecto en función de las particularidades de cada individuo.
Una gran cantidad de investigadores han estudiado este fenómeno, creando diferentes teorías de los estilos de apego, complementando la teoría expuesta al principio del artículo. Estas clasificaciones se caracterizan por una amplia gama de conceptos psicológicos, pero para poder comprenderlos a continuación serán explicados de forma simple y resumida.
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En esta sección se puede desarrollar en dos partes los estilos de apego en niños y en adultos, cada uno de ellos se manifiesta de diferente manera, es por ello que es necesario aclarar en qué consisten.
Según estudios realizados, se han observado básicamente cuatro grandes estilos de apego en la infancia, extraídos de experimentos, a través de la observación del comportamiento de los bebés.
De estos cuatro estilos de apegos, solo uno se considera seguro o sano, (que estadísticamente, es el mayoritario) y tres modalidades de apego inseguro. Los cuatro tipos explicados en la teoría de John Bowlby son los siguientes.
Este tipo de apego es aquel donde el niño confía y tiene la seguridad en que sus padres son accesibles, perceptivos y colaboradores con él si se encontrara en una situación de riesgo, por lo que, a partir de esta seguridad, se atreve a hacer sus exploraciones del mundo. Esto se traduce en un niño seguro, curioso, abierto a manifestar sus emociones o comunicar sus ideas.
Cuando ocurre la ausencia de la figura de apego, esto genera malestar y angustia, disminuye su actividad y manifiesta preocupación. Su vuelta es por lo general bien recibida por el niño, si esta no es muy pronunciada no se generan otros estilos de apego.
A diferencia del apego seguro, en el apego ansioso o ambivalente, el niño se siente inseguro de si sus padres serán accesibles, o si lo ayudarán cuando necesite. Esta forma de conducta es reforzada cuando el progenitor se muestra accesible en algunas ocasiones y en otras no; ocurren también por las separaciones y por las amenazas de abandono que muchas veces son utilizadas como estrategias de control conductual por parte de los padres generando un trastorno en el manejo emocional del infante.
Este tipo de apego se desarrolla cuando el niño no confía en que, cuando busque cuidados, los recibirá. Por el contrario, espera ser despreciado, por esta razón intenta volverse emocionalmente autosuficiente. Este tipo de apego sucede por el rechazo continuo de los padres, cuando el niño se acerca buscando alivio y protección.
Es el tipo de apego menos común, y es una mezcla de apego ansioso y apego evitativo; suele observarse en entornos en que las figuras de apego son positivas y a la vez negativas, es decir fuente tanto de satisfacción como de daño. Este tipo de apego es habitual en situaciones de maltrato y violencia intrafamiliar.
Si bien es cierto que la base del apego se da en la infancia, estos no se quedan igual, sino que a medida que el niño va creciendo y volviéndose un adulto el tipo de apego va creando un estilo de pensamiento y de relación interpersonal diferente. En este sentido, hablaremos de tres estilos de apego en adultos:
En promedio, la mitad de la población tiene este tipo de apego, por lo que en la interacción con los demás prevalece la comodidad, la tranquilidad y la confianza, siendo capaz de tener interacciones equivalentes con sus iguales y con otras figuras de apego. Habitualmente surge de niños que no tuvieron estilos de apego inseguro, de modo que pudieron desarrollar sus cualidades apropiadamente.
Una persona adulta con apego evitativo tiende a tener dificultades a la hora de confiar en los demás y a sentirse incómodo en relaciones íntimas. Suelen ser menos sociables, aunque ello no implica que no puedan disfrutar de las relaciones; se caracterizan por evitar utilizar todos sus recursos emocionales para evitar repercusiones que no sepan cómo manejar.
Este apego adulto se muestra cuando la persona siente que es menos valorado de lo merecido, se desea una relación íntima y profunda, pero ello puede generar a su vez una cierta reticencia y miedo. Las relaciones de personas con estos estilos de apego suelen ser inestables, de momentos muy afectivos y en otros momentos esta conducta desaparece.
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